sábado, 28 de marzo de 2020

El desenlace...


No seré tu primer amor, pero
si la mejor de tus historias.
Anónimo



Capítulo final. 

La bruja y el amor.


Al anochecer el joven guerrero y su séquito habìan alcanzado la orilla oriental del Gran Rìo y acamparon a la luz de una inmensa Luna llena con la idea de retomar el camino al amanecer; esa noche sucediò algo inexplicable, los centinelas de turno habìan visto a una hermosìsima mujer entrar desnuda a las frìas aguas del rìo, lo extraño es que jamàs volviò a salir: - ¿Tú la viste...? o fue imaginación mía a - le dijo un guardia al otro que solo murmuró: - Que hermosa imagen la que vimos, pero qué se hizo? era muy real para ser una alucinación. Pero mira allí está su ropa. -Una hermosa túnica de seda de impoluta blancura estaba sobre el césped- cuando el guardia tratò de cogerla, esta se desvaneció ante los ojos desorbitados de los soldados que solo optaron por regresar asustados al campamento, prometiendo no contárselo a nadie puesto que los creerían locos.

El sol despuntaba sus primeros rayos de luz desde las verdes colinas que allende tutelaban al reino de Tarki, luego de un frugal desayuno y cuando William abrió la portezuela del carruaje de la bruja no la encontró ...: - ¡Guardias!, dònde està mi esposa. El que había llegado primero a la presencia del marido solo pudo decir :- No la he visto Señor, por mi puesto no ha pasado. No habìa acabado de dar explicaciones cuando desde el otro lado de la verde y ondulada vega, y a lo lejos apareció la enjuta y jorobada bruja con su paso cadencioso, todos la vieron pasar rumbo al carruaje con cierta repulsión y el héroe de Tarki la ayudó a subir no sin antes recriminarle: -Nunca te vuelvas alejar de mi presencia sin mi permiso, son epocas muy dificiles y no sabrìa manejar la situación si algo te pasará y esa fue mi promesa matrimonial...¡cuidarte!.

La ninfa del agua...

Levantaron el vivac y se encaminaron hacia el ponteadero en donde descansaba una gigante plataforma hecha de grandes troncos de madera y amarrada a dos grandes columnas de cuyas cimas se desprendía una gran polea y una soga o camello tejido de grandes dimensiones que cruzaba el río hasta la otra orilla casi a ras de la fuerte corriente.

Ya en la otra orilla, estaban en el condado y la caravana siguió rumbo a vieja casona fortificada que era el centro administrativo y militar de toda la región una horas después estaban ante la imponente edificación y aunque la noticia de ese matrimonio anormal ya había llegado hasta los rincones más alejados del imperio, los habitantes de la comarca le dieron la bienvenida al guerrero insigne. Muy preocupados pero resignados vieron descender a la bruja en compañía - cosa rara- de un fraile- del carruaje y entrar por la puerta principal de la soberbia casona Aventina, en donde William dio las órdenes pertinentes de la acomodación de la hechicera y en la alcoba principal y que la servidumbre le atendiera hasta el más mínimo capricho.

Después se propuso recorrer, en compañía de sus hombres de confianza, todo el condado y conocer todos los poblados de la región y hacerse conocer como el nuevo amo y señor de la comarca aventina; en eso se le fue todo el día. Entrada la noche arribaron a la casona y William se dirigió a su pequeño cuarto aledaño a la habitación señorial. Al pasar por el frente escucho ciertos ruidos que le intrigaron y se propuso entrar de sorpresa a la misma, pero el sorprendido fue él. En el interior de encontraba una hermosísima mujer rubia, de esbelta figura y vestida de con una túnica de seda de impoluta blancura que parecía brillar en la penumbra de la habitación que trascendía de un suave y fresco aroma...

Beth...

