Yo conocí a un Don Florindo, en los años 70's; era un compañero de política, en las Juventudes Liberales de Colombia, - lo llamaré Miguel - él de humilde extracción vivía en un barrio obrero de San Cristóbal sur de Bogotá cerca del 20 de Julio... me caía muy bien y lo acepte como más que amigo, eramos muy allegados y radicalizados, yo venía de la Universidad Nacional y nos decían 'guerrilleros de cafetería, los de extrema izquierda y desde luego "mamertos'' los de la derecha o godos, no faltábamos a ningún mitín abierto o secreto - conspirábamos - yo empecé a estudiar derecho y ciencias políticas en U. de Santo Tomás y él contaduría en una universidad recién formada. La vida nos separó, pero muy de vez en vez hablábamos telefónicamente y nos reuníamos a tomar algo y ponernos al día.
20 años después, me encontré con el hermano menor y me contó que se había graduado y empezó a trabajar en una Superintendencia, dejó la casa materna en la que habían vivido toda una vida, se olvidó de dónde venía y empezó a avergonzarse de la familia y de los amigos del barrio. Ahora vive en el norte. y a merito propio, se hizo ha un buen capital. Logró pensionarse y hoy por hoy es 'gente bien' y lógicamente se volvió de extrema derecha, pues cree y está convencido que los de la izquierda democrática y los de la clase de su familia y los del barrio, le van a pedir limosna o lo van a robar. Defiende a la gente rica pues se cree su par. Pero ¡dejemos aquí! éste pequeño relato y vamos al síndrome de...
Doña Florinda es uno de los personajes emblemático de la serie creada por el comediante y libretista Roberto Gómez Bolaños, hacia el año de 1973 y que llamó "El Chavo del 8" dando tema para que los psicólogos y psiquiatras estudiaran uno de los síntomas más recurrentes que infectan a nuestra sociedad latinoamericana, la apariencia y el escalamiento social. Tomado de varios segmentos aparecidos en la red, en éste Plácido domingo aremos una mirada sobre éste personaje y su entorno en la 'vecindad del Chavo', para que se haya erigido en todo un Síndrome o cuadro clínico que tiene sus propias características, para ser catalogado como un síndrome.
En libro que escribiera Rafael Ton, escritor argentino Los "Doña Florinda" o "Don Florindo" se acuñó este concepto que describe a las personas pobres que odian o desprecian a sus pares, es decir a sus vecinos o gente de su clase social o estrato; en el caso de Doña Florinda, ni tan siquiera es de clase media... son pobres. Algunos de ellos (ellas) viven en barrios obreros o clase baja o de clase media baja o media media (increíble) esta estratificación y solo para creerse lo que no son. Y todos en la vecindad del chavo eran pobres puesto que no eran dueños de nada, no tenían casa propia y debían pagar arriendo mes a mes por el derecho a un techo a un obeso recaudador llamado el Señor Barriga.
Doña Florinda era pobre como todos los demás excepto por una pensión mínima que le dejara el papá de Quico, un marino mercante que se perdió en alta mar. Con esa pensión pagaba religiosamente la renta y mantenía muy limpio y elegante con su traje de marinerito a Quico, además de comprarle todos los juguetes y caramelos que se le antojaran, mientras el Chavo lo miraba siempre con hambre. Como detestaba a sus vecinos, Doña Florinda andaba siempre andaba siempre enojada con una mueca en el rostro, como oliendo caca. Sólo sonreía cuando aparecía el Profesor Jirafales (el maestro longaniza para el Chavo y los niños) con un humilde ramo de rosas y él también era pobre que vivía del sueldo que cobraba como profesor de educación pública.
Como odian a los de su clase, los doña Florinda votan a la derecha... o los intereses de derecha. Putean cuando escuchan la palabra socialismo o populismo, mientras le meten más papas a la olla para hacer rendir el guiso. Repiten como loros. "No queremos ser Venezuela", como si vivieran en Manhattan o el Principado de Mónaco y no se juntan con la chusma aunque Doña Florinda colgaba sus calzones en el mismo tendedero en donde Don Ramón, colgaba sus calzoncillos.
Don Ramón y Quico. |
Demasiados síndromes están enquistados en la clase trabajadora para suerte de los ricos y poderosos y para la desgracia de tantos niños famélicos, con hambre y si la más mínima expectativa de futuro, como el Chavo del 8. Yo declaro que me acojo a la máxima romana de "Pan y Circo"... es puro resentimiento y el distanciamiento de las clases sociales crece.
Un abrazó de humildad y afecto.
Hortensio.