domingo, 8 de septiembre de 2013

El beso de los amantes


Quienes visitan en París el museo de Augusto Rodin, se sorprenden de ver tantas y tan 'portentosas' obras escultóricas del autor a través de su vida, pero hay una que llama poderosamente la atención, por lo menos a mi me 'fascina' y es ese mármol que creara entre los años de 1882 al 89 y que no es otro que el Beso, 'Le Baiser' como lo llamó  Balzac y desde luego el público... así se quedó, puesto que Rodin la llamó su "gran bibelot'' para que el escritor así lo aceptare, pero no fue posible y así se quedó.
El beso

Muy pocos de los guías turísticos narran de donde vino la inspiración de Rodin para lograr semejante belleza de escultura, por eso es definitivo que antes de emprender un viaje de cultura, lean hacia donde se van a dirigir y así no depender tanto de esos 'necesarios ordenadores de tiempo' y de sus escasos conocimientos... ¡no somos gringos!

La inspiración vino de la lectura del poema V de la 'Divina Comedia' del Dante, que a la vez fue inspirada en una trágica historia real que sucedió en la 'edad media', fueron los amores adúlteros de Francesca y Paolo (por eso el Dante los pone en el infierno), que tanto ha inspirado a los más connotados poetas , escritores, pintores y escultores de todos los tiempos; ya poco hay que decir, sólo recordarles a mis eventuales seguidores, la verdadera historia de cómo pasaron estos hechos tan desafortunados...

La Historia:  
                      Francesca da Rímini o de Polenta, nacida en 1255 y muerta en 1285, era una hermosa noble italiana hija del gobernador de Rávena que por acuerdos políticos y para mitigar la lucha con su par de Rímini, la comprometió con el hijo mayor de éste gobernante; llamado Gianciotto Malatesta le decìan 'el cojo'... aquí comienza la 'tragedia'. En 1275 se ha concertado el matrimonio de la heredera de Rávena y el heredero de los Malatesta, para unir estas familias y poner término a las disputas territoriales de las dos ciudades; el viejo Malatesta a sabiendas de que su hijo podría ser rechazado por la hermosa joven, ya que éste (Gianciotto) era deforme por su gran joroba y cojera, además mal encarado, mando a su hijo menor Paolo, joven apuesto y de excelsas cualidades a pedir la mano de Francesca por su hermano, ella no entendió la maniobra de los Malatesta y al ver a Paolo, quedó prendada de él pero Paolo a su vez se enamoró al solo verla.

En el camino a Rímini, Paolo le contó lo del pacto de sus padres y la palabra empeñada que de ser rota, desataría una guerra; Francesca se casó con el Malatesta deforme, que le empezó a dar mala vida por qué no era correspondido, la situación se volvió insostenible y el ambiente pesado, motivo por el cual el viejo Malatesta, envió a Paolo y a su esposa (Orabile Batrice de Ghaggiuolo) lejos a cuidar las fronteras del reino en Giancciotto y el tiempo pasó y los deseos de estos enamorados se iban concentrando, con una disculpa de mala salud de su esposa el matrimonio regreso a Rímini, a cumplir su cita con el destino.

El cojo no le quitaba los ojos en ningún momento a su esposa y en aquella mañana trágica, desde la torre la observaba, estaba en el jardín leyendo un libro a la luz tibia de un sol primaveral, en esas apareció en el escenario su hermano que se sentó junto de ella y le empezó a leer algunas páginas del romance prohibido entre Lancelot y Ginebra, ambos subieron al cuarto... la cercanía de sus cuerpos encendió esa loca pasión retenida e irrefrenable y se unieron en un frenesí de beso apasionado como ninguno. El marido que había bajado enceguecido de celos, desenvaino la espada y los atravesó de una sola estocada, cuentan los juglares que fue tan certera que los dos murieron en el acto.

Paolo y Francesca.

