domingo, 16 de junio de 2019

La Pesadilla.

Hay algunas pesadillas que no
siempre terminan cuando despiertas.
Farwel.

¿Quién dice que los sueños y las pesadillas
 no son tan reales como el aquí y ahora?
Jhon Lennon. 

En éste Plácido domingo, el espacio es para la poesía de Farwel, que en su cuaderno poemario de 2010 intituló: "Acariciando la muerte", tenía un poema de angustiosa semblanza, de una pena no aceptada, de dolor, ansias y zozobra al que lo llamó...

Una pesadilla de aflicción  y asfixia.

La Pesadilla.

Y tu infame partida ensombreció mi alma,
verbo intransitivo que se llenó de indiferencias,
de tribulaciones, dolores, angustias y tristezas;
amé tu olor y el aire mismo que respirabas,
pero fue inútil tanto amor, brisa que se llevó
el huracán despiadado de tu ingratitud...

Todo enturbió la felicidad soñada que sentí
y no pude tocar, y simplemente se quebró en
una vorágine inexplicable de hastío y dolor;
llora mi corazón, mis sentimientos se empañan
y mi piel aunque te añora también me aflige.

¿Y que puede mi vida de paso saber de milagros
 imposibles cuando piensa en tu regreso?
Temo al sueño que cruel me trae tu imagen cada
noche invadiendo cada uno de los rincones del
cuarto estrujándome en un infame malestar que
solo me causan nefastas nauseas viles y abyectas.

Enfermo y confuso de tantas mentiras, no hallo
reposo cuando entro en la pesadilla que noche a
noche me visita y me ahoga en el fango canalla
de la falsedad vil, sueño pérfido que parece una
tortura abominable que solo añora una aurora
menos cruel y algo más cálida...

Pero cuando quiero despertar no puedo y mis
manos se crispan de rabia, rabia de impotente
dolor que buscan tu amado cuello en una falacia
de imagen que poco a poco se va difuminando,
entonces grito tu nombre ausente en un trance
de metáfora difusa, inicua e insidiosamente fría.

Cubierto de sudor y angustia abro los ojos que
anegados de llanto y resignación no pueden ni
quieren mirar a ningún lugar solo a ese sitio en
que se encuentran solitarias la nada y la ausencia,
es la incertidumbre que me espera cada mañana
de un futuro que se niega a nacer sin tu presencia.




Un agobiado abrazo.

Hortensio.