- ¡Quién es Usted, conteste! y en dónde está mi esposa, -instintivamente se llevó la mano al cinto tomando su daga dorada- Ella cruzó sus brazos y sus blancas manos sobre su vientre bajo y esperó tranquila el embate del desconcertado joven.
- Dígamelo o aquí mismo la haré confesar por la fuerza, donde está mi esposa y qué hace Usted aquí, conteste, -ya había llegado frente a frente ante la 'diosa' que le miraba con ternura. - No pudo separar su mirada de los celestes ojos de la hermosa mujer, cuando pudo romper el embrujo acariciador de esa mirada, retrocedió y sacó la daga y la apuntó hacia Ella como para iniciar un ataque...
- Espera, -dijo con una dulce y suave voz- soy Beth.
-No me mienta, esto no puede ser - y se puso a recorrer la instancia en una búsqueda inútil de la bruja- explíqueme o no respondo de mis actos...
- Por favor escúchame... así como tu rey, fui víctima de las infamias siniestras del conde Jhon, cuando mi padre se opuso a darme en matrimonio cuando aún era una niña, pues sabía que estaba muy enfermo y pronto moriría, el heredaría todo por ese matrimonio, desde luego las tierras de mi familia pues era única hija. Mi padre al sentir que se moría escribió una carta al padre de Edward pidiéndole que me protegiera, mientras tanto, me escondió en la cueva de la montaña negra, pero para mi desgracia la carta fue interceptada por Morgana que me encontró en mi escondite matando a mi mamá quien me cuidaba. Y así lanzó su poderoso hechizo sobre mí. 
-¿Y cuál fue ese hechizo que te tiene ante mi de una forma diferente y no como la bruja con la que me casé... no lo puedo entender?
-Fue simple pero a la vez muy complicado. En el día sería una bruja y en la noche recobraría mi imagen natural, esto hasta que cumpliera los veintiún años cuando me casaría con el Conde, mientras que Morgana se encariñó conmigo y me empezó a enseñar su magia como una aprendiz para que algún día la reemplazara. Así crecí lo suficiente como para empezar a urdir mi venganza y fui descubierta y el hechizo se hizo perpetuo, pero como todo hechizo es susceptible de romperse y mientras no lo pueda hacer, mi desdicha es seguir en este estado de cosas. En el día bruja ante los ojos despreciativos de todos y en la noche tengo que salir a llorar hasta el amanecer toda mi desdicha.
- Y yo que puedo hacer para ayudarte, si es que es verdad todo lo que me has contado, es mi deber pues ahora soy tu esposo...
- Nada, ya has hecho lo suficiente con haberme desposado... ahora, por favor déjame salir, tengo que cumplir con mi hechizo o voy a morir si lo incumplo.

El formidable guerrero trató de impedirle el paso, pero ella lo apartó con con delicadeza, más bien con suavidad, este quedó petrificado y no pudo impedir que saliera. Esa noche no pudo dormir esperando la llegada de su esposa convertida en bruja... no podía quitarse de su mente esos divinos ojos azules llenos de tristeza, y se repetía una y otra vez que tenía que haber algo para romper el hechizo y así transcurrieron las horas hasta que el gallo cantó en lejanías y sintió unos pasos casi inaudibles cuando salió al pasillo Beth, convertida en bruja acababa de cerrar la puerta de su cuarto, había dicho la verdad: - Mejor la dejó descansar, esta noche la visitaré y algo tendré que hacer, pensó para si.

El ocaso pintó el cielo de rojo sangre envuelto en rayos dorados que le daban la despedida al día y la noche llegó, William se despidió de sus amigos y entró en la casona subiendo a trancazos la distancia que lo separaba de su esposa. Abrió la puerta y ella estaba allí sentada al borde de la cama. Hasta ahí llegó y de rodillas le tomó las manos entre las suyas y le susurro : - Dime lo que debo hacer, anoche no dormí pensando en tí, dime que hacer, tú conoces el hechizo. Ella levantó su mirada y sus ojos anegados de llanto le miraron como suplicantes, el captó el mensaje, la hizo levantar y sin poder pensar en lo que estaba haciendo, simplemente la besó... ella se desmayó y no recobró el sentido sino después de unos angustiosos minutos.

William y Beth...

-Solo dime que me amas...
- Te amo desde ese primer momento que miré tus ojos. Y de nuevo la besó con ternura.
-El hechizo se ha roto y dos eran las condiciones de Morgana, una que debía casarme con un noble caballero y ya lo eres, pero la más importante, que me llegase a amar y ese primer beso fue puro y lleno de sentimiento. Gracias esposo mío.

