domingo, 3 de abril de 2016

El 'suspiro' de San José y el 'estornudo' del Espíritu Santo.

Te diré algo sobre Dios:
es el peor casero del mundo.
Al Pacino.

Amar no es solamente querer,
es sobre todo comprender.
Francois Sagan

Casi todos los seres humanos tenemos nuestras reliquias y amuletos personales (fetiches) que guardamos con cierta devoción pues podríamos decir que tienen cierta fuerza y nos protegen y ayudan... con ellas en nuestras manos, hablamos y pedimos favores -por lo general- sobre las tres eternas gracias: salud, dinero y amor (creencias animistas); esto tiene un origen que se pierde en la oscuridad del pasado humano: ¡la magia! que ha evolucionado hasta nuestros días ya entrados en la primera mitad del siglo XXI, en donde el dios es la imparable progresión de la tecnología...

En este muy Placido domingo, primero de la primavera, le estoy dedicando esta entrada a mi hermanito menor Juan Pablo Cepero Màrquez, de quien respeto profundamente sus creencias religiosas, además que no creo que ésta simpática narración haga mella en su curtida armadura de cruzado compañero de Elena en Jerusalèn buscando las reliquias de Jesús...

Y las religiones fueron campos abonados para la práctica de esa veneración boba y fraudulenta de alimentar la fe de los ingenuos feligreses en busca de milagros a través de esas 'cosas', que no superan el más simple escrutinio científico y solo sirven a intereses espurios para sacar siempre provecho económico, obrando "milagros" y otros absurdos "favores". En la oscura edad media, se desató un tráfico y 'mercado negro' de reliquias de todo tipo - la mayoría falsificaciones- por ejemplo, se cuentan con 63 dedos de San Juan Bautista y otras más absurdas.

Un brujo o hechicero estudiando amuletos y pociones mágicas.

Había que poner un freno a estas idioteces, pero fue peor. Durante el Concilio de Trento, de 1545 y dentro de las jornadas del 4 de diciembre de 1563 los padres de la iglesia católica ordenaron la veneración de las santas reliquias "auténticas" cuando eran notariadas por la "Sacra Congregatio pro Sacramentis et Culto Divino" quien le asignaba un sello sobre el lacrado del relicario. Entonces podemos encontrar reliquias alrededor del mundo entero de todo tipo, color y pelambre, grandes y pequeñas, hasta gaseosas e invisibles, de absurdas características y ridículas, pero ahí están custodiadas y lo simpático... veneradas. 

Entonces quiero compartirles algunas de las más curiosas reliquias de la iglesia católica, que son sin dudarlo, las más abundantes, siguiendo el orden propuesto por mi fuente, el portal granmisterio.org: Con la aclaración que solo son las relacionadas con Dios, el Espíritu Santo y Jesús... nada de la de los santos, que son innumerables, veàmoslas:

Las túnicas o sudarios con las que envolvieron a Jesús en su tumba; está la de Turín, la túnica de Sangüesa y la de Oviedo... las más famosas.


La mano de María Magdalena, que se mantiene incorrupta, aún cálida y emite un suave y agradable perfume y fue protegida por los monjes ortodoxos del monasterio de griego de Iviron, durante el incendio de 1945, se cuenta que los dos monjes que la salvaron la tomaron en sus manos y cuando la acercaban al fuego milagrosamente, éste se retiraba hasta que se extinguió.

Los pañales del niño 'Dios', se veneran y conservan muy custodiados por los servitas de San Marcello, en Roma.

La única paja o heno del portal de Belén, es custodiada y venerada en Santa María la Mayor en Roma, se dice que era propiedad de los reyes católicos de España.

El cordón umbilical del niño Jesús, sí, del ombligo santo... se le rinde culto en la iglesia de Santa María de Popolo y desde luego, en Roma. Pero se tiene noticia y constancia de que hay otros dos ombligos, uno en San Martino y otro en Chalons.

Las gotas de leche de la Virgen María, se conservan en varios lugares a saber: en la catedral de Oviedo; otra está custodiada por los monjes agustinos de Santa María de Popolo, en Roma. Pero en Belén, se edificó un santuario sobre la roca que milagrosamente se tornó de color blanco tras recibir las gotas de la leche de María, mientras amamantaba al niño Jesús. Lactatio Bernardi, en medio de un trance místico, fue amamantado por La Virgen María, eso dijo él...

Los pelos de la cola del burro que llevó en sus lomos a Jesús, y aunque había dos uno desapareció y el otro se conserva en el Ministerio de Prehistoria Contemporáneo de Roma, en donde también se guarda otro del burro que llevó a María a Belén.-

Un brazo, el corazón, el hígado y la lengua de la Virgen María, se dice que después de haber vagado por mucho tiempo y lugares, acabaron en las habitaciones de San José de Calasanz, en San Pedro Pantaleone, en Roma. El caso se le convirtió en un problema a Pío XII, cuando por allá en 1950, después de haberse encerrado en su cuarto, tuvo la santa "revelación" de que María, la madre de Dios, había ascendido al cielo en cuerpo y alma (enterita)... por alguna falta de información, se le quedaron algunos pedazos aquí en la Tierra, bueno esa revelación, se volvió dogma de la iglesia y nadie lo puede discutir y punto... Pero tampoco fueron capaces -por miedo (temor reverencial)- de deshacerse de las reliquias.

