El solo hecho de existir causa una angustia inconsciente que no se puede describir científicamente aunque se le ha llamado en su conjunto como el 'síndrome del estrés' o 'angustia existencial' otros con más razón lo han apodado 'El asesino silencioso'. Yo, como un simple "hablante lírico" con respeto pero no sin asco, le he dedicado estos degradantes versos en prosa decadente...
¡Cómo no sentir esa magia que agita el viento!
así es el 'asesino silencioso'... sutil, taimado e infame,
inquietante oscuridad que trae una penumbra de
terciopelo azul, suave, delicada y hasta hermosa
que nos hace recordar nuestra extraña realidad
de angustia y zozobra, temor y desconcierto...
Pero no sentimos su asesina presencia ni su sombra.
Intranquilidad y excitación, deseo y reverencia
que se convierten en un excitante horror que llena
de desconcierto y culpabilidad la existencia...
enmarañada y desequilibrada, angustiada y viva.
Y ahí está presente en lo más recóndito de nosotros,
atento a que lo concitemos para mostrar su nefasta cara
para infectarnos hasta la náusea, destrozando nervios y
fingir euforia pero también pesadumbre que no nos deja
distinguir cualquier sensación de la otra, caos y locuras
en esa existencia irrenunciable que no se ha podido vivir...
Esa es su infame y perlática presentación, todos la callamos.
Por que, ¡ha difícil que es vivir! en todo el sentido que
esa palabra implica llegando a la pregunta que es necesaria:
¿Cómo vivir nuestra existencia en éste medio tan hostil?
por que es hostil hasta la física y degradante agresión...
La respuesta no puede ser general, cada quien la vive
a su manera, la siente en su interior como su síntoma
de estar vivo, sensación que casi se puede tocar, oler
y desde luego oírla y verla como un reflejo doloroso...
que de no enfrentarlo indefectiblemente nos asesinará.
Ya con su veneno en nuestra sangre, en nuestras entrañas
a buscar el antídoto.... el más difícil y anhelado de todos los
tiempos, actuales, pretéritos y añorado por el no nacido
e incierto futuro: La Paz... sí, esa criatura pálida hija de
la Tranquilidad y el Reposo, padres que no tienen igual.
Pero, estamos en la Tierra y somos sus creaciones, hijos
de Natura, nuestra adorada madre, la sabia y única maestra
enigmática, bella y misteriosa pero peligrosa y despiadada
que no da concesiones al desadaptado que se dejó abordar
por el abyecto y vil asesino, porque La Naturaleza es así.
Sí, así es nuestra madre Naturaleza... nos da pero nos quita,
si la entendemos sin duda nos adaptaremos y ahí comienza
la lucha por la existencia que será sin tregua sin concesiones
a cada instante de nuestra existencia y porque desde
el momento prístino en que empezamos a respirar...
el momento prístino en que empezamos a respirar...
solo oxido tendremos hasta el final.
No cedas ni dejes de luchar contra la degradante impotencia
que trae el 'asesino' ni te abandones en flaqueza a su mezquina
tortura velada y silenciosa que siempre invita a la angustia tapada
de desesperante gangrena corrosiva que acaba poco a poco con
la estabilidad emocional, fuego dormido en pedernales negros...
Y el asesino encuentra el suelo fértil para sus homicidios en la
deshumanización de una sociedad contraria al bienestar, civilización
masificadora y envilecida de canalladas permanentes que se transmiten
genéticamente entre generaciones presas en las paredes de esa maldita
y necesaria "civilización técnica" fenicia y mercantilista... antinatura.
Y el asesino silenciosamente tomara tu cuerpo hasta asfixiarlo
si llegamos en definitiva a aceptarlo a que viva en la callada
soledad de nuestros cuartos y en la tibieza de nuestras camas;
es tu responsabilidad, ten presente que el azar no existe, tedio vital
atrofiado compulsivamente, inercia viciosa y esclerotizada, vil
conformidad que mantiene nuestro caos y nos aísla hasta la disolución.
Y así infectados y contaminados nos asomamos a subsistir en el diario
fragor de la existencia y con esa sensación de que algo no anda bien y que,
se está facilitando una rendición más fácil y manipulada aberrantemente
por el 'asesino' a quien le hemos dado pie para que se instale en nosotros;
No hay otra salida, atacar siempre ha sido la mejor defensa, nosotros o él.
Un belicoso abrazo y una lágrima helada...
Hortensio.