El peor de los males, la muerte, no significa
nada porque si somos, la muerte no es;
si la muerte es, no somos.
Epicuro (341- 270 a. de C.)
No llores porque terminó,
sonríe porque sucedió.
Doctor Seuss. (1904-1991)
Un no muy plácido domingo. Hoy estoy de duelo, el pasado 9 de septiembre (aciago día) moría serenamente en Bogotá, mi compañera de muchas jornadas y aventuras de vida luego de una corta aflicción en la que se enfrentó a una inexplicable y absurda enfermedad; ciertamente sé que aunque no la cogió desprevenida -la muerte- si la encontró indefensa e impotente para seguir luchando contra ese implacable asesino llamado cáncer, que anunció su final. Pero ¿qué ha sucedido y qué tan velozmente se apoderó de Ella, que ha todos nos tomó por sorpresa en conmoción y desconcierto? Solo dolor profundo que nunca pasará, confusión, tristeza, frustración y depresión, a mi de manera muy particularmente me afectó la cabeza, el corazón y el alma... todo fue desconcierto y "culpa", ira e impotencia, siempre lamentaré su ida y la tendré como en un recuerdo, el más bonito aunque siempre con ese sabor de lo agónico.
Su muerte fue sencillamente dulce, jamás experimentó un dolor desafiante y cruel, se podría decir que su deceso fue de una extrema sensación de Paz, cuando dormía se nos fue y estuvo lúcida hasta el último instante, me despedí como casi todas las noches con beso en la frente: "hasta mañana, que descanses" pues nada me hacía pensar, ni menos sospechar que ese instante estuviese tan cercano... de verdad eso no se piensa, tenía que recuperarse, fue un imperativo al que supo claudicar con valentía y una extraordinaria fortaleza de ánimo, jamás se quejó solo luchaba hasta que perdió el control de su cuerpo más no de su mente que siempre lúcida en su racionalidad logró comprender lo complejo de su enfermedad.
Estaba tranquila al saber que después de su partida, todo estaría como Ella así lo determinó, ya lo habíamos hablado infinidad de veces y confiaba en que así sería y así será. Eso le dio mucho sosiego y serenidad para afrontar su afección. Bueno sí... la perdimos, pero es más cierto que la encontraremos en cada recuerdo que por mil motivos lleguen a nuestras mentes. Desde el silencio de tus cenizas se que nos escuchas y desearías que no lloráramos tu partida y más bien agradecer porque viviste en medio de nuestras historias, la de cada uno de nosotros con tu cariño siempre desinteresado y pleno, con esa alegría tan tuya y experiencias que jamás olvidaremos, para mí esos recuerdos se convertirán en un tesoro que ocultaré hasta mi muerte en lo más profundo de mi corazón, sentimientos tan propios que nadie los podrá entender.
Una foto icónica en la Villa de Leyva 2023. |
Dejas un gran legado en tus hijos Diego Fernando, Laura Viviana y Jaime Arturo, Maria Fernanda que fue tu adoración, hija y compañera como ninguna y desde luego Gabriela, la nieta que puso la nota de alegría en los momentos más sentidos de tus últimos días... Ellos en tí, son el inicio de una nueva dinastía; al respecto decía Einstein viendo cercana su partida de éste plano terrenal, algo tan cierto que lo hago mío: "Nuestra muerte no es un final si podemos vivir en nuestros hijos y en la generación más joven porque ellos son nosotros. Nuestros cuerpos tan solo son hojas marchitas en el árbol de la vida." Bueno mi amor descansa...
Y ésto mi adorada Lucy, es tan solo un hasta luego nunca un adiós.
Hortensio Farwel.
(Fernando Cepero Márquez)
Amanecer del 12 septiembre de 2024.
Cuando las palabras quedan cortas, tan solo nos queda el recuerdo.