jueves, 2 de julio de 2015

Perdido en el silencio.


Parte cuarta.


"Se dio cuenta que no tenía nada 
que perder excepto su ridícula vida..."

 Farwel.




Las alucinaciones de una agonía (B)

El indómito Sahára.

¿El desierto...?


¡Cómo es que estoy en el Sahara...! ahora sí me jodí, estoy delirando, llegó mi final... un sol de plomo se estaba derritiendo sobre mi cabeza, menos mal a lo lejos se veía un campamento de beduinos al que me dirigí con la angustia del que camina sin una gota de agua en su poder, y caminaba sobre una arena quemante. Y caminaba y caminaba y ya me estaba acercando ya lo podía tocar... ¿qué hacían esa partida de dipsómanos de 'Paloquemao' en la tienda del beduino? tomando cerveza helada, al verme todos levantaron sus botellas y brindaron:  ¡Salud, por la tuya...!

¡Salud!, ¿que puta ironía era esa? me estaba muriendo de sed y no sé de qué otra cosa, cada vez que estiraba la mano para tomar la botella de 'Costeña' helada que el beduino sin cara me ofrecía, veía mi mano al final de mi brazo, enormes, alargados y no podía llegar a ese manjar que los dioses le dieron algún día a los mortales para completar felicidad de la 'Creación', ¡ya casi! el susodicho beduino estaba ataviado con una túnica verde pálido con turbante y tapaboca, solo se le podían ver sus ojos achinados que echaban chispas, ya estaba por atrapar el 'néctar' embotellado, cuando el piso empezó a temblar a moverse y el espejismo de la tienda beduina y los dipsómanos empezó a difuminarse ante mis aterrados ojos, sí, era un maldito espejismo y yo muriéndome de sed y calor.

Y el piso no dejaba de temblar con un ruido estrepitosamente raro, y yo solo podía gritar ¡Nooo!!! por favor no se vayan... el calor llegaba a un extremo fatal... ¡Aguaa...aguaaa!!! salí de la pesadilla con una angustia sublimada por una severa taquicardia. El beduino no era otro que un médico cirujano que trotaba junto a la camilla que vertiginosamente se dirigía a un sitio del que no se definir (o no quiero mencionar) vestido para el quirófano, todo de verde, con gorro y tapabocas, la camilla atravesó el pasillo y pude ver lo que quería ignorar... sobre la punta de mis pies claramente me acercaba a una puerta con un letrero grande que rezaba: 'Sala de cirugía'. Ahora sí que de verdad me jodí pero jodido de verdad, la fiebre era tan alta que temieron por mis meninges, comentaba la auxiliar de enfermería que ya pasaba de 41° (al este del norte o al sur del noroccidente) estaba delirando y perdía mi lucidez y la conciencia del momento... quería dejar de pensar, !pensar¡, sí, dejar de pensar... ¿es mucho pedir? 

Me levantaron de la camilla y me pasaron a una 'mesa' espectacularmente fría, qué delicia cuando mi cuerpo la tocó, (fue mi última delicia orgásmica) alguien con un algodón húmedo de agua lo paso por mis resecos labios, pero no por compasión sino que, pensándolo bien, era para que los tubos se deslizaran mejor por mi orificio bucal y luego la mascarilla de los gases, ¡Adiós...! era anestesia...5.4.3.2---- fuera---- ¡_______________! "Era una llama al viento y el viento la apagó__________".


Fin




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