domingo, 30 de diciembre de 2018

Increíble las cosas que a mi me pasan...!

"las únicas cosas importantes en ésta
vida son las que se recuerdan".
Jean Renoir.

Plácido domingo, éste es un relato cierto que me pasó una tarde que recorría la carretera de Tunja la capital del departamento andino de Boyacá, hacia la capital, la antigua Atenas Suramenricana... Bogotá, y aunque por razones de seguridad en esa lejana época de 1976 no había (ni hay hoy en día) cultura para el auto-stop, no se que me motivó para recoger, en un pueblito intermedio llamado Ventaquemada, a un tipo bien vestido y de sonrisa fácil que me pidió un 'aventón' para llegar a su destino al norte de la capital; no le ví inconveniente pues -repito- no se el porqué me inspiraba algo de confianza. 
El policía y su libreta de multas.

Durante el recorrido la conversación fue insustancial y cordial pues era un hombre afable y con cierta cultura general, todo iba bien hasta que apareció en una leve curva del camino, un retén policial y como de costumbre me pidieron los papeles del carro (coche) sin saberlo por distracción u olvido, el seguro estaba vencido y eso era suficiente para ocasionar 'un parte' es decir una multa honerosamente elevada. Trate por todos los medios de disuadir al policial paro éste se mostró insobornablemente insensible... nada que hacer.

Reanudamos el viaje, pero en medio de mi disgusto la conversación perdió el encanto que traía antes del incidente, ya entrando a Bogotá, por la carretera central del norte, llegamos a un barrio muy antiguo llamado Lijacá (hoy Tibabitá) deteniéndonos frente a una tiendita pues mi furtivo copiloto como retribución al aventón, me invitó a tomar una gaseosa... gustoso le acepté y reanudamos la conversación que había sido interrumpida por el incidente del retén policial...

- Mire doctor, mi nombre es Julio Herrera, de los Herreras de aquí y le estoy muy agradecido por haberme traído hasta aquí 
- Bueno - le dije- Usted vive por estos lados? 
- Sí, a solo unas cuadras de aquí y sumercé, a que se dedica?
- Soy 'visitador médico' y estudio derecho.
- Ha... ya lo decía, tendremos un abogado muy pronto, me interesa.
- Porqué...?
- porque mi profesión es ser carterista y uno no sabe...

Cuando dijo esa palabra, instintivamente me mandé la mano al bolsillo para comprobar si mi cartera estaba todavía estaba en su sitio... y con alivio comprobé que todavía estaba allí. El gesto de angustia no pasa desapercibido por mi eventual copiloto; él se da cuenta y trata de disculparse, pero yo insisto en que no tiene importancia, que lo bueno era que habíamos llegado bien y no había empleado sus habilidades en mi contra, fue un alivio.

El carterista,,,

En esos momentos ya de despedida, mi pasajero Julio, mete la mano a su chaqueta de pana gris y me dice con una sonrisa franca y sincera...

-Gracias mi doctor, no se preocupe y quiero hacerle un regalito por ser Usted tan buena persona.

Estira la mano y en ella - para mi sorpresa- la libreta de multas en donde aparecía entre otras, la multa que me había impuesto el policía unos kilómetros atrás. Con un apretón de manos me despedí desde luego dándole las gracias, arranque la máquina y solo pude decirme con una sonrisa de satisfacción:

- ¡Increíble las cosas que a mi me pasan..



Un abrazo de tranquilidad.

Hortensio.

domingo, 23 de diciembre de 2018

La niebla...

Quiéreme cuando menos lo merezca,
porque será cuando más lo necesite.
 Gayo Valerio Catulo.

La mente es como un paracaídas,
solo funciona si aprendemos a abrirla.
A. Einstein. 

La niebla cerebral...

En este nublado y Plácido domingo antesala de la Natividad, un complemento de la entrada anterior que tiende en muchos casos a confundirse con el peligroso Alzheimer, es nada menos que la "Niebla Cerebral"  o "Braig Fog" en inglés, una especie de patología o episodios que se presentan -muy comúnmente- no importa la edad y que adquiere un singular conjunto de síntomas que se describen como una "alteración de la función ejecutiva" o fatiga cerebral y dificultad para concentrarse, es una  disfunción permanente que no deja asimilar lo que se está leyendo y ésta 'niebla mental', provoca desorientación de la persona incluso en lugares conocidos y fallas en su capacidad para recordar situaciones sencillas, nombres de personas y lo más grave, incapacidad para hablar con claridad... es la antesala de una fatiga crónica, una especie de fibromialgia  (fibroniebla) o de la aterradora demencia.