Y sí, vivieron felices, desde luego comieron perdices y la comarca floreció de prosperidad así como la familia del guerrero y la bruja, -perdón - la bella dama Lady Bheth y como por arte de magia el tío Jhón fue desterrado más allá del 'Mare Nostrum' y de Morgana no se volvió a saber nada, el hechizo de amor fue más poderoso. El rey Edward, se casó por conveniencia con la hija de otro rey y la paz no tardó en llegar al Imperio...


Fin.




  Un abrazo lleno de retorno.

Hortensio.

La bruja y el amor.

Usted cree en lo desconocido,
yo en lo que puedo conocer...
H. Farwel.


Capítulo tercero

Empezaba el cielo a teñirse de rojo y oro anunciando el crepùsculo de ese día cuando bajaron el puente levadizo para cruzar el inmenso foso que resguardaba la fortaleza del castillo y tanto la tropa como la gente que habitualmente se encontraba dentro de las murallas empezaron a salir estupefactas al ver a su héroe pasar con la bruja que atenazaba su cintura al paso cadencioso y firme del hermoso animal que se encaminaba al frontispicio del gran salón del trono. William, de un salto dejò la cabalgadura y tomó a la anciana por la cintura y como si fuese una pluma la depositò en el suelo.

El castillo de la historia...
Las pesadas puertas se abrieron y los dos franquearon su umbral... en esas y como si hubiese visto al mismo demonio apareciò Roberth :- Sir William, su Majestad ¡està agonizando! ràpido, no hay tiempo que perder. Pasaron por detrás del trono y se encaminaron a las escaleras que subìan a los demás niveles  y en ese tercero estaban las habitaciones reales, abrieron las custodiadas puertas e ingresaron, en el fondo se podìa claramente ver al agònico rey respirando con dificultad sus últimos momentos de vida. La bruja mirò hacia la ventana en cuyo marco se encontraba un cuervo negro, cuando se encamominò hacia el pajarraco, èste emprendiò el aleteo emitiendo un ruido gutural que helò las venas de los presentes, entonces nuestra bruja gritó : - ¡Morgana! 

Cierren las ventanas gritò Roberth a los demàs sirvientes, Beth, estaba sacando sus pòcimas en una mesa aledaña, pidiò un vaso de vino y en èl vertiò el menjurje que habìa preparado, cuando se iba a acercar al moribundo, el protomédico se le atravesò y trato de oponerse a las intenciones de la bruja, entonces se oyò la fuerte voz del guerrero que le gritò: ¡No se le ocurra tocar a mi prometida! el silencio y la sorpresa se apoderaron de los presentes. Abriò el libro de los hechizos roìdo de polilla y en un idioma que parecìa un latìn muy primitivo, con su vocecilla de anciana, recitó unos versos inentendibles, tomò la copa y le dijo a su prometido que le levantara levemente la testa real, acercò el borde a los labios resecos y dejò caer el contenido por su garganta.

La expectativa era total, la bruja cautelosamente se retirò a lo màs oscuro de la habitaciòn y el sacrificado amigo sostenièndo el cuerpo real empezò a sentir que se agitaba, de pronto hizo una muy fuerte y profunda aspiraciòn que llenò sus pulmones y exalò abriendo los ojos desmesuradamente, estos se encontraron con los de su amigo: -William, què haces aquì, debieras estar en la frontera... ¿que ha pasado? porquè estoy en cama y rodeado de todos estos vagos... ¡Roberth, mi capa! se fue a incorporar pero no pudo, el cansancio parecìa superior a sus fuerzas. Su amigo lo depositò nuevamente en el lecho y le dijo: - Su majestad, estaba agonizando y lleva màs de una semana delirando con fiebre y por ùltimo hoy casi no respiraba, temìamos lo peor.

El siniestro aroma del hechizo...
- Còmo es posible -susurró el rey- si esta mañana estaba de lo mejor y... ¿que dijiste, una semana en cama? que pasò. El guerrero que no se apartaba de su lado le comentò frìa y llanamente: -Lo envenenaron con un hechizo y creo saber quien fue, mi prometida gritò un nombre: Morgana, ¿le dice algo ese nombre...? se quedò callado y cerrando los ojos habló en voz casi inaudible. -La hechicera que tratò de matar a mi padre y amiga de mi tio, viejo traidor le harè pagar lágrimas de sangre... menos mal mis mèdicos lograron sacarme de este trance tan terrible. :- No su Majestad,  ellos no pudieron hacer nada, era un hechizo y muy fuerte. El rey tratò de incorporarse tomando el brazo de su amigo y como pudo gritò:- ¡Beth, maldita bruja déjate ver!

