sábado, 21 de julio de 2012

Venus al viento.


En Latino- América, el no bien conocido escritor francés JEAN VIANNEY, (no confundir con el cura) nos regala en ésta oportunidad uno de sus más cortos y sentidos cuentos eróticos que intituló como 'Venus au vent', leerlo es plena delicia y nos muestra su dimensión literaria...oigámoslo:

'La Venus del espejo' de Velásquez
La Benoite era una grande y hermosa muchacha se copiosos atractivos que, desde la edad más tierna había hecho pasar por sus brazos a todos los hombres del pueblo. Diestra, marrullera, astuta, hipócrita, había sabido hacerlo tan bien que nunca la cinta azul de hija de María había ido a recubrir en su vientre que permaneció chato, un niño Jesús clandestino. Así ella era la preferida del buen cura que no cesaba de citarla como ejemplo a todas sus compañeras que, taimadamente, se llenaban de codazos y se agarraban las costillas de risa al escuchar al pobre hombre embarrarse así en pleno error.

La habilidad de la Benoite era tal que, bien que todo el mundo conocía sus aventuras y todos los muchachos se vanagloriasen  de haberla poseído, ni un alma de Venus- al -viento podía proporcionar la prueba y las gentes eran abiertamente tratadas por ella de "jodidos jactanciosos" sin estar en estado de respingar y en medida de desmentirla.

Era a esta astuta hembra a quien se le había puesto en la cabeza hacerse desposar por el Conde de Belassaut. Durante más de un mes ella había tenido cuidado de colocarse en la ruta del Conde y hacerse sorprender en poses de más en más abandonadas y provocantes. Cada vez  que el señor se había acercado a ella, por una sabia maniobra, ella había sabido poner rápidamente una muy grande distancia entre ellos dos.

La Venus de Milo.
Un día, muy alegre,el había logrado atraparla en una granja. Pero contrariamente  a sus costumbres, la caricia bajo el mentón y la palmada en las nalgas no habían tenido ninguna influencia turbadora sobre la muchacha. Riendo, ella se había escapado. El señor de Belassaut había quedado jadeante de la aventura. Era la primera vez que una campesina resistía a una tan neta declaración. Esta derrota lo incitó al juego: era absolutamente necesario que llegara a vencer semejante defensa. Desde entonces puso todos sus cuidados en encontrarla sola en lugares apartados. Y más sus maneras se afirmaban explicitas , más la Benoite parecía ser indiferente a ellas. Por más que había arrugado en más de en más su blusa, su pollera y su ropa interior, la muchacha se mostraba siempre rebelde. Era sobre todo su risa estrepitosa la que lo enervaba.

Al fin un día, en el colmo de su impaciencia, logró hacerla caer. La victoria le pertenecía. La Benoite también. Pero no había extinguido su deseo antes que una serie de cabezas de paisanos se mostrara alrededor.  Testigos astutos colocados allí no menos astutamente por la muchacha. Todo el país en un segundo supo la nueva: "La Benoite acababa de ser volcada por el señor Conde". Nunca derecho de pernada había sido tan oficial.

Bueno, a mi me a gustado y espero que a Ustedes también...

Un erótico abrazo.

Hortensio.