Entonces es el momento -cuando experimentamos éstos molestos y preocupantes síntomas- de afrontar esta niebla o parálisis de nuestras neuronas, puesto que el miedo, el estrés y la propia ansiedad, tienden a intensificar aún más el fenómeno. Destrabar la 'multitarea' que es una epidemia del siglo XXI, y a la que no le damos ninguna importancia por lo común, es trabajar sin darnos tiempos de descanso, encadenar un objetivo con otro o concentrar toda nuestra atención hacia diversos estímulos a la vez, lo que a la larga trae serias consecuencias.

simplemente: Niebla en la mente...

Ahora, no olvidemos que el cerebro no es una máquina, es una entidad biológica viva, que tiene sus ritmos, pautas y necesidades. Si lo sobreestimulamos al límite, podemos dañarlo, hay que dejarlo descansar o se podrá desconectar momentáneamente. Por eso busca el apoyo de los tuyos, realiza ejercicios mentales el mejor es la lectura comprendida, lleva siempre una libretica de bolsillo en donde puedas anotar las actividades diarias y trata de poner cuidado a los cambios más frecuentes y buscar, si es del caso, ayuda médica y profesional (internista), puesto que no es fácil encontrar el origen del problema en este piélago de opciones. 

Para no fundir el cerebro (literalmente) y prevenir la neblina es fundamental tener buenos hábitos, es decir dormir bien (7 a 8 horas), una buena alimentación (balanceada), hidratarse bien, evitar el cigarrillo, los excesos de alcohol y cero drogas, dejar el sedentarismo y hacer algo de ejercicio y un decidido y terco auto-cuidado.

Simplemente... Niebla.

Me suscribo algo preocupado...

Hortensio.









domingo, 16 de diciembre de 2018

Alzheimer...

Farwel, deja como constancia y desde la fecha de ésta entrada un grave presentimiento que está mordiendo sus entrañas y es la presencia de algunos síntomas marcados y puntuales de esa terrible enfermedad conocida como el Alzheimer. En éste Plácido domingo un pensamiento en su conocida prosa que llamó simplemente... Alzheimer:

El infame olvido al que te somete el Alzheimer.

Alzheimer. 

Toda mi vida que se la comerá el silencio, la dedicaré a mi alma en pena que empieza a migrar hacia esas fementidas sombras que da el Alzheimer; pero pelearé y llenaré de colores los pequeños espacios que aún nos quedan sin el fantasma del olvido cruel y con mis besos y caricias romper al golpe de los latidos de nuestro corazón, el hierático hielo que en arcadas infames nos está separando...

Dolor acongojante que impide tu regreso en un triste final, y en mi angustia , todos los días de mis miserables días sin tí, preparo el terreno movedizo para que no pase nada nuevo, nada bueno nada malo, y todo siga igual para que no te des cuenta e incansablemente guardar en mi lúcida memoria tu imagen venerada y tu historia amada, mientras en nuestras vidas minuto a minuto se van desnudando y perdiendo las horas que segundo a segundo indefectiblemente me va anunciando que te estoy perdiendo.

Y en esa agónica y eterna verdad tu mirada ausente se hace presente; doloroso vacío que en la noche oscura evocará tu nombre amado y maldigo mil veces esa infame lejanía impuesta en un delirio inacabado y atroz, pero estaré a tu lado hasta el final a tu lado porque se que al momento del abandono, la muerte te abrazará... no temas que aquí estoy, ¡hasta mañana amor mio!   


Un abrazo de angustia.

Hortensio.

domingo, 9 de diciembre de 2018

El soldado y la Muerte (III).

Y la historia continua así:
Y el soldado desafió a la muerte.
Así transcurrieron unos cuantos años, cuando un día se puso enfermo el zar. Llamaron al soldado, y éste, llenando el vaso con agua de la fuente, lo colocó a la cabecera del lecho, miró el agua y vio con horror que la Muerte estaba, como un centinela, sentada a la cabecera del enfermo.

