Es un patrón erróneo que hay que combatir, corregir a tiempo antes de que se vuelva constante y llegue hasta enviciar, hay que ahondar en los porqués o nos enfermará de verdad. Thomas Jefferson lo describía muy bien al decir: "El arte de la vida es el arte de evitar el dolor". Todo criatura humana con el pasar del tiempo empieza a asimilarse a su dolor, solo basta con mirar a la gente que camina por ahí y puedes percibir que sufre de algún dolor emocional.
Todas esas emociones negativas -cualquiera que sea- cuando se atascan, siempre somatizan esa conmoción generando afecciones físicas en diferentes lugares del cuerpo... por nombrar algunas: dolores de cabeza, dolores gástricos como hiperacidez, ulceras gástricas y duodenales, colon irritable, caída del pelo, irritabilidad, cambios hormonales y trastornos sexuales, fibromialgias e hipertensión arterial, entre otros muchos y desde luego todo esto afecta las relaciones interpersonales y ese estado de ánimo convierte a la gente en seres huraños, retraídos y amargados y lo peor, abona el camino a la misantropía.
Es el dolor psíquico freudiano que hace descubrir lo endeble que somos en nuestra finitud y la absurda indefensión humana... es para pensarlo.
Un saludo alejado 'en lo posible' del dolor.
Hortensio.