domingo, 2 de febrero de 2014

Un libro 'viejo'...

Soy un amante 'fiel' e irrefrenado de los libros y más si son 'antiguos', viejos y/o usados, de 'segunda mano' o manoseados si se quiere (¿aberración? o deleite) ya que me producen siempre una extraña fascinación que me invitan a abrirlos y a sorprenderme con su provecta y bella calidez...

La magia de un libro 'viejo'

Cada vez que tomo un libro 'usado' entre mis manos, solo atino en pensar, ciertamente, que cada uno de ellos tuvo su momento, tuvo su historia y tuvo su lector; la inmensa mayoría (¿redundancia?) de ellos seguirán su destino, de las manos de su dueño quien lo compró y lo leyó - si bien le va - a la estantería de una biblioteca o sino, a rodar y rodar de mano en mano (prestado o regalado), cual vagabunda, hasta parar en un basurero o como pasto de una hoguera fascista ( recuerdos de un Hitler o un procurador colombiano, ambos de ingrata recordación) o una pira inquisitorial de una Iglesia oscurantista que era dueña de un 'solo y único libro' "sagrado" desde luego, los demás... ¡al fuego!

En la ciudad española de León, en mayo de 20 de 2011, en una planta de reciclaje, entre montañas de basura y papel desechable, arrojados a la basura, apareció y fue rescatada una edición (la que vemos) de la 'Suma Teológica' de santo Tomás de Aquino, fechada en 1581. El tomo contiene la segunda parte del célebre texto escrito en el Siglo XIII. 
Pero me estoy desviando de mi cometido, hablar de los libros 'viejos'; antiguos por su textura y su aspecto, no por su inmortal contenido ni mucho menos por la genialidad de sus autores, solo por su encuadernación, por la arquitectura de su configuración y su morfología, es algo que siempre me ha apasionado, y trato de imaginar su historia... su triste historia al ojearlos, tocarlos y abrir sus gastadas tapas (carátulas) de donde sale ese olor maserado de humedad y antigüedad que solo conocen y adoran los arqueólogos cuando destapaban una tumba del 'antiguo Egipto'... ¡que olor tan inefable! a guardado a moho y que respeto da al tenerlo entre las manos con el cuidado que se tiene al alzar a un bebe recién nacido en su condición de delicado...

Es conmovedor ver un libro con sus desperfectos, manchados de suciedad y con el paso del tiempo reflejado en su mala tenencia... triste muy triste, sólo dan ganas de rescartarlos, pero también ese paso del tiempo dota al Libro de una extraña magia que inspira respeto en su dignidad cosa que carecen los textos editados 'virtualmente'.

Una antigua y hermosísima biblioteca
Si vas a mi biblioteca, más de la mitad de mis libros son viejos y de segunda mano, son mis tesoros y es algo que va más allá del contenido, dan ganas de tocarlos y abrirlos, y para los que como yo aman la lectura y desde luego a el Libro, no me dejarán desmentir que muy pocas cosas son mejores en éste mundo, que tener entre sus manos un Libro y si es viejo y rescatado... mucho mejor.

Me apropio del pensamiento popular que cabe a ésta entrada dominguera, como un anillo al dedo y que dice: 'Lo nuevo no significa mejor'.

Un abrazo de provecta amistad.

Hortensio.