Y me pregunto en este plácido domingo... ¿Quien no ha escuchado alguna vez en su vida esta bella pero lapidaria sentencia de Marx;?: "LA RELIGIÓN ES EL OPIO DEL PUEBLO" casi todos; pero ha sido ambigua en su interpretación y cómo la han tomado las gentes agnósticas que solo han leído su conclusión, su metáfora completa nace de éste pensamiento: "La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de un mundo sin corazón, el espíritu es una situación carente de espíritu, en consecuencia la religión es el opio del pueblo".
Y yo me pregunto por el opio, ¿es el opio del pueblo? desde luego que sí y desde su milenario descubrimiento por allá en cuarto milenio a.C cuando los sumerios lo habían ya recolectado con el mismo método usado hasta nuestros días es decir haciendo cortes con un cuchillo en la corteza o cápsula verde inmadura que deja escurrir la savia y es raspada cuando se seca en los cortes, el opio fue del pueblo como una de sus más certeras medicinas contra el dolor.
En el ya famosísimo 'Papiro Ebers' descubierto en la zona de Luxor y entre las piernas de una momia
real cerca de 1550 a.C. ya se nombraba a el opio, como una de las sustancias medicinales más importante en la medicina de los antiguos egipcios y en el se pueden leer claramente sus virtudes netamente medicinales como paliativo de dolores, analgésico y sedante... y claro era del pueblo y para el pueblo y su cultivo en la ciudad de Tebas dio el nombre a el mejor opio de la antigüedad: el 'opio tebasiano' que se comprimía en tabletas de color negro y eran exportadas a través de los fenicios por Cartago, Grecia y la Europa de ese entonces... Homero en La Iliada, lo nombra cuando Helena mezcla un 'farmakon nipenses' con una parte de vino y opio para aliviar la pena por la muerte de su cuñado Hector a manos de Aquiles, y al sentirse tan culpable por la muerte de tantos griegos en el sitio de Troya.
Los más significativos médicos de la antigüedad utilizaron el opio en sus curaciones, Hipócrates, Galeno y Dioscórides y Teofrasto. En pleno oscurantismo y prohibiciones del siglo XVI, el gran Paracelso siempre llevaba consigo una buena porción de opio escondida en el cabezote de su silla de montar y lo mezclaba con vino o cerveza y yerbas aromáticas... había inventado el Láudano al que graciosamente le decía "La piedra de la inmortalidad".
En el siglo III a.C. y desde Alejandería, fué el opio la base fundamental de la preparación de La Triaca en su ya famosa fórmula: Eléboro, Castóreo ( materia olorosa proveniente de las glándulas internas del castor y que se usa hasta nuestros días en perfumería) carne de víbora, Escilia y miel como excipiente, y desde luego una fuerte porción de opio. Esta maravillosa droga inventada o recogida mejor por Andrómaco, médico personal del emperador Nerón, llevó a este "gran poeta" incomprendido a dedicarle uno de sus "inmortales poemas". En el medioevo la Triaca veneciana era altamente estimada por su gran contenido de opio.
Y así llegó ésta milenaria sustancia hasta nuestros días no sin antes dejar dos pavorosas 'guerras del opio' en la China que lucho por erradicar los fumaderos de opio que patrocinaban los ingleses para degenerar al pueblo chino y dominarlo. Sus efectos provocan cambio de conciencia, sensaciones de euforia lujuriosa en un estado de tranquilidad física de éxtasis que impide la percepción del dolor, no conduce a visiones fantásticas y no causa alucinaciones, pero sobre todo... 'adormece' como la religión a sus fanáticos y tristemente crea adicción... pregúntele al más famoso de los adictos, el detective Sherlock Holmes o mejor a su creador el escritor escocés sir Arthur Conan Doyle, quien le dió vida en sus novelas por allá en el año de 1887.
