domingo, 24 de enero de 2016

La abjuración de Galileo

Cada época de la humanidad ha tenido sus pro y sus contras, pero esa nefasta que va desde la caída del imperio romano a la 'ilustración' y que se ha denominado tristemente como 'el oscurantismo' no tiene parangón ni perdón de dios, en ella se cometieron a nombre de Jesús- Cristo y de una iglesia absurda y dogmatizada por leyes dictadas por la inspiración del 'espíritu santo' (?!!!?) las más atroces y degradantes persecuciones a quienes no estaban de acuerdo a su apestosa ignorancia... éstas normas degeneraron en un santo tribunal de justicia "divina" denominado la Santa Inquisición, autora de crímenes inimaginables, que no son del caso recordar en este preciso momento.
El sabio... humillado.
En este Plácido domingo, con el 'qué bueno' haber nacido en éstos tiempos, un ejemplo de la degradación y humillación a que fue sometido uno de los más ilustres científicos de su tiempo... pocos conocemos el acta de la retractación del sabio (abril 30), para que no fuera quemado vivo en la hoguera; a estos extremos fue sometido y condenado a prisión un 22 de junio de 1633; le dieron una domiciliaria por su lamentable estado de salud y por viejo... miren esto:

"Yo, Galileo, hijo del difunto Vincenzo Galilei, florentino, de setenta años de edad, compareciendo personalmente como acusado ante este tribunal y arrodillado ante vosotros, eminentísimos y reverentísimos señores Cardenales Inquisidores Generales contra la depravación herética a lo largo y lo ancho de toda la comunidad cristiana, teniendo ante mis ojos y tocando con mis manos los Santos Evangelios, juro que he creído siempre, y creo ahora, y que, con la ayuda de Dios, creeré en el futuro, todo lo que sostiene, predica y enseña la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana.

Pero en vista de que, después de habérseme intimado judicialmente por este Santo Oficio el mandato de que yo debía abandonar por completo la falsa opinión de que el Sol es el centro del mundo y está inmóvil y de que la Tierra no es el centro del mundo y se mueve, y de que yo no debía sostener, defender o enseñar de ninguna manera , verbal o por escrito, dicha falsa doctrina, y después de habérseme notificado que dicha doctrina era contraria a las Sagradas Escrituras, escribí e imprimí un libro en el cual discuto esta nueva doctrina ya condenada, y presentó argumentos grandemente convincentes en su favor, sin presentar ninguna solución de ellos, he sido declarado por el Santo Oficio como vehemente sospechoso de herejía, es decir, por haber sostenido y creído que el sol era el centro del mundo e inmóvil, y que la Tierra no era el centro y se movía.

Por lo tanto, deseando quitar de las mentes de sus Eminencias y de todos los fieles cristianos la vehemente sospecha justamente concebida contra mí, con sincero corazón y no fingida fe, yo abjuro, maldigo y detesto los antedichos errores y herejías y, en general, todo otro error, herejía y secta que sea en absoluto contraria a la Santa Iglesia, y juro que en el futuro nunca dire o afirmaré, verbal o por escrito, nada que pudiese dar ocasión a una sospecha similar con respecto a mí.

Pero, si llegase a conocer a cualquier hereje o persona sospechosa de herejía, lo denunciaré ante este Santo Oficio o ante el Inquisidor General y Ordinario del lugar donde yo pudiese estar. Más aún, juro y prometo cumplir y observar en toda su integridad todas las penitencias que me han sido impuestas o que me serán impuestas por éste Santo Oficio.

Y, en el caso de que contraviniese (¡que Dios no lo permita!) cualquiera de estas mis promesas y juramentos, me someto a todas las penas y penitencias impuestas y promulgadas en los cánones sagrados y en otras constituciones generales y en particular contra tales delincuentes. Que así me ayuden Dios y estos Santos Evangelios que toco con mis manos.

Yo, el antedicho Galileo Galilei, ha abjurado, jurado, prometido y obligado a mi mismo según lo dicho anteriormente, y en testimonio de su veracidad he suscrito con mis propias manos el presente documento de mi abjuración y lo he recitado palabra por palabra, en Roma, en el convento de Minerva, este día 22 de junio de 1633."

Texto original de su abjuración en su parte final.

 No más que decir... ¿cómo, con que ganas? ha, al salir del tribunal de la inquisició, cabizbajo y apesadumbrado se le oyó decir: "Eppur si muove" (más sin embrago se mueve).

El sabio tratando inútilmente de convencer a su ignorantes
verdugos de que la ciencia no era incompatible con la religión.

Un triste abrazo de indignación.

Hortensio.


P.D.:  359 años, 4 meses y 9 días después de su condena y abjuración, el papa romano-polaco, alias Juan Pablo II, le pidió perdón a la comunidad científica y de por sí a Galileo, el gran filósofo y matemático de Pisa, en una inútil e idiota satisfacción póstuma... que los libres pensadores la aceptamos y que no se vuelva a repetir.

Notificación de la condena

Otra P.D: En 1632 Galileo publicó en Florencia su libro: 'Diálogo sobre los dos Máximos Sistemas, tolomeico y coperniquiano', en el que defendía la concepción heliocéntrica del Universo formulada por Copérnico, frente a la afirmación de que era el Sol el que giraba en torno a la Tierra, que estructuraba el absurdo sistema de Tolomeo y su "antropocentrismo inmanente a su fe en la creación"

  

1 comentario:

  1. Y pensar que na academia demoro más de un siglo en reconocer la verdad de Galileo y se apaño de forma descarada con quienes detentaban el poder todo en pro de no perder su influencia"educativa"!!!???

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