La pequeña, apestosa y horrorosa bruja empezò a emerger de la penumbra como temerosa de la ira del rey y se detuvo a cierta distancia: -Te dije que si te volvìa a ver te cortarìa tu inmunda cabeza, bruja traidora... Entonces, la pequeña mujer pareciò crecer y brillar de repente y con potente voz  habló: -Edward de Tarkin, esperè por muchos años este momento para reivindicar mi nombre y el de mi familia que fue mancillado por su maldito tío, El Conde Jhon y la conjura que hizo en copañìa de Morgana, quien odiaba a tu padre por que la rechazò en matrimonio y como venganza le ofreció tu vida para derrocarte y acceder al trono, todos fueron testigos de su presencia hoy aquì, de tu vida ya nada quedaba, solo el amor fraterno de tu amigo William te pudo salvar, ese era uno de los requisitos para romper el hechizo, el cariño sincero de un hermano que sacrificò todo por salvar la tuya.

-William, ¿es verdad lo que dice este engendro del demonio que tratò de envenenarme con 'Acua Tofana'  por orden de mi tiò...? Con voz fuerte, para que fuera oìdo por los presentes le contestò: -Me temo que todas y cada una de las palabras de mi prometida, son ciertas y solo Ella podìa salvarte y asì lo hizo. El imperio le debe gratitud. Se incorporò del todo y se puso de pie tomado del brazo de su amigo y hermano: - Un momento, explicame eso de que la bruja- señalàndola con el índice lleno de desprecio - es tu prometida... :- Era el precio de tu vida y empeñe mi palabra.
La nueva tierra del Conde William...
No sin opociciòn, el rey como testigo y un fraile mendicante, antiguo amigo de la familia de Beth, los caso en la capilla privada del palacio. Agradecido por el sacrificio de su mejor guerrero y amigo, les regalò un condado que quedaba allende el riò grande y le concediò el tìtulo de Conde Aventino. El nuevo noble saliò del castillo y en la puerta fue despedido por el rey con un fuerte abrazo. Montò su noble alazán y presidió la caravana de la carroza de su esposa y el pequeño ejército de su guardia personal. Era primavera, cuando bajaron el puente de la fortaleza y empezò a cabalgar sobre él, el sol que le daba de frente lo acariciaba y el viento llegaba cargado de aromas primaverales. Estaba muy tranquilo, ignorando su destino pues no presentìa lo que el futuro cercano le depararìa...

Continuarà:

De nuevo un abrazo a la distancia.

Hortensio.



miércoles, 25 de marzo de 2020

La bruja y el amor..

Todo viento por fuerte que sea es una caricia
cuando enfrentas un problema con desiciòn.
H. Farwel.

CAPÍTULO SEGUNDO

Tras una corta jornada, William estaba parado frente a la boca siniestra de una cueva que había sido  horadada al borde de la montaña de granito oscuro, entrò con paso firme pero cauteloso con su daga dorada en la mano por un pasadizo iluminado tenuemente por unas pocas antorchas mortecinas que dejaban ver las delicadas telas que las arañas por años habían tejido, el piso irregular estaba tapizado de toda clase de huesos y porquerías, las ratas entraban y salían a sus anchas pero lo peor era ese olor acre y rancio que asaltaba a golpes su nariz y se hacía cada vez más penetrante y nauseabundo...

La bruja de Goya.
Al cabo de un corto recorrido que se le hizo eterno, al dar una sinuosa curva el pasadizo desembocó en una amplia e iluminada caverna, sitio del que sin duda salía ese asqueroso olor; atiborrada de todo tipo de trastos y elementos desconocidos, en el centro de ella se veía de espaldas una figura pequeña y vestida de harapos oscuros que echaba cosas en un gran caldero suspendido por una gruesa cadena sobre una hornilla de llama viva y sostenida.

