domingo, 1 de julio de 2018

¡Si tu lo quieres...!

Plácido domingo... dos poesías "encriptadas" de ese lejano año de 1978.

Perder el tiempo jugando con tu pelo...

¡Si tú lo quieres...!

¿Como tener un bello recuerdo sin nostalgias?
yo, que tengo un extraño complejo de enigmas
que deforman mis gestos en absurdos incrédulos,
deseo insanamente ser el prólogo de tus caricias.

Y perder el tiempo jugando con tu pelo...
para poder acallar un solo rato a mis demonios
al besar el delicioso crepúsculo de tus labios
hurgando con mis dedos los recintos sagrados
de tu juventud y eso sin dudarlo se llama amor.

Cuando sigues mi corriente para poder fluir,
no lo olvides: con lo que sobra de tus silencios
me basta y me desborda de locos sentimientos,
ahora solo te pido que te marches, pues ya estoy
borracho de tus caricias y tus besos...

Solo quiero pedirte una pequeña tregua antes
de tu inevitable partida que dolerá como nunca,
con el tiempo te darás cuenta que es más importante
compartir silencios, que sanar heridas hablando.

Ahí solo me queda repasar la curva de tus labios
donde leo una bonita inscripción:
"Creo, amor... que ésto es para toda la vida". 
¡Si tu lo quieres...! 

                                                                 Farwel 1978



En esos lugares tan recónditos...

¡Tu decides...!

En esos espacios sin explorar... 
en esos rincones oscuros y ocultos
en los que he convertido mi vida,
en esos lugares recónditos en donde
trato de esconderme de la realidad,
están escondidas todas mis riquezas.

No hay mapas ni señales que ayuden
al más avezado de los exploradores a
encontrar esa cripta de mi espacio vital.
La vida que está siempre ahí, solo te llama
para darte indicios con los cuales puedas
recorrer esas grietas que ha dejado el tiempo.

Con esas pistas podrás -si te propones-
encontrar el sendero que te llevará al lugar
en donde oculto mis dos mas grande tesoros:
mi sabiduría de toda una vida y la ternura de
mi corazón, para que te quedes si quieres estar.

Para que toques mi alma agotada de pasión,
para que mires al fondo de mis tristes ojos y
acariciando el sonido de mis pasos sobre las
rocas del camino antes de volverte a perder...
puedas sin desconfianza y temor  mirar en mi alma
si mi amor apasionado es falso o verdadero.
Entonces ¡Tu decidirás...!

                                   Farwel 1978

Un muy sentido abrazo de amistad.

Hortensio.