domingo, 3 de agosto de 2014

La Silueta.

De nuevo en este 'Plácido domingo' de nuestras vidas y de nuevo estoy aquí para llenarlo de poesía, de algunas que escribiera en el siglo pasado -aunque suene lejano- y que se mantienen inéditas con lo que siempre había querido verlas escritas aunque sea es éste blog, sacarlas de mis cuadernos y compartirlas con Ustedes... son solo ¡sensaciones! 

La Silueta.
La silueta de los sueños.

Es mi sueño que recurre como potro desbocado,
es mi sueño obcecado que de forma obsesiva...
me sumerge en parajes absurdos y distorsionados
y en los que al cerrar mis ojos la silueta se pone ahí.

¿Cómo pudo apoderarse de ése, mi mundo onírico?
por qué de mi historia siento angustia de no saber
que noche a noche me concita, me llama y me excita,
¿Cómo saber el significado, si solo negra silueta es?

Tengo la intrínseca certeza que se trata de 'esa' mujer.
Sí, mujer que es solo silueta, siniestra silueta de mujer,
presiento con escalofrío el saber quién es, que quiere.
Y siento cómo su vaho frío y fétido mi cara quiere lamer.

No te temo solo te respeto hasta el limite de mi razón,
inerte como todo futuro incierto tu silueta me repugna,
y aunque solo te presiento, la obsesión parece retomar
aquellos lugares a los que a nadie jamás permití entrar.

Pero sabes que aquí estoy y aquí me tienes, solo dime
cuando es mi plazo si no me quieres decir la fecha...
no llamaré mi vida a lamentos lacerantes de estúpida
'sinrazón' ni llamaré en mi ayuda seres fútiles y eólicos.

Y si crees que no lucharé por que no te ataco primero
equivocada estás, sigue incitándome con tu silenciosa
presencia al combate, muéstrame tu fuerza no tu faz
negra, silueta que pretende humillar inoculando miedo.

Mañana por la noche te espero de nuevo pero trae consigo
algo que justifique tu espuria presencia, muéstrame tus armas
que quiero ver tu mefítico poder no tu insoportable silueta.
Por ahora solo te pido de corazón que me dejes dormir.
                                           
                                            Farwel. 1986


Una brizna de Primavera 

Un ocaso en primavera.

¡Oh Medea...! tu que bien conoces y tienes el gran poder
 de devolver la tan añorada juventud a los tristes ancianos,
ruégale a la divina Hécate para que en mi caso lo permita,
mírame... mírame como estoy con todo mi ocaso a cuestas.

Como cualquier mísero mortal a muy mal momento los dioses
decidieron que por todos mis impíos actos lo tenía merecido
éste, uno de los más crueles castigos que se le puede imponer
a un hombre a un agnóstico cínico a un apóstata a un puto ateo.

Y sí, debía pagar un grande costo por la soberbia y la vanidad
que había derrochado a lo largo de mi mísera vida desperdiciada.
Y sí, lo pensaron bien y el cruel castigo no se hizo de esperar...
¡Me Enamoré!...¿Como?... ¿Qué pasó? y lo peor... ¿Quién es ella? 

Ella se llama juventud, y Ella su más preciada flor y Ella está ahí sola
en espera de que tú divina diosa me concedas una 'brizna de primavera'
a cambio puedes tomar a tu antojo lo que queda de mis seniles restos...
mi cansada y decrépita alma que solo sirve de moneda de canje en Hades. 

Y aunque no soy Jasón, tu más grande amor, siempre supe de su esencia.
Por Él, también tú sufriste y ya sabes del dolor de no ser correspondido
¡Apiádate de mi...! solo te pido que me regales, una 'brizna de primavera'. 
                                                                                                         Farwel. 1986

Un abrazo primaveral...

Hortensio.