Caminó al encuentro de la bruja quien sin voltear a mirarlo y sin inmutarse hizo oír su tenue pero muy clara vocecilla de anciana cuando le dijo: -Lo esperaba desde hace mucho tiempo, ahora, ¿que quiere el invensible hèroe de Tarkin de ésta pobre mujer desarraigada del mundo por orden de un hechizo y de un rey que fue engañado por su propia familia para que me desterrara a èsta inmunda pocilga por una infame acusación? Desconcertado ante el inusual recibimiento no encontró más palabras que decir: - ¡Te necesito, mi rey está muriendo y solo tu lo podrás salvar! Pero solo obtuvo por respuesta una risita siniestra Jijijiii..: ¿Quien te dijo que yo soy la persona que pueda lograrlo o que quiera hacerlo? y lentamente empezò a volver su enjuto y encorvado cuerpecito dejando ver su abominable rostro; disimulando su asco le dijo...:- Un viejo sirviente que conoce tu historia y sabe de tus poderes... - Ha el viejo perro de Roberth.

El silencio parecìa pesar entre las miradas del apuesto general y la horripilante bruja, ninguno bajó la mirada ni se arriezgò a decir la primera palabra que romperìa ese silencio de cristal; y fue ella la que con una furia indisimulada le contestò:- En definitiva ¡No y No! no soy la persona indicada el hechizo a que fue sometido tu rey es muy poderoso y viene del màs allà. Tratò de dar la espalda pero Willian sin pensarlo la tocò sintiendo una descarga eléctrica que casi lo bota al piso. :- No me obligue a llevarte por las malas al castillo, mi amigo se èsta muriendo y el reino corre un peligro inmenso. Su voz se sintiò enérgica pero a la vez suplicante. :- Solo contèstame: ¿hasta donde irías por ver a tu amigo sano del poderoso hechizo?... sin dudarlo le contestò: -Darìa mi vida por verle bien. - Entonces, solo hay una manera de que yo salga de esta maldita cueva y vaya a la corte a salvarlo... El guerrero hablò: - Solo dime el precio y lo obtendrás, tienes mi palabra de Honor.

La bruja y su cueva...
El silencio volviò a brotar y de nuevo la bruja lo rompiò en forma categòrica y erguida la mirada le dijo : - ¡Solo exijo que te cases conmigo! El asombro cubriò el rostro del joven guerrero quien al cabo de unos segundos solo contestò: -Tienes mi palabra. La bruja quedò anonadada, espantada literalmente hablando, no lo podìa creer, ¿era tanto el amor fraterno que no le importò semejante sacrificio? Como una estatua y moviendo solo la cabeza ordenò a la abominable mujer que se pusiera en camino.:- Tengo que recoger algunas pociones y mi hermoso libro de hechizos, no demorò en hacerlo se puso su capa con capucha y se encaminò a la entrada de la cueva seguido por William...

El formidable guerrero montò su corcèl y estirando la mano a su prometida la levantò hasta la grupa de la noble bestia tomando un atajo secreto que solo ella conocía, si apuraba el galope llegarìan antes del anochecer.

Continuarà:




Un abrazo fraternal...

Hortensio.







lunes, 23 de marzo de 2020

La bruja y el amor...

La opinión pública es como el fantasma de un castillo,
nadie lo ha visto jamàs pero todos le tienen miedo.
H.Farwel

Un fuerte abrazo (virtual) desde ésta Bogotà en "Cuarentena"... En este verdaderamente atípico lunes, hoy con un cuento de Farwel, dice ser una variaciòn de un antiguo cuento que escuchó cuando era niño, es una historia de esas que dejan una moraleja que cada quien, -en su acomodo- busca... y este dice así:

La bruja y el amor...

Capítulo primero
Èrase una vez hace mucho pero mucho tiempo, en un reino muy lejano perdido en la 'bruma de la noche de los siglos' en donde existìan dioses, dragones, hechiceras, héroes, guerreros mitològicos y todo tipo de criaturas y desde luego, reyes legendarios, que uno de estos hombres mìticos hechos leyenda, una noche de un dìa, simplemente enfermò...
La vida se va de Josè Cukier.
Se trataba del rey Edward de Tarkin, quien mantenìa las fronteras de su imperio en constante hostigamiento por parte de las hordas nòmadas de los hombres de las lejanas estepas y por otra parte no menos peligrosa, una permanente lucha intestina contra las fuerzas oscuras y conspiradoras de su ambicioso tìo el Conde Jhon, quien aspiraba a la corona por sentirse heredero de mejor linaje. En este panorama se le iba la vida al joven monarca que solo veìa por la tranquilidad y la paz de sus súbditos, quienes lo adoraban como su líder.

