domingo, 28 de diciembre de 2014

La 'indulgencia' que pagó mi tía...

"Mi anciana tía le "regaló" a un cura párroco una casa avaluada en setecientos ochenta millones ($780.000.oo) de pesos, en el tradicional sector de Teusaquillo y que era parte de nuestra herencia ya que ella es soltera y nosotros hijos de su único hermano; al preguntarle el porqué había hecho tal cosa dijo que le habían prometido una indulgencia plena para cuando ella muriera se fuera derechito al Cielo y además le alcanzaba para un sufragio para sus padres y poder sacarlos del 'purgatorio', sobre todo a mi abuelo que "había sido terrible" fue todo lo que dijo cuando supimos de la pérdida del inmueble".

Cuando me lo contaron, ¡no lo podía creer...! Pensaba que las 'indulgencias' eran idioteces del pasado, ese pasado ridículo (a nuestros ojos hoy en día) y hasta siniestro (por sus consecuencias) con las que la Iglesia de Roma lleno el "Tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los Santos" y dividió a sus 'fieles' los cuales protestaron (con Lutero y sus 95 tesis) ante tamaño despropósito... comprar la salida del 'purgatorio', ese tenebroso sitio de purificación por fuego (el elemento que más temor produce a la criatura humana) para poder ingresar a 'el cielo' y sentarse a los pies de ese 'ente trinitario' comúnmente llamado Dios, por toda la eternidad (terrible panorama).

Un ánima del purgatorio rescatada después de pagar la indulgencia.

Fue tan rentable el miedo al infierno y la posibilidad de comprar la salida del purgatorio, después de habersen perdonado las 'culpas' de los pecados (graves o benignos) que la famosa 'cajita de latón' (alcancía) alcanzó su máximo furor por allá en el año de (1517)... consistía en que los pecadores depositaban sus monedas en la cajita y al tocar el fondo y producir el característico ruido, los curas daban las gracias diciendo que: "ha salido un alma del purgatorio" (¿precursores de los juegos tragamonedas?) el sonido del choque de los metales, producían el efecto deseado y todos querían en algún momento, sacar un alma de semejante suplicio... algún día alguien los sacaría a ellos.

Grabado de la época en donde se aprecia con toda la crudeza
la venta de 'indulgencias' en un mercado de pueblo.
Pero, el pecado de las religiones, por sobre todo las cristianas... la codicia, llegó a un punto de exacerbación con la venta indiscriminada de cargos eclesiásticos o simonías (hasta obispados y cardenalatos) venta de reliquias de santos y desde luego las indulgencias' y el "Acto heroico de caridad" o también llamado "Voto de ánimas" (ya no sabían que eufemismos cursis inventarse para robar los 'bienes terrenales' de los incautos fieles y disfrazar el acto de coerción como un acto 'voluntario' ante posibles reclamos legales frente al Estado) que por definición canónica era una donación completa en la que se ofrece a Dios, uno de los bienes temporales en favor de las 'almas del purgatorio'; el único formalismo y requisito fundamental para que Dios lo recibiera, es que se haga de todo corazón teniendo en cuenta que "se gana más de lo que se cede" por eso es Heroico.

No era una tarifa de reparación por los pecados confesados y arrepentidos, no... ni más faltaba, era una sencilla y amorosa donación de un "Vere penitentibus et confessis" (Ha latín... bello, muerto, misterioso y hoy sagrado, que solo los vicarios de Cristo lo dominan a su antojo y conveniencia por 'saecula saeculorum').

Formato de las 'indulgencias plenas' que durante
 su papado (1721- 1724) Inocencio XIII concedía. 
Pero de todo esto se desprendía el sufragio, que es la ayuda, el 'socorro' por las 'ánimas del purgatorio'... hay que ayudarlas monetariamente (¡?) para que puedan salir de ese "fuego purificador" y son actos tan fuertes y de tan sentido estímulo solidario con las ¨almas en purificación del purgatorio", que traspasan y cruzan el umbral de la muerte...

"¿Cómo no sufragar para aliviar la situación de otros? y conjuntamente con las 'indulgencias' puede el pecador acogerse a un "indulto de gracia" en virtud de los méritos de Cristo y de los Santos, de tales características que el donante entra en una serena alegría y en la sobria ebriedad de creer en que han contribuido en su salvación y en la de los pobres irredentos del purgatorio, esperando regresar a los brazos de Jesús, después del peregrinaje por éste mundo de tribulaciones." (la bella incoherencia de no decir nada... ¡cantinflesca! la contestación de un obispo al responder la pregunta sobre las indulgencias y sufragios, en el canon de referencia del código canónico actual; ¡por Dios, es un insulto a la inteligencia de cualquier ser humano del siglo XXI...! Pidan limosna, pero no roben.

Canon 992 del código canónico vigente, que define
lo que son las 'indulgencias'

Hoy que nos proponemos demandar el acto por haber producido una 'Lesión Enorme' sobre los bienes patrimoniales de la susodicha anciana que le tocó reducirse a un cuarto de su propia casa, me remonto a épocas medievales en que por físico miedo a el fuego del 'infierno' y a la "Ira Sagrada de Dios", pagaban en físico oro (ducados), la salvación del alma del "fuego pavoroso" del purgatorio, antes de verle la cara a Dios. Deseo de todo corazón que no les llegue a pasar esto a nadie y que puedan en un momento dado perder a manos de curas y pastores inescrupulosos y codiciosos, el capital que con tanto esfuerzo fabricaron sus padres (herencia) o Ustedes mismos, van a parar a manos de seres ociosos que solo trabajan con sus mentes retorcidas y sus 'lenguas fecales' para quedarsen con los bienes terrenales de ignorantes creyentes...

Un abrazo y cuidado.

Hortensio. 

Apostilla 1: Me acuerdo de aquel cura descarado que lanzaba los diezmos y limosnas para arriba diciendo en voz a pecho: "Lo que coja El Señor será para él, lo que caiga para mí."

Apostilla 2: A todos los capitanes (as.) y tripulaciones de esas naves internautas que navegan por el océano de la Internet, a todos los blogueros y sus bitácoras, les deseo que sigan navegando sin novedad en éste año de 2.015 con 'buen viento y buena mar' y que el tiempo les sea propicio para sus aventuras literarias.