jueves, 21 de enero de 2016

El pasado no tiene tiempo.

En éste atípico día, te dedico estas letras angustiadas a Ti, aunque ya se que...

El pasado no tiene tiempo.

Quiero verte ahora, para poder inventar futuros posibles
pues es nuestra historia y quiero vivirla cualquiera que ella sea,
y no quiero oír: 'dame un poco de tiempo' apenas un poco, nada más;
pues eso mi querida Señora, es lo que no hay... tiempo.
¿Porquè huimos de la realidad...? es nuestra historia de amor
y no la de su marido y sus hijos que ya te vivieron a más...
deja la farsa que no da sino angustias, deseos frustrados y rabia,
tragar melancolías todos los días no deja sino hastío...

¿Hasta cuando en las sombras...?
Y el paso del tiempo no perdona ni al diablo que cada vez es más sabio
pero más viejo, por eso quiero que vengas sin remordimientos cristianos
pues nuestro amor es ateo y sin culpas ni reproches signados de pena,
y ya que toda posesión trae ansiedad, yo quiero que te sientas libre...
sí libre antes de mustiar tu inmaculada belleza que sería un crimen
de lesa humanidad, y tu longa indecisión me hace daño, mucho daño,
que es mi mal de existir y miedo a esa dictadura del agotamiento vital
que de pensarlo solo da dolor, mucho dolor... dolor de vivir si  ti.

Sí amor, piensa solo en las oportunidades perdidas y sabes que tienes
que tomar el riesgo de ser "feliz" y tener un momento de verdad absoluta;
y por favor no me hagas sentir como el idiota que queriendo cambiar las
circunstancias no pudo o lo peor, no quiso, mintiendose a si mismo
acerca del gran tipo que fue por no haber destruido un "hogar" de rutinaria
fantasía y mentira ¿quien se apiada de ti y de los dos...? ya sabes que no,
no puedo pedir tolerancia pues sería un pordiosero de tu comprensiòn y
me uniría al naufragio inútil de nuestro amor y eso sería imperdonable...

Ten presente que la vida no puede ser una maldita espera que pueda llegar
a extinguir nuestra hoguera, y lo que más duele, cargada de amor y ternura,
no es justo y lo sabes... la vida no va cuando se cree que es dedicarla a otros,
aunque sería válido cuando el amor es honesto y el sentimiento se desborda.
Ahora, el idiota que asimiló el amor al ridículo con la vejez, merece el asco
y la guillotina, ¿que de malo hay en amar a los sesenta, cuando te he amado
toda una vida? y cuando tu, vida mía, tuviste la triste desgracia de ser "amada"
por quien no podías amar y lo peor le seguiste el juego sin poder parar.

Aquí te espero, vida mía... el vino está servido,
El pasado no tiene tiempo, ya lo se, pero, ¿no crees que ya es tiempo de
sacarte la careta del disfraz y no fingir más de lo que no hay?, a qué esperar
qué mas razones tienes para el sacrificio de tu vida... nada más que decir
salvo que lo nuestro fue un delito, si así se quiere, pero jamás un vil pecado...
huye por favor que aquí está mi vida toda mi vida esperándote.

                                                                                                  Farwel 2010



Un abrazo de provecto cariño.

Hortensio.

domingo, 17 de enero de 2016

El camino de la selva. 1.922

                                                                                                                                             A Lucas...
Los milites armados violaron a una humilde estulta porque según decían esas bestias con una descarada acrimonia: "la sensualidad hambrienta los hostigaba" y le causaron serios estropicios a su cuerpo y a su dignidad... eran temas drolàticos muy escasos de estudiar, comenzando por el apelativo de la indígena violada que resumía fonética en el lenguaje de Cambronne: La Merde.

La indígena.

En aquellas calendas estos policías tenían serios problemas de economía doméstica y la alcaldía para el pago de escarcelas que en veces terminaban entre denuestos e improperios contra el alcalde y en el pueblo todo era desabrimientos que tenían refugio en la parla de cafetín... la vida continuaba y transcurría sin que esos seres anodinos se diesen cuenta de su estado melancólico imbuido en la asfixiante rutina.

Así era esa tierra natalicia como le decían con harto cariño arcaico en la triste noche colonial y pasó que por aquellas épocas Misìa Lucrecia tuvo un golpe bonancible por la fortuna, le daban los parabienes como toda la grey, pero la envidia les concedió unos clarones pálidos a los ricachos del pueblo que no volvieron a la fonda de la agraciada y se mudaron al mesón de don Tachuelo, quien tenía fama de estólido pero no de bobo, y Ella en medio de esa saya de seres, se sentía preterida, menospreciada e indeseada.

Eran los ventisqueros de agosto y el embeleco de las cometas llegaron a esos lares y la historia y la tragedia de la pobre indiesita se fue olvidando y todo quedaba atrás olvidado como noticia vieja en un pasquín botado a la vera de un ejido; para Ella, nostalgia y tristezas envueltas en vergüenzas ateridas de asco y dolor. Fue una crónica criminal cerrada y olvidada... ¿donde quedaba la entenebrecida tarde
que terminó con cárdenas de sangre enceguecidas por el alcohol? Justicia mezquina y desviada, puta impunidad. Pareciera que Ella con quebrada y delgada voz de tristeza como verso becqueriano nos dijese:

"Entro la noche y, del olvido en brazos caí.
Cual piedra, en su profundo seno dormí.
Y al despertar exclamé:
              Alguno que yo quería ha muerto."               

Y tras la ordalìa de pasión infame y la impunidad abstrusa, degradante y áspera, zaherida y desvaída, La Merde, indígena de cierta belleza clásica, muy al amanecer cuando apriesa el cántico de los gallos, tomó su acémila que cargó con comida y trastos viejos y tomó camino de la selva que con toda la decisión de su llamada, hacia la tarde se internó ya en la cerrada manigua, en el tremedal amenazante de soledad y peligro de la selva en busca de una playa alejada y tranquila del río Magdalena, que a su vera se desliza embrujador y misterioso, para vegetar mustiamente sin un halago de nadie, sin una esperanza, sin un porvenir, bajo el resistero asolador de ese trópico dramático.

La manigua.
Pero los desgraciados recuerdos y pensamientos le llegaban de lejanías entorpeciendo su camino y su falgar en un desmadre bizarro que le impedía caminar con terquedad, si los hados le eran propicios y favorables llegaría al río en un día o una tarde de cualquier día en compañía de ese gigante abogado de los caminantes... san Cristóbal, Ella acezaba ya de cansancio y de inquina, apocada y cancina, desgraciado y amargo destino en estoto camino, fragoso y sombrío, cruel y desconocido que confunden los tonos cenitales del sol con la noche que aparece insulsa y llena de azares inevitables y peligrosos en un sino de pesadilla y ausencia en los dominios de lo desconocido que alonga en sus vespertinos horizontes las adustas figuras de los árboles gigantes y llegando con la noche ese raro Orfeón zoológico de la mano de las sombras dando paso a que las fieras entonen su lenguaje bronco y amenazador.

El río...

Una mañana llegó a la rivera del gran río con sus líneas arcifinias limitándolo en aquella orilla y piso una playita... el laudade fue total, jubilosa ufanía dolora; toco su barriga que latía y pensó que el camino recorrido fue hecho con terco amor pero con mucho dolor. Valió toda la pena.

                                                                                                 "El camino de la selva, 1922" (Farwel)

Un abrazo de gratitud y estima.

Hortensio.

Post escriptum: Si tomas un diccionario que sea el más arcaico.