domingo, 20 de febrero de 2022

Un solo apunte más...


 Mi silencio no me protegió.
Tu silencio no te protegerá.
Audre Lorde.

Sí eso es, un solo apunte más sobre la polémica del aborto, la objeción de conciencia y la Ley,  aunque ésta historia es verídica pues fui consultado al respecto, cambio los nombres para proteger a los protagonistas. En éste Plácido domingo una triste y hasta estúpida historia que solo nos pasa a nosotros los humanos, con énfasis en los colombianos...

Corría el año de la pandemia (2020) y la tragedia asomó su torva faz en la familia de María Oliva Ortiz, madre soltera con dos niños pequeños fruto de una relación frustrada y fallida que degeneró en el abandono total de esa joven madre.

Guayasamín y la maternidad.

Luisa, una niña menor de edad, para la época 13 años, vivía en los cerros orientales del norte de Bogotá en un barrio llamado Santa Cecilia Alta; allí con su hermanito de tan solo 9 añitos y su madre, subsistían día con día, con el precario salario de su mamá 'empleada de por días' en una casa de alto estrato de la localidad de Usaquén. Así transcurría esa rutina, hasta que Oliva se enamoró de un conductor de volqueta que trabajaba en las receberas y areneras del sector... y lo llevó a vivir a esa modesta y humilde casa del cerro, en donde pasó la restricción a la movilidad impuesto por el gobierno a raíz del Covid-19   

A comienzos de abril del 2021, Oliva empezó a ver muy extraña a Luisa y su comportamiento depresivo no era normal, vivía a cada instante rascándose las partes baja de su vientre. Una mañana cuando su hija se estaba bañando la observó detenidamente, entró en el baño y personalmente constató un severo sarpullido con llagas casi a punto de reventar en sangre por toda el área de la vagina y el ano. La condujo al cercano Hospital Simón Bolívar y al ser auscultada, la doctora dictaminó Herpes genital producto de un contagio por relaciones sexuales.

Luisa confesó que Pedro, la venía abusando sexualmente desde hacía varios meses y era amenazada con hacer una tragedia si contaba algo, el tipo al enterarse que su delito se había descubierto, desapareció del sector y está siendo buscado con una orden de captura por todo el país. Y desde luego, estaba embarazada con cerca de cuatro meses, por su constitución delgada casi no se le notaba. Le aconsejé que se acogiera a la sentencia C-355 de 2006 de La Corte Constitucional, para que fuera interrumpido legalmente ese embarazo por abuso y violación. Oliva, tuvo la desgracia de llevarla al Hospital San Ignacio, por recomendación de su patrona sin pensar que era un hospital de curas jesuitas y lo que tenía que pasar pasó...

¿Luisa...?

Se encontró con un médico católico objetor de conciencia que se negó a realizarle el procedimiento y la remitió a un colega, el doctor Rubio que tenía fama de no ser tan confesional y aunque la atendió y se interesó por el caso de la niña, tampoco lo hizo por miedo a perder su puesto en el hospital, con mucha delicadeza las despacho del hospital, y prometió conseguir quien lo hiciera pero quedó muy mortificado al ver la salud de Luisa, por varios días llamó a preguntar por Ella. Una mañana llamó a decirle a Oliva que había encontrado al colega que no era objetor, pero se encontró con una tragedia de proporciones catastróficas no solo para la familia sino para él...

Luisa se había suicidado, se le lanzó a un bus que venía a alta velocidad y que no pudo frenar atropellándola y pasando por encima de Ella, murió instantáneamente... ella y su bebé. El doctor Rubio, literalmente enloqueció de ira e impotencia, renegó y maldijo su cobardía. Pidió ser investigado por la fiscalía y solicitó ser oído ante a un comité de ético de la Javeriana. Y aunque no lo juzgaron, él renunció a seguir trabajando en ese hospital y hoy en día es un abanderado de la interrupción del embarazo por las tres causales que permite la Ley, luego de someterse a un severo tratamiento psiquiátrico, trabaja en esa área de ginecobstetricia en un Hospital universitario adscrito a una Universidad estatal... todos los meses pasa por el cementerio de Usaquén y deja un ramo de flores en la tumba de Luisa.                                                                  

***

Sobra decir que las convicciones ideológicas y religiosas, filosóficas y hasta científicas, antedatan a las democracias modernas y nos tocaría remontarnos hasta las escuelas filosóficas de la antigua Grecia y el renacimiento, en busca de ese concepto fundamental como lo es La Ética... nos haríamos interminables y como lo dije, éste es un solo apunte más, pero esa es la médula de la problemática que no deja de tener polémica actualidad y que pueden originar incompatibilidades (médicas qué es el tema propuesto) en un acto o tratamiento médico específico y en un momento dado, ocasionando en el médico, conflictos de conciencia y su choque con las normas legalmente aprobadas.

¿La objeción de conciencia...?

Entonces, en una visión dilemática surge ese 'Choque' anteriormente propuesto entre los principios que el profesional considera acorde a su dignidad ética y moral como un derecho, frente a el derecho de los ciudadanos a recibir la atención médica debida que -aunque esa objeción no es un derecho absoluto-, se  debe tener en cuenta sobre la responsabilidad de ese médico de cara al ciudadano angustiado que solicita su ayuda, con base en un bien jurídico reconocido por la Ley. Por eso es de urgencia legislar sobre la inaceptabilidad de la objeción de conciencia en los profesionales y sobretodo, los de la salud. 

Emparentado con la anterior reflexión urge que se priorice en ellos que es más importante (como un imperativo moral), si sus propias creencias o los intereses, la autonomía y la dignidad del paciente a ser dañados por omisión. Por eso la legitimidad y la legalidad de un objetor debería ser analizados por un comité interdisciplinario en donde tenga cabida no solo médicos especialistas, sino abogados expertos en la materia.

Quedó planteado, y fue solo un apunte no más...

Abrazo. 

Hortensio.