- ¡Majestad! - le dijo el soldado- Nadie podrá devolverle la salud. Solo le quedan tres horas de vida.

Al oír estas palabras el zar se encolerizo y gritó con rabia:

-¿Cómo? Tú que has curado a mis boyardos y a mis generales, ¿no quieres curarme a mi, que soy tu soberano? ¿Acaso soy yo de peor casta o indigno de tu favor? Si no me curas daré la orden para que te ejecuten una hora después de mi muerte.

El soldado se encontró perplejo ante este problema y se puso a suplicar a la Muerte, diciendo:

- Dale al zar la vida y toma en cambio la mía, porque si de todas modos he de perecer, prefiero morir por tu mano a ser ejecutado por la del verdugo.

Miró otra vez el vaso y vio que la Muerte le hacía una señal de aprobación y se colocaba a los pies del zar. El soldado roció al enfermo, y éste en seguida recobró la salud y se levantó de la cama.

-Oye, Muerte -dijo el soldado-, dame tres horas de plazo; necesito volver a casa para despedirme de mi mujer y mi hijo.
-Está bien -contestó la muerte.

El soldado se fue a su casa, se acostó y se puso muy enfermo. La Muerte no tardó en llegar y en colocarse a la cabecera de su cama, diciéndole:

-Despídete pronto de los tuyos, porqué ya no te quedan más que tres minutos de vida.

El soldado extendió un brazo, descolgó de la pared la alforja, la abrió y preguntó:

-¿Qué es esto?

La Muerte contestó:

-Una alforja.
- Es verdad; pues entra aquí.

Y la muerte en un instante se encontró metida en la alforja.
El soldado sintió grande alivio que saltó de la cama, ató fuertemente la alforja, se la colgó al hombro y se encaminó a los espesos bosques de Briauskie. Llegó allí, colgó la alforja en la cima de un álamo y se volvió contento a su casa.

Desde entonces ya no se moría la gente. Nacían y nacían, pero ninguno moría. Así transcurrieron muchos años, sin que el soldado descolgase la alforja del álamo.

Un vez que paseaba por la ciudad tropezó con una anciana tan vieja y decrépita, que se caía al suelo a cada soplo del viento.

-¡Dios de mi alma, que vieja eres! -exclamó el soldado-. Ya es tiempo de que te mueras.
- Si hijo mío - le contestó la anciana-. Cuando hiciste prisionera a la Muerte sólo me quedaba una hora de vida. Tengo gran deseo de descansar; pero ¿cómo he de hacer? Sin la muerte la tierra no me admite para que descanse en sus profundidades. Dios te castigará por ello, pues son muchos los seres humanos que están sufriendo como yo en éste mundo por tu causa.

El soldado quedó pensativo: "Se ve que es necesario liberar a la Muerte aunque me mate a mí- pensó-. ¡Soy un gran pecador!"

Se despidió de los suyos y se dirigió a los bosques de Briauskie. Llegó allí, se acercó al álamo y vio la alforja colgada en o alto del árbol, balanceada por el viento.

-Oye, Muerte, ¿estás viva?- preguntó el soldado.

La Muerte le contestó con una voz apenas perceptible:

- Estoy viva, amigo.

El soldado descolgó la alforja, la desato y la abrió, dejando libre a la Muerte, a la que suplicó que lo matase lo más pronto posible para sufrir poco; pero la muerte, sin hacerle caso, echo a correr y en un instante desapareció.
Que te llega la hora...te llega.
El soldado volvió a su casa y siguió viviendo muchos años, gozando de la mayor felicidad.

Todos creían que ya no se moriría nunca; pero, según dicen, se ha muerto hace poco.

Fin.


Un abrazo incondicional.

Hortensio.









domingo, 2 de diciembre de 2018

El soldado y la muerte (II.)

 Y la historia continua  así:


El valiente soldado ruso.

Los servidores llegaron al palacio y vieron con asombro al soldado paseándose contentísimo por las salas fumando su pipa.

-¡Hola, amigo! Ya no esperábamos verte vivo. ¿Qué tal has pasado la noche? ¿Cómo te las has arreglado con los diablos?
- ¡Valientes  personajes son esos diablos! ¿Miren cuánto oro y cuánta plata les he ganado a los naipes!

Los servidores del zar quedaron asombrados y no se atrevían a creer lo que veían sus ojos.