Pero sus derivados los opiaceos y la 'morfina' por excelencia, son la mano derecha de los médicos de todas las épocas para calmar dolores intensos e incurables y darle al paciente terminal (oncológicos), un final menos duro y triste aliviando los terribles sufrimientos, crónicos o traumáticos que padecen los pobres y desgraciados pacientes... para ellos es "La Droga de Dios" y la anhelan para paliar sus padecimientos y graves dolores.
Por eso y mucho más, en su parte positiva el opio es 'la droga del pueblo, para el pueblo y por el pueblo' y como las religiones son el opio del pueblo... adormece y lo saca -al pobre enfermo- de la realidad y lo llena de euforia, cuando pasa el efecto se da cuenta de que necesita más opio... se ha convertido en un 'FANÁTICO ADICTO' ¡Dios me libre!
Un eufórico abrazo.
Hortensio.
En el ya famosísimo 'Papiro Ebers' descubierto en la zona de Luxor y entre las piernas de una momia
El gran papiro de la medicina egipcia, en sus 20 metros de longitud está toda la sabiduría médica de la antigüedad. |
Los más significativos médicos de la antigüedad utilizaron el opio en sus curaciones, Hipócrates, Galeno y Dioscórides y Teofrasto. En pleno oscurantismo y prohibiciones del siglo XVI, el gran Paracelso siempre llevaba consigo una buena porción de opio escondida en el cabezote de su silla de montar y lo mezclaba con vino o cerveza y yerbas aromáticas... había inventado el Láudano al que graciosamente le decía "La piedra de la inmortalidad".
En el siglo III a.C. y desde Alejandería, fué el opio la base fundamental de la preparación de La Triaca en su ya famosa fórmula: Eléboro, Castóreo ( materia olorosa proveniente de las glándulas internas del castor y que se usa hasta nuestros días en perfumería) carne de víbora, Escilia y miel como excipiente, y desde luego una fuerte porción de opio. Esta maravillosa droga inventada o recogida mejor por Andrómaco, médico personal del emperador Nerón, llevó a este "gran poeta" incomprendido a dedicarle uno de sus "inmortales poemas". En el medioevo la Triaca veneciana era altamente estimada por su gran contenido de opio.
La cápsula verde inmadura de la 'adormidera' o amapola, en estas se hacen los cortes para que salga la sabia que al secarse se convierte en opio. |
Y así llegó ésta milenaria sustancia hasta nuestros días no sin antes dejar dos pavorosas 'guerras del opio' en la China que lucho por erradicar los fumaderos de opio que patrocinaban los ingleses para degenerar al pueblo chino y dominarlo. Sus efectos provocan cambio de conciencia, sensaciones de euforia lujuriosa en un estado de tranquilidad física de éxtasis que impide la percepción del dolor, no conduce a visiones fantásticas y no causa alucinaciones, pero sobre todo... 'adormece' como la religión a sus fanáticos y tristemente crea adicción... pregúntele al más famoso de los adictos, el detective Sherlock Holmes o mejor a su creador el escritor escocés sir Arthur Conan Doyle, quien le dió vida en sus novelas por allá en el año de 1887.
Pero sus derivados los opiaceos y la 'morfina' por excelencia, son la mano derecha de los médicos de todas las épocas para calmar dolores intensos e incurables y darle al paciente terminal (oncológicos), un final menos duro y triste aliviando los terribles sufrimientos, crónicos o traumáticos que padecen los pobres y desgraciados pacientes... para ellos es "La Droga de Dios" y la anhelan para paliar sus padecimientos y graves dolores.
Por eso y mucho más, en su parte positiva el opio es 'la droga del pueblo, para el pueblo y por el pueblo' y como las religiones son el opio del pueblo... adormece y lo saca -al pobre enfermo- de la realidad y lo llena de euforia, cuando pasa el efecto se da cuenta de que necesita más opio... se ha convertido en un 'FANÁTICO ADICTO' ¡Dios me libre!
Un eufórico abrazo.
Hortensio.