La historia es muy mezquina en lo que pasó después de semejante tragedia, pero todo fue muy impactante para semejante época medieval, o falta investigación o simple curiosidad; lo que quiero enfatizar es el gran movimiento artístico y poético que conmovió a grandes personajes alrededor de este crimen pasional y lo voy a reseñar con sus mejores piezas poéticas, comencemos con el inspirador de Rodin, quien los coloca en el infierno, ya que no tuvieron tiempo de arrepentirse:


Cómo el amor a Lanzerote hiriera,
por deleite, leíamos un día:
soledad sin sospechas la nuestra era.

Palidecimos, y nos suspendía
nuestra lectura. a veces  la mirada;
y un pasaje, por fin, nos vencería.

Al leer que la risa deseada
besada fue por el fogoso amante,
éste, de quien jamás seré apartada,

La boca me besó todo anhelante.
Galeoto fue el libro y quien lo hiciera:
no leímos ya más desde ese instante.
(...)

Y así termina el canto diciendo:

Mientras que un espíritu ésto decía,
el otro lloraba de modo que da piedad
me vino algo así como si muriese;
y caí como un cuerpo muerto cae.

                                                           Dante Alighieri, Canto V, 127/138. 



Por su lado el gran Gustavo Adolfo Becquer, le compuso una de sus inmortales rimas, que llamó:

"La bocca mi baccio tutto tremante"

Sobre la falda tenía
el libro abierto,
en mi mejilla tocaban
sus rizos negros:
no veíamos la letras
ninguno, creo,
y, sin embargo, guardábamos
hondo silencio.

¿Cuánto duró? Ni aún entonces
pude saberlo.
Sólo se que no se oía
más que el aliento,
que apresurado escapaba
del labio seco.
Sólo sé que nos volvimos
los dos a un tiempo
y nuestros ojos se hallaron
y sonó un beso.
(...)

Creación de Dante era el libro,
era su infierno.
Cuando a él bajamos los ojos
yo dije trémulo:
¿Comprendes ya que un poema
cabe en un verso?
Y ella respondió encendida:
¡Ya lo comprendo!

                                                     Gustavo Adolfo Becquer




Y el gran Borges, en pleno siglo XX, no pudo contener su pluma ante la nefasta historia y escribió su poema que intituló:

Inferno, V, 29

Dejen caer el libro, porque ya saben
que son las personas del libro.
(lo serán de otro, el máximo,
pero eso qué puede importarles.)
Ahora son Paolo y francesca,
no dos amigos que comparten
el sabor de una fábula.
Se miran con incrédula maravilla.
las manos no se tocan.
Han descubierto el único tesoro;
han encontrado a el otro.
No traicionan a Malatesta,
porque la traición requiere un tercero
y sólo existen ellos dos en el mundo.
Son Paolo y Francesca
y también la reina y su amante
y todos los amantes que han sido
desde aquel adán y Eva
en el pasto del Paraíso.
Un libro, un sueño les revela
que son formas de un sueño que fue soñado
en tierras de Bretaña.
Otro libro hará que los hombres,
sueños también, los sueñen.

                                                                       Jorge Luis Borges, La cifra, 1981.


Una 'esquirla' de la la poética del inmortal mexicano, al respecto:

"Paolo, tu culpa romancesca
Viene a mi espíritu, Francesca,
unida siempre a Paolo vas,
Impúlsanos funanbulesca
Ronda, más vivo, mucho más..."

                                                                     Amado Nervo


Se que es pretencioso hasta más no decirlo -por eso pido disculpas de antemano- poner mi poema al lado de semejantes 'titanes', pero eso es lo bello de los Blogs, que la página es de uno y en ella uno hace "lo que le venga en gana" en mi caso con 'humildad' y responsabilidad, mi heterónimo lo llamó:

El sublime beso de Paolo a Francesca

La tragedia del beso

Un sólo beso bastó
para que el Dante
los condenara al infierno;
y a Petrarca le mostrara
 su triste compasión...
y nada más pudo hacer.

Hoy siguen los amantes
hasta el fin de los tiempos
sin poder tocarse...
sólo suspirar y anhelar
el beso de pasión que un día
escapó de sus labios y
el libro que de sus manos cayó.

                                                               Hortensio Farwel, Mayo de 2012



Un infernal abrazo.

Hortensio.