- Se han quedado todos con la boca abierta -siguió diciendo el soldado-. Envíenme pronto dos herreros y díganles que traigan el yunque y los martillos.

Cuando llegaron los herreros trayendo consigo el yunque y los martillos de batir, les dijo el soldado:

-Descuelguen esa alforja de la pared y den buenos golpes sobre ella.

Los herreros se pusieron a descolgar la alforja y hablaron entre ellos:

- ¡Dios mio, cuanto pesa! ¡Parece como si estuviera llena de diablos!

Y éstos exclamaron desde adentro:

- Somos nosotros, queridos amigos.

Colocaron el yunque con la alforja encima y se pusieron a golpear sobre ella con los martillos como si estuviesen batiendo hierro. Los diablos, no pudiendo soportar el dolor, llenos de espanto, gritaron con todas sus fuerzas:

- ¡Gracia, gracia, soldado! ¡Déjanos libres! ¡Nunca te olvidaremos y ningún diablo entrará jamás en este palacio ni se acercará a él en cien leguas a la redonda!

El soldado ordenó a los herreros que cesasen de golpear, y apenas desató la alforja los diablos echaron a correr sin siquiera mirar atrás; en un abrir y cerrar de ojos desaparecieron del palacio. Pero no todos tuvieron la suerte de escapar: el soldado detuvo, como prisionero en rehenes, a un diablo cojo que no pudo correr como los demás.

Cuando anunciaron al zar las hazañas del soldado, lo hizo venir a su presencia, lo alabó mucho y lo dejó vivir en el palacio. Desde entonces el valiente soldado empezó a gozar de la vida, porque todo lo tenía en abundancia: los bolsillos rebosando de dinero, el respeto y consideración de toda la gente, que cuando se lo encontraban le hacían reverencias respetuosas, y el cariño de su zar.

Se puso tan contento que quiso casarse. Buscó novia, celebraron la boda y, para colmo de bienes, obtuvo de Dios la gracia de tener un hijo al año de su matrimonio.

Poco tiempo después se puso enfermo el niño y nadie lograba curarlo. Cuantos médicos y curanderos lo visitaban no conseguían ninguna mejoría. Entonces el soldado se acordó del diablo cojo;  trajo la alforja donde lo tenía encerrado y le preguntó:

-¿Estas vivo, diablo?
- Sí, estoy vivo. ¿Qué deseas , señor mío?
- Se ha puesto enfermo mi hijo y no sé que hacer con él. Quizá tu sepas cómo curarlo.
- Sí sé, pero ante todo déjame salir de la alforja.
- ¿Y si me engañas y te escapas?

El diablo cojo le juró que ni siquiera un momento había tenía esa idea, y el soldado, desatando la alforja, puso en libertad a su prisionero.

El diablo, recobrando su libertad, sacó un vaso el bolsillo, lo llenó de agua de la fuente, lo colocó a la cabecera de la cama donde estaba tendido el niño enfermo y dijo al padre:

- Ven aquí, amigo, mira el agua.

El soldado miró el agua, y el diablo le preguntó:

-¿Qué vez?
- Veo la Muerte.
-¿Dónde se halla?
- A los pies de mi hijo.
- Está bien. Si está a los pies, quiere decir que el enfermo se curará. Si hubiese estado en la cabecera, se hubiera muerto sin remedio. Ahora toma el vaso y rocía al enfermo.

El soldado roció al niño con el agua, y al instante se le  quitó la enfermedad.

- Gracias- dijo el soldado al diablo cojo, y le dejó libre, guardando solo el vaso.

La muerte...

Desde aquel día se hizo curandero, dedicándose a curar  a los boyardos y a los generales. No se tomaba más trabajo que el de mirar en el vaso, y en seguida podía decir con la mayor seguridad cual de los enfermos moriría y cual viviría.
                                   
                                   ***

Continuará...
Un abrazo de continuidad.

Hortensio.






domingo, 25 de noviembre de 2018

El soldado y la muerte (I.).

Cuando eramos muy niños (mis hermanos y yo), mi padre nos regalo una colección de pequeños libros... llamada  'enciclopedia pulga',  mucho más pequeños que un celular común pero más gruesos; contenían muchísimas biografías, poesías, cuentos de varios países y literatura en general, un pequeño tesoro que nos abrió la ruta al amor por la lectura y a mi por la literatura. En éste Plácido domingo un cuento que leí hace muchísimos años y que quiero compartir con Ustedes, el cuento del folclore ruso de Alekandr Nikoalevich Afanaisiev. Lo haré en tres entregas para hacerlo más ameno al leer...

