domingo, 28 de enero de 2018

No todo está perdido

El perdón es el agua que extermina
 los incendios del alma.  (Anónimo)

Perdona siempre a tu enemigo.
No hay nada que le enfurezca más.
(Anónimo)


¡El perdón...!
Es verdad sentida y necesitada... No todo está perdido, y en éste Plácido domingo, lo he pensado
 con la confianza que me nace del corazón y el corazón me domina en estas horas aciagas por las que transita La Patria, por culpa de los radicalismos que se campean a sus anchas, en donde cada vez las posiciones políticas son más enconadas y polarizan el espectro ideológico - si decir así se puede- que se va difuminado entre la corrupciòn y la polarización de bandos antagónicos corroídos por el odio populista y los intereses personalistas de caudillismos caducos e innecesarios que se alimentan de los resentimientos de clase insensatos y en medio de un contexto económico difícil...

Yo confieso, que desde mi 'zona de confort' miro con preocupación ese cocktail tóxico y peligroso cuyos ingredientes son... el descontento político, la corrupción a todo nivel, el extremismo político y la crisis económica, verdadera bomba que tenemos que tratar de desactivar los que nos nos hemos contagiado de esos radicalismos idiotas o hasta imbéciles que nos llevaràn a una sin salida que no deseamos, para nuestras familias, hijos y nietos, y basados -eso sí- bajo el influjo transformador de la moral, autodeterminación, la justicia y la libertad... ¡Sin Suspicacias!

Ni una lágrima más por
ésta absurda guerra.

Ya es suficiente la negra y asquerosa, larga y dolorosa lucha por mantener esta frágil democracia; ahora es tiempo del cambio sincero en la política, en la economìa y en lo social, sin reconocer ningún tipo de infames privilegios de clase, de raza, de religión y mucho menos privilegios de fortuna, defender los derechos constitucionales del ciudadano y las relaciones sociales (¿serà posible?)

De muchas víctimas y desplazados, que conozco he aprendido que la única salida a esta infame guerra sin sentido (como todas  a través de la historia) no es más guerra, que no es derrotar al enemigo con más bajas o muertes entre hermanos, se puede salir de éste ciclo autodestructivo que genera el odio, con la sola idea sana del perdón, sin la soberbia del que fue ofendido y la humillación del victimario 'indultado y reinsertado a la sociedad'... solo Perdón simple y llano como la misma palabra y sin guardar el enfermizo rencor que amarga y degenera en más odio.

El luto por una pena y un duelo...
saber perdonar
es liberar el alma de angustias y dolor.

De un autor desconocido he podido leer: "Perdón: palabra acuñada por alguien que quiso con el corazón reparar un daño." ¿Porqué es tan difícil perdonar y superar la culpa, el odio y el rencor? Perdonar, lo han dicho muchos humanistas, es "liberar de la deuda a las emociones ligadas al recuerdo de la mala experiencia" es liberar el alma de ese odio continuado y enfermizo que nos causó el daño, ese que nos dio tanto dolor; perdonar es un acto de nobleza voluntaria, el olvido es muy personal e involuntario en su proceso. Es razonable y muy conveniente desechar esa creencia que detrás del odio y el rencor, escondido está siempre y sin excepción, el juicio pernicioso de que uno es mejor que la persona que nos ofendió; recuerda, no todo está perdido... ¡Perdonar no es olvidar, sino recordar sin que nos duela!

El perdón rompe cadenas, libera el alma...

Un abrazo pleno de reconciliación.

Hortensio.