domingo, 16 de julio de 2017

El espejo.

Es lamentable ver con qué capacidad creamos personajes (inquietantes, absurdos, canallescos,  tiernos y todos los adjetivos habidos y por haber) para hacer nuestra propia película que no es otra que nuestra propia vida, sí... esa vida del diario devenir en el que subsistimos de la mejor manera y esa es la forma de 'autodefensa' contra nuestras creencias, esas creencias que nos hemos comido  y construido desde niños y que de una u otra forma han creado nuestro carácter...

Y es ahí donde aparece en nuestras vidas el espejo, en el que indefectiblemente nos vemos todos los días de los días y desde siempre; y creamos nuestro libro de creencias a partir de ver reflejado en 'el espejo' todas las creencias que nos hemos comido -algunas hasta la indigestión- y nos hemos creído; me pregunto: ¿cuántas veces nos nos hemos compadecido de nosotros mismos? (porque rara vez nos sentimos satisfechos con lo que tenemos) y al mirarnos al espejo, no vemos sino desgraciadamente nuestros defectos? porque el espejo así no lo dice y nosotros le creemos, pues... ahí está.


Si por ejemplo: nos vemos feos, el espejo nos dice que sí, él no miente y nosotros que desde niños aprendimos y nos creímos que la belleza que importa es la de los de más, nos veremos feos; esa que está afuera de nuestra comprensión, esa es la que nos creímos; nos creímos por muchos años que la gente importante es la que tiene más cosas materiales, mil ejemplos más (los que quieras que ya conoces) y en nuestro libro de creencias lo vamos anotando, así vamos agregando páginas y páginas a nuestro amado libro, desde luego lo bueno y lo malo y así construimos a base de creencias lo que realmente somos.

¿Qué queda de nuestras vidas si nos quitamos de encima el peso de ese libro? ha dificil de saberlo, entonces con el paso del tiempo el mejor consejo que les dejo, es el de empezar a deshojarlo con criterio y madurez a ver que queda de nosotros mismos, y ¿el espejo...? hay que buscar la verdadera imagen, por eso no hay que mirarse tanto en el mismo espejo, el de la casa, el del baño, el star o cualquier otro, no... hay que buscar ese otro en que que podamos reflejar nuestra alma, nuestro verdadero yo.



Pero si el espejo nos ha dicho desde siempre que eres feo o fea, quizás nunca podrás ver la belleza que llevas dentro, esa que la Naturaleza puso en el secreto mundo de tu interior, y el mentado espejo te reflejará lo que siempre has escuchado de ti y que de por si te lo has creído... si eres un tonto en el espejo solo veras a un tonto; entonces no le creas tanto a eso que siempre te dijeron y que siempre creíste, eres mucho más de eso que te han dicho.



Estas reflexiones me traen a mente la obra de apasionado terror del inmortal Oscar Wilde, "El retrato de Dorian Gray" el protagonista era un desenfrenado, ambicioso y hermoso joven que anhela la eterna juventud en la cual su amigo el pintor Basil, le hizo el retrato que a la larga se convierte en su pesadilla y su locura... el imparable paso del tiempo va transformando el cuadro en una horrenda y espantosa figura y el retrato se convierte como por obra de magia en el espejo del alma de Dorian, y la imagen de su verdadero ser aunque siempre parezca joven y esbelto, imbuido en la vanidad y el narcisismo. Al final enfrenta a su espejo (retrato) y la magia se reversa... Dorian empieza a envejecer y el retrato a recobrar su antigua frescura.






Un abrazo, sin caretas.

Hortensio.