domingo, 1 de febrero de 2015

¿Y qué hacer...?

De sus poemas fatigados, éste 'qué hacer', que lo dediqué a alguien que se fue y otros más...


¿Y qué hacer...?

¿Y qué hacer si la vida llora...?
¿Y qué cuando los ríos gimen?
¿Y qué cuando el viento pasa y
se lamenta de no poder reír...?

¿Y qué hacer cuando el ciprés en
el cementerio repite una oración?
¿Y qué cuando la luna nueva suspira al
verse reflejada en el lago azul de Ipacaraí?

¿Y qué hacer cuando el eco burlón
 habla y habla y no quiere parar...?
¿Y qué cuando el alba mañanera se niega
tercamente a desprenderse de su tiniebla?

¿Y qué hacer con el aire fresco y perfumado
que tu cuerpo desplaza cuando pasa indiferente?
¿Y qué cuando ese perfume se queda y no sale?
¿Y qué cuando la espera de tus ojos me trasnocha?

Dime qué hacer... qué hacer,
¿Cuándo te das cuenta de que es el tiempo
quien se burla de tí y no yo...?
¿Y qué cuando quiero volver y ya no estás?

¿Y qué hacer cuando el desconcierto que trae
la muerte de otros produzca miedo y más miedo?
¿Y qué cuando la presientas y creas que las
treguas ya no sirven para vivir de las ausencias?

Pues sin quejas aceptar que llegue y se instale
¡Y morir... sí morir, morir qué le vamos a hacer!

                                                                ( Farwel 1986)


Pálida y tranquila/ ¡Si, morir, morir... qué le vamos hacer!

Pálida y tranquila.
El tiempo quieto no contaba
era como una escena que cautivaba
que no se movía que no se iba
me miraba... como ausente.

Pálida y tranquila estás
ya no gritas ni maldices
es un remanso de paz mirarte
te beso la frente fría y te cierro los ojos. 

                                          (Farwel 1986)


Mátame...

Metáfora de plenitud que se comió el tiempo,
espíritu desquiciado sin tema ni figura
memoria vana incapaz de regresar al hoy
rutina nauseabunda que vomita nostalgias.

Mátame pasión, pasión de incólumes misterios,
mátame con el dolor de sentir ausencias
con el dolor sordo de escuchar la desgraciada 
voz de la mentira infame que abscede, supura...

Mátame pasión con el dolor de la muerte misma
demonio melancólico que lame su herida en un rincón
ángel pesimista que añora la libertad que le niegan
piedra gigante que da sombra gris a mi destino fatal.

Mátame pasión amarga y enloquecida
prodigio lento e invisible de tomar el agua dulce
dentro de ese piélago de agua salada de mi existencia
inclina tu rostro y besa la sincera gana que tengo de morir.

                                                                         (Farwel 1986)

Mátame pasión amarga./ el negro laberinto donde se perdió mi vida.


¡Ahí estoy...!

Dònde nace la melancolía adusta
donde asoman las palabras tristes
donde se perdió la lejana juventud
donde gimen los secretos sentimentales.
¡Ahí estoy...!

Dónde está el cementerio de pasiones idas
donde la inquebrantable y fría memoria
se confunde con el recuerdo y la ficción
donde las obsesiones se fueron diluyendo.
¡Ahí estoy...!

Donde las emociones se fueron apagando
donde incluso la vida misma se rompió
en mil pedazos suspendidos y caducos sin
dejar huellas desgastadas de memorias heridas.
¡Ahí estoy...!

Donde la tragedia nos mostró errores y fracasos
donde fragmentos desgarrados ciegan la  realidad
donde las amargas ausencias escondidas en el alma
forjaron ese negro laberinto donde se perdió mi vida...
¡Ahí estoy...!
                                                               (Farwel 1986)


Un abrazo lleno de regreso.

Hortensio.