El único huevo que puso el Espíritu Santo, cuando se convirtió en paloma, era propiedad del arzobispo Albrecht, de Mainz. Junto al huevo tenía también dos de las plumas de su cola. Quien diera un donativo "generoso" al visitar las reliquias, en forma inmediata sus pecados por graves que fueran, serían perdonados.
La pluma de Gabriel.

La pluma del arcángel Gabriel, que se le cayó mientras peleaba con Satanás, se veneraba en el Monasterio del Escorial... un día despareció y hoy en día sigue la investigación exhaustiva, para dar con su paradero. En varias iglesias de Italia y Alemania, se encuentran algunas plumas y pedazos de las túnicas de Miguel y Gabriel. Se guarda también la pluma con la que el apóstol Marcos, escribió su evangelio.

El santo prepucio: Como buen judío, Jesús a los ocho días fue circuncidado según la leyes de la Torah. En algún escrito apócrifo se cuenta que una de las esclavas de María guardó el santo prepucio del Salvador en un pequeño jarrón de nardos para conservarlo y se lo dio a guardar a su hijo que era perfumista y con el tiempo Juan el Bautista, se lo regaló a María Magdalena. Y la reliquia se perdió por siglos hasta que un ángel de lo entregó a San Gregorio Magno y éste a su vez se lo regaló a León III. En el saqueo a Roma por parte de las hordas de los Lansquenetes, se perdió de nuevo y es encontrado por unos monjes en un establo de la ciudad de Calcata (Italia) en donde permaneció hasta 1984 cuando de nuevo fue robado... creo que era su triste destino.

La mesa de la última cena; se venera y es guardada por los párrocos de la catedral de Sevilla, con un gran misterio y devoción... pero en otra iglesia de Roma también se asegura que la de ella es la original. Cabe la aclaración de que los judíos jamás usaron ninguna mesa para cenar, lo hacían en el piso, por ello la costumbre de lavarse los pies, y fue Leonardo, quien en su pintura de la "última cena" pintó la mesa alterando la historia y desde luego la costumbre.

La toalla con la que Jesús secó los pies de los apóstoles, después de lavarlos para pasar a comer en el suelo, ésta se encuentra en la catedral de Valencia, igualmente un plato que estuvo presente en èsta cena, se conserva en Génova. Y en el Sancta Sanctorum y en M.P.C. de Rla historoma se guardan increíblemente 13 lentejas y un pedazo de pan, que sobró de aquella cena.

El santo Grial... de Valencia. 

El santo grial o Cáliz de la última cena; La más conocida reliquia de éste cáliz se venera en la catedral de Valencia... otro se encuentran en "El santo Catino" en Génova; "Il Volto Santo" en Lucca, otro en un convento en Lyon y otro en la catedral de Reims.

La corona de espinas, que pusieron los soldados samaritanos al servicio de Roma y que se venera en la catedral de Nuestra Señora de París. Hay otras por ahí rodando por toda Europa.

La de Notre Dame

La sangre de Cristo; Se encuentra en la ciudad de Brujas, en Flandes y una noble hermandad se encarga de la custodia de la reliquia, se guarda en un frasco de cristal de roca que a su vez va dentro de un cilindro de vidrio. Fue José de Arimatea, quien tomó un pedazo de tela y la empapó con la sangre del torturado Jesús. En la basílica de San Juan de Letrán, se venera el agua y la sangre que manó del costado del Salvador.

Los pedazos de madera de la cruz y los santos clavos, son tantos que se dice que se puede construir un barco trirreme que los romanos usaban en la època del imperio.

Los dientes de leche del niño Jesús; 64 de ellos se encuentran diseminados por toda Europa, además varias son la punta de la lanza con la que Longinos atravesó el costado de Jesús.

La punta de la lanza de Longinos...
Los pelos de la barba de Belcebú, que trajo consigo Jesús cuando resucitó después de ganarle la batalla en el infierno y que se guarda y se exhibe en una iglesia de Francia.

Espero que se hayan gozado éste recorrido por éstas extrañas reliquias que son algunas de las que tienen permiso del Vaticano. Claro, el tema da para una segunda y tercera entrega...

Un sacro y venerado abrazo.

Hortensio.


Post scriptum: Casi se me olvidan las reliquias invisibles o "gaseosas"... La reliquia estrella, nada menos que los rayos de la estrella que guió a los reyes magos hasta el portal de Belén. Es misterio de estado como lograron guardar esos rayos en un recipiente, pero se encuentran almacenados en el Vaticano de Roma.

Los rayos de la estrella de Belén.

El suspiro de San José y oìgase bien: Un estornudo nada menos que del Espíritu Santo... En sendas botellas de vidrio se guardaron. No se sabe nada de cómo se guardó ese bendito 'aire' del Santo Espíritu, pero el suspiro de José, el putativo padre de Jesús se cuenta que lo emitió fruto del cansancio y quedó atrapado en la botella de la que acababa de beber. Un ángel las recogió y después las escondió durante siglos hasta que unos monjes que peregrinaban por Nazaret,  las encontraron fruto de un trance místico en la que el ángel les contó los detalles y el lugar en donde estaban escondidas... las llevaron a Francia, donde se veneraron por siglos... ante la importancia de las reliquias El Vaticano las tuvo que incautar, para evitar que algún ateo desadaptado las pudiese abrir y dejarlas escapar. Hoy en día están guardadas en la máxima seguridad del Sancta Sanctorum.