martes, 25 de agosto de 2015

Algunos pensamientos de... esos.

En este 'atípico' día, quiero compartirles unos bellos pensamientos con sabor de anécdotas que guardan enseñanzas y sabias conclusiones... ojalá les guste.


Galileo abjurando de sus creencias
para que La Santísima Inquisición
no lo asesinara...
A Galileo, el sabio que condenó la Inquisición, esa que afirmaba que la suerte del astrónomo "sería un ejemplo para que los demás se abstuviesen de delincuencias de ese género", alguna vez un curioso alumno le pregunto: Maestro, ¿cuantos años tiene Usted...? a lo que el sabio contestó: ¡ocho o diez a lo sumo!, en evidente contradicción a su vejez. Su alumno desconcertado por la seria respuesta, repuso: ¿Me está tomando del pelo? No, dijo tajantemente Galileo: Tengo en efecto esos años que creo me faltan por vivir, los vividos ya no los tengo, es como si se tuviese esas monedas que ya se gastaron.


Un buen día en plena audiencia todos veían que Alejandro Magno, no dejaba de taparse un oído con una de sus manos, uno de sus generales le preguntó que porqué lo hacía, a lo que el conquistador le repuso: El otro oído lo necesito para escuchar al acusado. 


 Un Juez Yiddish, le ordenó a un chismoso que esparciera todas las plumas de su almohada por las calles de Jerusalén. Cuando regresó, le exigió que volviera a recogerlas una por una a lo que el infame le contestó: Su Señoría eso es imposible y el sabio juez le increpó: Pues eso es lo mismo que devolverle la honra a su difamado.


El Libertador
'El arte de vencer se aprende en las derrotas' decía Simón Bolívar, después de una de sus múltiples derrotas bélicas y así lo vivió y para darle ánimo a sus desfallecidas tropas les decía: 'Con esfuerzo y esperanza en la victoria y en la tan anhelada Libertad, seremos capaces de insistir, volver a empezar y por sobre todas las cosas, no dejar de luchar'... libertó a cinco naciones y fue el Padre de la Patria. 


Una gran empresa dio al termino del año muy buena rentabilidad y a su gerente le preguntaron cómo lo había hecho cuando le recordaban la perdida del año anterior, solo les dijo: En lugar de reprocharlos, los elogié por el esfuerzo que realizaron ese año. Sencillo... fue el poder del elogio, señores, la fuerza que desata el estímulo, todos los empleados de la factoría así lo entendieron y dieron lo mejor de ellos, rindieron y desde luego que todo se mejoró.



Dos castos y anacoretas monjes peregrinos encontraron, al llegar a un caudaloso río, a una bella mujer que no se atrevía a cruzarlo por miedo a ahogarse y aunque no era profundo su lecho si muy fuerte, ella le pidió el favor a los monjes de que la ayudaran a pasar pues llevaba mucho tiempo y no se atrevía a hacerlo; uno de ellos llevo la vocería: somos monjes y rechazamos las tentaciones mundanas y rechazamos... cuando no había terminado su perorata mística, el otro monje más joven y fornido levantó en vilo a la hermosa muchacha y cruzó el rió con ella en brazos, ella agradecida le dió una limosna al monje y siguió su camino. El compañero empezó a repudiar y regañar gran parte del camino al monje amable que cansado del sermón le repuso: ' Yo he dejado a la mujer en el río. ¿acaso no eres tu quien la lleva ahora? deja de molestar y no juzgues'.

El más famoso de los retratos
 del poeta iraní

Muslih-Ud-Din Saadi, el gran poeta persa, aquel que decía que "Ceer que un enemigo débil no puede dañarnos, es creer que una chispa no puede incendiar un bosque"; en alguna ocasión necesitado fue a casa de un rico usurero para que le prestara algo de dinero y el granuja para humillarlo le dijo: ¿Cómo es que el sabio poeta llama a la casa de este rico mercader y yo jamás llamaría a la casa de un poeta pobre? 'Es muy sencillo -contesto Saadi- es porque el sabio conoce el precio del dinero y la riqueza, mientras que el rico jamás conocería el precio de la sabiduría'.


En un concierto de música un energúmeno guitarrista de una banda al que le salió mal una melodía quiso amagar con romper su instrumento contra el piso; Farwel, que se encontraba en primera fila le suplico a gritos que no la rompiera, el desconcertado músico paró su maniobra y pidió disculpas, al terminar el encuentro el músico se acerco al poeta y le agradeció su extrenduosa súplica e intrigado le pregunto el porqué del angustioso grito, este atinó a decirle: 'esa guitarra algún día fue un bello árbol y en sus ramas se posaron mil y un pájaros que entonaron sus más bellas melodías matutinas y esas son las notas que tu mano saca de tu maderamen... respétalas y ámalas'. El músico no pudo contener el llanto y le agradeció con un abrazo y una promesa de respetar por siempre su instrumento.


Cuando Usted siembra una acción cosecha un hábito, pero cuando siembra un carácter cosechará un destino. (H.F.)



El engaño engendra duda, la duda siempre crea desconfianza y ésta genera... violencia. (H.F.)

Un abrazo grande como las ideas que leíste.

Hortensio.


P.D.: 
Bellow, poco antes de partir.

Al premio Nobel de literatura Saul Bellow, un periodista de lo más ignorante le preguntó con cierta sorna: -¿Cree usted que hay alguna distinción entre la ignorancia y la indiferencia? a lo que contestó el Novel: - ¡Ni lo sé, ni me importa!... nunca supo si el periodista entendió.


¿Se sentiría Usted igual de viejo si no conociera su edad? El hombre es lo que piensa y lo que hace o deja que le hagan de su vida... algunos rezan y van al templo, otros van al gimnasio y hacen yoga, otros se matan trabajando literalmente, yo voy al bar y bebo y lo hago para lidiar con mis demonios y mis rutinas, me resulta de lo más terapéutico y sí, tengo 90 años. Alfonso Ramirez Quintero (Pantera).