Como dice el cuento, una noche se acostò a dormir y no volviò a despertar aunque seguìa vivo y su condiciòn empezaba notoriamente a deteriorarse, los dìas pasaban y los mèdicos del reino no podìan dar con la enfermedad ni mucho menos con su cura y cada vez estaba peor, un dìa llegaron a la unànime concluciòn de que estaba siendo envenado con 'Acua Tofana' ese fuerte veneno que no deja rastro.

Entonces ante la grave situaciòn del rey, llamaron con urgencia a William su mejor general y amigo que se encontraba en la frontera conteniendo un embate de los invasores de las lejanas estepas del oriente, cuando llegò ante el lecho de su amigo no pudo contener las làgrimas de verlo tan decaído y en ese estado de postraciòn pues no volvió a recibir bocado alguno y solo se esperaba su muerte.
A la habitaciòn entraron esa mañana dos criados para hacer el aseo y abrir las ventanas para airear el ambiente, y observaron que a su lado estaba el general que habìa pasado la noche junto al lecho de su amigo... uno de ellos el màs anciano, le comentò al otro en voz baja : - Su Majestad està hechizado...

El rey...

El héroe de Tarkin, alcanzò a oír el murmullo con claridad y poniéndose de pie se dirigiò ante el asustado sirviente que cogiò por la camisa: - ¿Què fue lo que dijiste? ¡Repìtelo...! el pobre no tuvo màs remedio que volver a decir su comentario esta vez ante la cara ensombrecida del general: - ¡Que su Majestad està hechizado! no envenenado como dice el mèdico, si me permite mi humilde opinión, general... - Mas te vale que me lo expliques bien o te mando cortar la cabeza. El anciano siervo con voz trèmula dijo: - En todos los años que tengo he visto los estragos que hace el veneno del 'Acua Tofana' el que la toma no dura vivo más de tres dìas y su Majestad va para la semana, además la vìctima muere con el mismo semblante que el dìa que la tomò, pero Èl ha recibido alguno que otro caldo y su piel ha empezado a tornarse amarilla, los médicos se equivocan... su Majestad, està hechizado.

El sorprendido general soltando la camisa del viejo criado, como un niño ingenuo le preguntó : ¿Y qué puedo hacer...? y èste con gran serenidad, esa que dan los años, le dijo: -Solo una hechicera puede romper el hechizo de otra, y Usted conoce a la bruja Beth y la historia por la que el rey la desterrò de la corte a la 'Montaña Negra', Señor... nada se pierde si le consulta qué le pasa al rey, bùsquela pues si algo le llegare pasar a su Majestad, el imperio entrarìa en un gran caos. El apuesto guerrero agachò la cabeza y se quedò pensando unos segundos: - ¿Como te llamas?, se voltiò a mirarlo: -Roberth, señor... también servì al padre de Edward y he sido su ayuda de cámara desde que ascendió al trono.

El general y amigo...
- No se diga màs, estoy seguro que detrás de esta infamia està el Conde Jhon... voy a buscar a esa bruja y la traerè aunque tenga que arrastrarla del pelo, ayúdame con mi armadura y que preparen mi corcèl, salgo de inmediato no hay tiempo que perder. Tres horas despuès ya estaba en el condado vecino en donde a la distancia se podìa ver la imponente roca de granito oscuro conocida como la 'Montaña Negra' y hacia allì se encaminò con toda desiciòn aunque la tupida maleza le impedìa avanzar con rapidez. Al cabo de una interminable jornada encontrò un claro y allì descansaron con su viejo amigo de batallas cuando el sol ya estaba en su zenit.

Al comenzar la tarde, el apuesto héroe jefe de los ejércitos de su Majestad, estaba parado frente a la boca de una cueva, tal y como se la habìa descrito Roberth, el viejo y fiel sirviente.

Continuarà...




Un abrazo desde èsta prisiòn domiciliaria...

Hortensio.