domingo, 25 de julio de 2021

Una carta de Angustia.

Y ésta misiva de la que fui un triste portador, es el fiel reflejo de la angustia por la que pasan cientos y cientos de reclusos, su lamentable situación de indefección frente al Estado y la inmensa depresión a la que llegan después de cometer un delito o un crimen; ahora sabiendo que la historia de la invención de las cárceles con sus celdas, mazmorras y calabozos, se pierde en la noche de los tiempos, me acuerdo de algunas cárceles que fueron famosas por su crueldad inhumana...

El puente de los suspiros... Venecia.

Tal como la latomía (cantera) llamada 'la Oreja de Dionisio' en Siracusa, una enorme y profunda cueva labrada en una mina del piedra caliza; las temidas Ergástulas romanas horadadas en la roca viva, o su cárcel Mamertina, en donde los grandes personajes, reyes y generales eran recluidos antes del paseo del triunfo por las calles de Roma y su posterior ejecución. En China antigua, los mandarines encargados de administrar justicia lo hacían desde un edificio de varias plantas en cuyo sótano estaban las celdas del Yamen, antes de la era cristiana o como las cárceles egipcias que nombra el Génesis 39,20, donde fue recluido José por el eunuco Putifar, por celos contra el judío; la Torre de Londres, célebre por tener inquilinos solo de la más alta nobleza y en donde perdían sus cabezas regias; la histórica fortaleza de  La Bastilla, la que asaltó el pueblo de Paris en el inicio de la Revolución Francesa; el castillo francés de If, la del 'Conde de Montecristo'; la cárcel de El Piombi, llamado así porque las paredes de sus celdas estaban forradas de plomo, en el palacio Ducal de Venecia, a donde se accedía por el mítico y siniestro 'Puente de los Suspiros' y por el que algún día cruzara el célebre seductor Giacomo Casanova, para pagar sus delitos y aventuras amatorias; Santa Elena, la isla en donde murió prisionero el emperador Napoleón Bonaparte; la espantosa Isla del Diablo, en el Caribe y de la que se voló Papillón; Alcatraz, en la bahía de San Francisco, llamado románticamente 'La Roca' y muchísimas más como 'El Panóptico' de Bogotá, hoy el Museo Nacional. Por dar solo un minúsculo ejemplo de las cárceles más famosas, inspiradoras de mil historias y novelas.

Ahora tratemos de hacer una muy apretada aproximación sobre algunos datos de las más comunes enfermedades psicosomáticas que sufren los reclusos a partir de su ingreso a estas modernas ergástulas  y con éste lema penitenciario, que rezaba en una cárcel europea, se da una idea de lo que nos proponemos emprender: "EL CASTIGO RECAE SOBRE LA VOLUNTAD NO SOBRE EL CUERPO". O la de la terrible 'Modelo' de Bogotá: "AQUI ENTRA EL HOMBRE NO EL DELITO".

Alcatraz... 'La Roca'.

Como lo dije anteriormente en la presentación, la angustia y la depresión entran de la mano del sindicado o en su defecto, el sentenciado; los psicólogos lo han llamado 'trastorno de ansiedad ' definida como una permanente angustia ante situaciones cotidianas que degeneran en episodios de miedo contenido e intensamente estresante; ésta ansiedad permanente es un indicador de una enfermedad subyacente... "El Síndrome del Preso".

De nuevo acuden en mi ayuda los psiquiatras y psicólogos clínicos... este terrible síndrome, se caracteriza principalmente por la perdida de la autoestima, una casi incontrolada depresión, sentimiento de soledad, desubicación y la idea de salir de la cárcel - aunque la desean- les provoca una terrible ansiedad, perdida de interés asociada con la hipervigilancia lo que de lógica los lleva a no poder dormir, tienen serios problemas de concentración y lo peor, se vuelven impulsivos, irritables y agresivos, y los celos - en el caso de las parejas- se vuelven inmanejables. Estos episodios del "Síndrome del Preso" si se vuelven recurrentes, pueden llevar en un momento dado al suicidio pues se niegan a supervivir en ese entorno hostil, es decir se convierten en unos trastornados mentales. Pero dejemos aquí éste terrible síndrome con una frase que ha cogido escuela... "Uno no sale de la cárcel, la cárcel sale con uno".

Sin palabras...


Aquí la carta prometida...

                  
                                                                                                                  Mayo 15 de 1998.

Mi muy querido Gabriel:

Me encantaría pensar que estás leyendo estas letras que gracias a nuestro amigo el Dr. Cepero Márquez, pongo en tus amadas manos. Quiero volver a verte pero ¿Cómo hacerlo cuando por un error mío se me privó de toda mi libertad?
Los celos, he leído, es una enfermedad incontrolada que maldice a los que se enamoran y yo morí de ellos y no quiero recordar esos terribles momentos.

Te extraño hoy más que nunca. Ya han pasado muchos días y varias semanas sin poder verte. No vienes... ¿por qué?¿Me sigues esperando? Acá estoy yo encerrada  implorándole a la vida que me deje ir hacia ti para poder verte mi amor. Ya casi no recuerdo el brillo de tus ojos, y eso duele, duele mucho.

El olor de tu chaqueta que guardo desde aquel frio y triste día, está perdiendo tu olor que se desvanece al paso de los días y eso me pone muy triste porque me hace pensar que Sumercé, me está olvidando.

Cuando escribo éstas letras te juro, respirar me duele, como si extrañarte me causara una terrible herida en el pecho y en mi corazón.

Espero sea todo un imaginario de mi angustia y mi dolor... ¿Porqué no vienes?
Solo te pido que no me olvides, por favor recuérdame, Tu sabes que lo hice por amor.

Tuya hasta morir.

Mireya.



Un abrazo de angustia.

Hortensio.

Posdata:

Gabriel, nunca fue a visitarla a la cárcel de mujeres del 'Buen Pastor'. Mireya, tuvo dos intentos de suicidio y nunca se volvió a saber de Ella, cuando al cabo de varios años de reclusión le dieron su libertad...