domingo, 4 de octubre de 2020

Una guerra perdida.

No bastaron dos "Guerras del Opio" y los 20.000 Boxers asesinados que murieron patrioticamente a manos de una coalición de naciones invasoras entre los que se encontraba desde luego los Estados Unidos, masacraron la dignidad del pueblo chino; en junio de 1900 la emperatriz Ci Xi, le declaró la guerra a los extranjeros que se habían apoderado de varios puertos y seguían envenenando a la población civil con toneladas de opio traído de la India por los ingleses. Fue una guerra por la dignidad de toda una nación y un imperio en decadencia que le tocó pactar un tratado infame... todo condujo a la formación de la República de China y posteriormente la erradicación total del maldito opio.

La guerra de los boxers.

Pero aquí cerca, hace un siglo, en los Estados Unidos, entraba en vigencia la llamada 'Acta de prohibición' del 17 de enero de 1920 o llamada por el pueblo 'La Ley Seca' que prohibía el consumo de bebidas alcohólicas en todo el territorio federal. Habían "ganado" las asociaciones puritanas y sus lobbistas ante el congreso, las iglesias, sectas cristianas y desde luego el partido republicano de mayorías en el senado. Entonces comenzó la más cruel persecución en contra de las fábricas de cerveza y los bares, licor que era lo que consumía un pueblo de inmigrantes europeos que traían arraigadas sus costumbres alcohólicas, sobre todo los alemanes e irlandeses, en su mayoría.

Pero también surgió el crimen organizado, se cuenta que cuando el mismo día que se promulgó la Ley, por la noche fue asaltado un inmenso cargamento de alcohol que iba con destino a un gran laboratorio farmacéutico. Y el que iba a ser el mejor remedio para esa cruel enfermedad de la sociedad que era el alcoholismo, fue peor que la enfermedad. Surgieron los llamados Gangster como Al Capone y otros más crueles, grandes fortunas del crimen organizado, homicidios, sobornos a la policía y a los políticos, el vicio aumentó exponencialmente, la prostitución se disparó y las cárceles se llenaron de gente que desafiaba a la 'estúpida Ley' como la llamaban en las calles. Fue una verdadera catástrofe la prohibición, precisamente por eso...

Alambiques clandestinos.

De "tragedia nacional" llegó ser esa ley por la que todo el territorio se llenó de alambiques caseros destilando whisky y fermentando cerveza. A tal grado llegó esa locura que surgió en el mercado negro el famoso Sterno o 'calor enlatado' (canned heat) que llegó a agotar ese producto en semanas. Era para hacer fuego en los camping o excursiones, una pequeña lata compuesta de etanol, alcohol en gelatina que al derretirse se convertía en líquido, éste se vertía sobre jugo de frutas para disminuir su sabor desagradable y se convertía en un trago muy fuerte y peligroso, al que lo tomaba, si no lo mataba corría el riesgo de quedar ciego, en pequeñas cantidades era extremadamente adictivo. Y así cantidades de inmensas de licor rodó por millones de gargantas gringas y cada vez peor, ni los famosos 'intocables' pudieron hacer nada ante la avalancha incontenible de licor clandestino. Se culpó a la Ley y no al consumo incontrolado, que fue la tragedia.

Sin palabras...

Los demócratas que se habían opuesto a la prohibición, tomaron su derogatoria como bandera electoral y a la cabeza de su candidato Franklin D. Roosevelt, barrieron en las elecciones de 1932 y el 6 de diciembre de 1933 firme a su promesa electoral, 'El Acta de Prohibición' cayó como la reelección del presidente republicano Herbert Hoover, que no supo manejar ni la Ley Seca ni la llamada Gran Depresión que se le sumó.

En éste Plácido domingo de pandemia, una constancia y una bien argumentada solicitud... Como vimos en estos dos divergentes ejemplos de lo que ha sido la lucha incesante de los Estados para liberarse del flagelo de las drogas y sustancias adictivas, enmarcan éste pequeño "Memorial de Agravios" en que básicamente doy mi grito de 'No más' lucha estéril contra la cocaína y SÍ a su legalización, así no más, con una sola línea argumental:
Hemos visto a lo largo de bien entrada la segunda mitad del siglo pasado y los 20 años del siglo 21 lo inútil que ha sido la lucha mundial contra esa otra pandemia, la de las drogas malditas y su gigante economía subterránea...

Toneladas de cocaína para el mundo.

Por eso hay que legalizarlas, si todas y en especial la cocaína. Estas son un gran negocio por que sencillamente están prohibidas. Ya vimos lo que pasó con el alcohol, es patéticamente lo mismo, la prohibición exacerba los precios en el mercado negro a niveles exorbitantes que basta para corromper lo que se le ponga por delante como pasó con la Ley Seca de los gringos, solo mire lo que pasó y hoy en día es su calcomanía.

Ningún país del mundo por poderoso que éste sea, puede detener hasta el momento actual el vasto y multimillonario mercado de las drogas malditas y su consumo con todas las consecuencias que esto ha traído. Solo existe una fórmula para acabar con ésta epidemia delictiva... LEGALIZARLAS. Todo ese pútrido andamiaje criminal desaparecería de la noche a la mañana y así de sencillo, se acabarían los cárteles y sus aliados los grupos armados ilegales que por insolvencia ya no tendría sentido su existencia. Se acabarían las "Fortunas malolientes" y la criminalidad, todo lo referente a esa maldición se reduciría a su mínima expresión y lo más importantes, la economía se sinceraría en su justa medida.

Al Capone y Pablo Escobar...
Dos épocas, iguales mafias.

Al legalizar las drogas malditas, la humanidad tendría que aceptar que los drogodependientes serían un problema de salud pública y así cobijados con políticas estatales para rehabilitarlos no para estigmatizarlos o encarcelarlos. Parece sencillo y lo es; pero como es un asunto transnacional no se puede tomar de una forma unilateral su legalización. Sería estúpido ganar así una guerra insensata. En el último informe de Naciones Unidas del 2019, se estimó que unos 35 Millones de personas en el mundo tienen algún  grado de adicción a las drogas.

Colombia como principal país cultivador y exportador de Clorhidrato de cocaína, debería liderar la lucha por la legalización y el fin de la prohibición y sus dirigentes comprometerse en esa batalla tan peligrosa pero tan necesaria puesto que hemos puesto miles de muertos y expuesto a la ruina moral a nuestra sociedad que ante ese negocio vil ha perdido el rumbo de sus valores.

Un abrazo de legalización

Hortensio.