domingo, 23 de junio de 2024

Un dolor emocional.

  

"Nací sin saber porqué, he vivido sin saber
cómo. Muero sin saber cómo ni porqué."
Pierre Gassendi. 

El dolor es inevitable
el sufrimiento opcional.
Anónimo.  

Un dolor emocional.

El dolor es nuestro compañero permanente y lo peor es que nos hemos acostumbrado a él; más de las veces sin ser de esos dolores derivados de la salud deficiente y crónica, son aquellos dolores 'tolerables' e insinuados, sufrimientos no intensos que no sabemos determinar pero que están ahí, dolores quizá derivados de la rutina del trabajo y las molestias habituales, pan de cada día y del día a día, todo ese cotidiano vivir es propicio al dolor, ese diario ejercicio de la subsistencia lleno de estrés, nos expone e indispone a perder lentamente la salud -física y mental- y nos predispone a sentir ese dolor profundo proveniente de las emociones negativas, como el miedo, la ira, frustraciones, desilusiones o decepciones, fracasos, injusticias, problemas cognitivos y de la peligrosa tristeza. 

Es un patrón erróneo que hay que combatir, corregir a tiempo antes de que se vuelva constante y llegue hasta enviciar, hay que ahondar en los porqués o nos enfermará de verdad. Thomas Jefferson lo describía muy bien al decir: "El arte de la vida es el arte de evitar el dolor". Todo criatura humana con el pasar del tiempo empieza a asimilarse a su dolor, solo basta con mirar a la gente que camina por ahí y puedes percibir que sufre de algún dolor emocional.

Todas esas emociones negativas -cualquiera que sea- cuando se atascan, siempre somatizan esa conmoción generando afecciones físicas en diferentes lugares del cuerpo... por nombrar algunas: dolores de cabeza, dolores gástricos como hiperacidez, ulceras gástricas y duodenales, colon irritable, caída del pelo, irritabilidad, cambios hormonales y trastornos sexuales, fibromialgias e hipertensión arterial, entre otros muchos y desde luego todo esto afecta las relaciones interpersonales y ese estado de ánimo convierte a la gente en seres huraños, retraídos y amargados y lo peor, abona el camino a la misantropía.

Es el dolor psíquico freudiano que hace descubrir lo endeble que somos en nuestra finitud y la absurda indefensión humana... es para pensarlo.

Un saludo alejado 'en lo posible' del dolor.

Hortensio.