domingo, 24 de febrero de 2019

Las cortesanas.

En este último y Plácido domingo de febrero, un saludo muy especial con una entrada que tenía 'entre el tintero' hace ya largo rato... el de las cortesanas y hetairas y sus émulas en estos dos siglos en los que hemos vivido casi todos los que leen éste blog.  Recordemos para que Ustedes puedan recurrir a la investigación, algunas de las más famosas cortesanas o hetairas de la historia, célebres por su espíritu rebelde, belleza, sensualidad e ingenio, audaces y orgullosas que vivieron sus vidas en libertad y sin pedirle permiso a nadie:

Verónica Franco, por Tintoreto.

Aspasia de Mileto, Friné y Lais en Grecia antigua, Mesalina y Escila en Roma, Maria Magdalena, Teodora de Vizancio, Lucrecia Borgia, Batrice Cenci, la poetiza Veronica Franco, La bella Otero, Madame Ponpadour, Eugénie Désirée, Calamity Jane, Sally Salisbury, Cora Pearl, Julia Bulette y Victoria Meurent, Nell Gwin y Lulu White, Claretta Petacci y Eva Brawn,... entre las más famosas.

Émulas de Ellas y no quiero nombrarlas por razones obvias, nuestras hetairas modernas, han entrado al panorama actual de la 'vida política, académica y social' para asomarse  con todo el esplendor de su belleza y vanidad femenina en medio de ésta ferocidad de la competitividad laboral y sexual, desde luego con esa "prioridad" de la estupidez y la banalidad de crear una imagen; no importa en éste 'todo vale'. Hay un decir muy popular para analizar: "No existe carga más pesada que una mujer liviana, máxime, cuando todo se hace por la plata" en donde se desconocen los mínimos preceptos de la decencia y la moral.

La prostitución de élite como se dice ahora o VIP se ejerce ya no como hermosas mujeres prepago, modelos o de las llamadas "lolitas", niñas menores de edad propuestas y ofrecidas a vejetes degenerados que pueden pagar altas sumas de dinero, sino con hermosas jóvenes "damas de dudosa conducta" de buenas familias y educadas en prestigiosas universidades, en una ruptura y relajación lamentable de los valores familiares y sociales que seguramente les inculcaron sus padres... hay un pensamiento anónimo que viene como anillo al dedo: "Desde que el sexo se hizo más fácil de conseguir, el amor se ha hecho más difícil de encontrar", cosa que ha pasado a un segundo plano es decir el amor ya poco importa... ¡Veleidades!

Eso es la condición humana, es el morbo y la frivolidad truculenta de ciertas mujeres - que quede muy claro- algunas mujeres, que han degradado sus principios por buscar posición y poder dentro de una sociedad hipócrita desenfrenada en un consumismo lujurioso desde los cimientos hasta la cumbre de un "capitalismo salvaje", compuesta por unos personajes 'de moda' paradigmas de la estupidez colectiva e ídolos de la ignorancia rampante que con la complicidad manoseada y comprometida de los medios de información y entretenimiento, ponen en evidencia su cometido y en donde el cuidado de la propia imagen social aparece como único sentido. Pero ésta actitud en relación con la felicidad auténtica, es como quien tiene sed y toma para saciarla agua salada.

Una cortesana del Cinquecento
veneciano por Tintoreto.

Estas nuevas "Cortesanas" modernas, por esas insanas ganas de figuración y posición social, que tienen por principio el lema absurdo de que con el dinero y el poder que obtienen dando placer, eso es sinónimo de independencia y "prestigio", es una doble moral que se convierte en trampa, se ven inmersas en problemáticas que degeneran en intrigas, ambiciones, envidias, venganzas, celos y hasta crímenes, en esa eterna dicotomía entre valor y precio, sentimientos e intereses, el erotismo y la genitalidad, pero sobre todo las emociones y la razón.

Se que es todo un tema transgresor y desafiante para la estética y la ética marrullera de ésta sociedad hipócrita y pacata, parecemos habitantes del siglo IXX (19) ; todos los que tenemos 60 y más años, recordaremos las hermosas mujeres-niñas "universitarias" que en Bogotá de los años 60's nos brindaba doña Blanca Barón, una muy agraciada meretriz que nos enseñó a tener gusto al escoger las niñas más bonitas de la ciudad, niñas "decentes" y "cultas", todo esto comportaba los graves inconvenientes de podernos encontrar alguna de esas "niñas" conocidas, familiares de alguien o de uno mismo (con ese cuento nos intrigaba La Doña)... por unos orificios Ellas nos miraban en la pequeña sala de espera en donde nos entretenían con un generoso Whisky y si no nos conocían, entraba ella con un álbum de fotos en donde aparecían tan agraciadas damas y uno podía escoger, todas era realmente bellas, sensuales y muy educadas... la cuenta era verdaderamente escandalosa pero 'bien pagaba la gana'.

Hoy es a otro precio y otros mecanismos que en otra entrada analizaremos, es una promesa... por ahora un fuerte abrazo cortesano.

Hortensio.




Nota: Gracias por esas 55.200 visitas a esta bitácora de cultura y literatura.