domingo, 18 de marzo de 2018

La Esperanza en política

La esperanza es
un sueño despierto.
Aristóteles.

Si no tenemos esperanza
en que el devenir será mejor, de
nada vale despertar a un nuevo día.
Farwel.
La necesaria esperanza sobre un futuro mejor...
Sí señores, así como lo están leyendo, en política los profesionales en ese cuestionado "arte" saben que éste sentimiento es parte esencial de una buena y exitosa campaña, ésta tiene, desde luego, que  venir acompañada del miedo para que produzca los frutos deseados en contra de sus enemigos de turno y tener el control social sobre una población asustada y temerosa.

Por ejemplo, B. Spinoza, define la esperanza como "una alegría inconstante, que brota de la idea (sembrada) futura o pretérita, de cuya efectividad dudamos de algún modo. Es decir, el sujeto imagina la posibilidad de que esa cosa que espera de hecho acontezca, y en la misma medida teme que no ocurra" " A la inversa, el miedo es esa tristeza inconstante que ronda alrededor de la posibilidad de que algo que esperamos que no ocurra, finalmente tenga lugar"... que claridad de criterio el de éste pensador de antaño (algo ha cambiado?).


En éste siglo 21 las llamadas 'redes sociales' plantean un extraordinario escenario para percibir lo que desean los ciudadanos en sus demandas políticas y sobre todo, sus esperanzas sobre el futuro deseado para sus hijos y sus nietos. Pero todo se limita de pasar de una justa esperanza a un miedo injustificado, ese el nombre del juego, influir en las emociones de los votantes, no con argumentos serios, lógicos y racionales, sino con promesas mesiánicas de salvación y lo peor, influir subliminalmente en los anhelos y los sueños de un pueblo que se deja manejar añorando "lo mejor" para sí y sus familias, en un 'cacareado' cambio, que nunca se ve llegar.

Es ya un viejo paradigma, el de acudir y apelar a la esperanza y al miedo, para aglutinar a sectores heterogéneos bajo su égida protectora y seguir manteniendo el poder o lograrlo para sus intereses discursivos. Por principio, ya es sabido que el miedo a lo desconocido o a "lo nuevo" como impredecible, produce más ansiedad y temor que la esperanza. Por eso la sentencia popular de "es mejor malo conocido que bueno por conocer" toma aquí, en Colombia, toda la dimensión del problema de los que insisten en mantener un 'status quo' gastado y aberrante en desigualdad social, frente a una justa reacción y de cara al cambio, que de por sí genera desconfianza y sentimiento de pérdida que a su vez degenera en temor.


A eso la derecha lo llamaría populismo, como una amenaza peyorativa, porque es peligroso y desestabilizador del régimen y el statu quo; hablar de discriminación descarada, de desigualdad social, de inequidad e injusticia, de exclusión y falta de  representatividad de las regiones, de represión por la justa protesta, eso sí que es malo, muy malo... pero desgraciadamente ahí está y 'no podemos tapar el sol con un dedo'. Toda propuesta de la izquierda es demagógica y de por sí mentirosa, hay un dicho muy diciente: "Los populistas dan soluciones falsas a problemas reales"; es hablarle al pueblo de lo que quiere oir. Pero es que nadie sabe lo que es populismo o si corresponde a la realidad de los hechos de una sociedad 'enferma' como la nuestra y en donde el mentado término se hace impreciso y complejo, sin linderos definidos y de una ambigüedad que se deja manosear o manipular con facilidad por gobernantes y líderes deshonestos que no tienen propuestas ciertas aunque duelan y sean impopulares.

Por eso se hace necesario atajar una 'candidatura populista' con vocación social  y si es de izquierda con mayor razón, con mensajes y discursos de contenido negativo, de amenazas y advertencias untadas de terror apocalíptico si se llegara a consolidar un triunfo de su opositor antagónico. Decirle populista a un líder, es descalificarlo, decirle mentiroso y lo peor, es un peligro que trata de hacer un vínculo directo con el pueblo por encima de la Ley y las Instituciones, adulterando la democracia.

Es muy triste reconocerlo, pero en Colombia, todos los políticos sin excepción, son y han sido populistas y demagogos, ya sean de derecha o de izquierda, que han recurrido al miedo, al odio, a la intolerancia y a la vulgaridad, ahora desde las redes sociales, contra su opositor para alcanzar su objetivo... el poder, sin ninguna claridad analítica.
    
¿Hasta cuando...?

Si los políticos en Latinoamérica no recurren y cuentan con el apoyo de la clase media, es muy difícil casi que imposible, obtener una victoria electoral significativa y permanente, pues es la clase que está en el justo medio entre la oligarquía y el pueblo obrero, ese que vive desmotivado, resentido, inculto que no le importa (como se ha visto en la abstención del más del 50%) lo que pase electoralmente en un país que para ellos es infame y opresor, y en eso falla la propuesta de Petro en contra de esos adoradores y aduladores de líderes 'carismáticos' (Uribe Vélez) dictadores y reyezuelos de turno, mientras que la política del líder izquierdista se enfila en solucionar eternos problemas de esa clase popular totalmente despolitizada, los derechistas asustan a su clase media, para redireccionarla hacia sus espurios intereses.

Un muchacho preguntaba a su profesor de ciencias: "¿Para qué sirven el miedo y la esperanza en la práctica política...?" la respuesta fue de un pragmatismo muy simple: "porque funcionan de maravilla". Hay un dicho tibetano: "La tragedia debe ser utilizada como fuente de fortaleza." explicaba el decimocuarto Dalai Lama: "Así que no importa cuales sean las dificultades, qué tan dolorosa sea la experiencia: si perdemos la esperanza, ese es nuestro verdadero desastre." Y el premio nobel de literatura el francés Albert Camus, decía: "Donde no hay esperanza, nos incumbe a nosotros inventarla."
Después de una gran tormenta, siempre viene la Paz.

Yo no pierdo la esperanza de que con las elecciones presidenciales del mayo próximo, el pueblo  de Colombia, sabrá elegir sin miedo y sin temor la mejor opción, para seguir con y hacia el tránsito total de la tan anhelada Paz, y si no a luchar por inventarla.

Un fuerte abrazo de esperanza.

Hortensio.