domingo, 28 de abril de 2013

El canto del cisne



Y me preguntaba... ¡no sabía que por Boyacá existieran cisnes!

Una hermosa pareja de cisnes 'enamorados'.
Y mi casual acompañante en aquella hermosa y acogedora tarde que decaía sobre el pueblo más lindo de esa región de Dios, llamado Monguí, me contó que muy arriba a varios kilómetros del 'Puente de Calicanto' en donde nos encontrábamos, algún finquero importó de Europa e introdujo en ese hábitat, una pareja de Gansos Blancos hace muchos años, el los vio cuando niño en un estanque de aquella finca: ¿Porqué me lo preguntas...? y señalándole con mi índice derecho hacia el costado norte del impetuoso río que saltaba sonoro sobre sus piedras, le señale el cuerpo sin vida de un hermoso ejemplar que sin duda por su tamaño y el color rojizo de su pico era un Cisne Blanco, sin mácula, muy blanco, inmaculadamente blanco y de gran tamaño y sobre su pico una carúncula negra a modo de antifaz que lo hace único y de seguro era el macho...

Y pensé en la muerte y una frase de Amortegui: "¿Y qué es el crepúsculo sino la buena aceptación de la muerte conque suele fugarse el día? y me entró una infinita tristeza al ver a aquel Cisne Blanco allí caído... hasta ahí llego en su anhelo genético de huir de su pareja de toda su vida y me marcó tanto que cuando llegué a Bogotá en un papel cualquiera escribí lo que muchos años atrás siendo un niño había oído sobre la historia del 'patito feo' que al final se convirtió en el más bello cisne que se halla podido ver y me dije, ya en serio, que le haría un pequeño homenaje a los cisnes en mi próxima entrada en mi blog... Así lo hago:

Cuando está a punto de morir, el cisne canta de una manera armoniosa (aunque se le llama el cisne mudo) y casi mágica. El sonido de ese canto puede escucharse a 5 ó 6 kilómetros de distancia en los espacios abiertos, y se parece, por momentos, a la música de un corno ingles. En la agonía aquel sonido cambia misteriosamente y se asemeja mucho al tañer de unas campanas graves.

Aquella música es un conjunto de armonías semejantes a un lamento, pero también a un himno de alegría. El resto de los cisnes saben de que se trata, y guardan una suerte de respetuoso reconocimiento. Ni siquiera la pareja del moribundo lo acompaña en aquel increíble rito. Permanece en silencio a su lado. La escena es de despedida luego el Cisne Moribundo, parte con el último vigor que le queda de vida en compañía de su compañera y muere... La hermosura de este cuadro de muerte, no es otro que el protagonizado por la compañera del Cisne Muerto que se aleja del estanque en donde vivieron por muchos lustros, de su hogar, separándose de todos sus hijos y compañeros, y nunca más se vuelve a saber de ella.

Cuanto no hubiese dado por haber oído ese canto fúnebre del Cisne que dejo su vida cerca del 'Puente de Calicanto' en Monguí, privilegio que muy pocos hombres han tenido en sus vidas, pero que como se lo cuento debe ser emocionalmente bello.
    
 No podía terminar éstas notas sin un poema:

AL CISNE BLANCO

El Cisne Blanco ha cumplido años
y las garzas celan su belleza,
ciertamente también su nobleza,
que se muestra con cierta sapienza...
  
Y el Cisne Blanco surca el cielo infinito
esperando hallar algo bonito,
como un sol radiante, charlando de mitos,
y miles de estrellas bailando en mil ritos...

Y el Cisne Blanco nunca está triste,
siempre en ambiente, a todos embiste
con su carisma que siempre dice,
vuela alto y siempre persiste...

Y el Cisne Blanco vuela muy lejos,
se halla en las nubes, los ángeles suben,
conversa, enamora y los engríe,
regresa a la tierra y más ríe,
pues con ella todos sonríen...
                                                                                       
                                                             (Alchy el 5 de octubre de 2.011)


¡Un abrazo fraterno!

Hortensio.