500 números de la bellísima colección "Pulga".


El soldado y la muerte.

Un soldado, despues de haber cumplido su servicio durante veinticinco años, pidió ser licenciado y se fue a recorrer el mundo. Anduvo por el algún tiempo y se encontró con un hombre muy pobre quien le pidió limosna. El soldado tenía sólo tres galletas y dió una la mendigo, quedando se el con dos. Siguió su camino, y a poco tropezó con otro pobre que tambien le pidió limosna saludándolo humildemente. El soldado repartió con él su provisión, dándole una galleta y quedándose él con la última.

Llevaba andando un buen rato cuando se encontró a un tercer mendigo. Era un anciano de pelo blanco como la nieve, que también lo saludó humildemente pidiéndole limosna.
El soldado sacó su última galleta y reflexionó asi:

"Si le doy la galleta entera me quedaré sin provisiones; pero si le doy la mitad y encuentra a los otros dos pobres, al ver que a ellos les he dado una galleta entera a cada uno de ellos se podrá ofender. Será mejor que le de la galleta entera; yo me poder´pasar sin ella." 

Le dio su última galleta, quedándose sin provisiones. Entonces el anciano le preguntó:

- Dime, hijo mio, ¿qué deseas y qué necesitas?
- Dios te bendiga -le contestó el soldado- ¿Qué quieres que te pida a ti, abuelito, si eres tan pobre que nada puedes ofrecerme?
- No hagas caso de mi miseria y dime lo que deseas; quizá pueda pueda recompensarte por tu buen corazón.
- No necesito nada; pero si tienes una baraja, dámela como recuerdo tuyo.

El anciano sacó de su bolsillo una baraja y se la dio al soldado, diciendo:

-Tómala, y puedes estar seguro de que, juegues con quien juegues, siempre ganarás. Aquí tienes tambien una alforja; a quien encuentres en al camino, sea persona, sea animal o sea cosa, si la abres y dices: "Entra aquí", en seguida se meterá en ella.  

- Muchas gracias - le dijo el soldado.

Y sin dar importancia a lo que el anciano le había dicho, tomo la baraja y la alforja y siguió su camino.
Después de andar bastante tiempo llegó a la orilla de un lago y vio en él a tres gansos que estaban nadando. Se le ocurrió al soldado ensayar su alforja; la abrió y exclamó:

- ¡Ea, gansos, entren aquí!

Apenas tuvo tiempo de pronunciar las estas palabras cuando, con gran asombro suyo, los gansos volaron hacia él y entraron en la alforja. El soldado la ató, se la puso en el hombro y siguió su camino.

Anduvo, anduvo y al fin llegó a una gran ciudad desconocida. Entró en una taberna y dijo al tabernero:

- Oye, toma este ganso y ásamelo para la cenar ; por éste otro me darás pan y una buena copa de aguardiente, y éste tercero te lo doy a ti en pago de tu trabajo.

Se sentó a la mesa y, una vez lista la cena, se puso a comer, debiéndose el aguardiente y comiendo el sabroso ganso. Conforme cenaba, se le ocurrió mirar por la ventana y vio cerca de la taberna un magnifico palacio que tenía rotos todos los cristales de las ventanas.

-Dime - preguntó al tabernero-, ¿qué palacio es ese y por  qué se halla abandonado?
- Ya hace tiempo - le dijo éste- que nuestro zar hizo construir ese palacio, pero le fue imposible establecerse en él. Hace diez años que está abandonado, porque los diablos lo han tomado por residencia y echan de él a todo el que entra. Apenas llega la noche se reúnen allí a bailar, alborotar y a jugar a los naipe.

El soldado, sin pararse a pensar en nada, se dirigió a palacio, se presentó ante el zar, y haciendo un saludo militar, le dijo así:

- ¡Majestad! Perdóneme mi audacia por venir a verle sin ser llamado. Quisiera que me diese permiso para pasar una noche en su palacio abandonado.
- ¡Tu estás loco! se han presentado ya muchos hombres audaces y valientes pidiéndome lo mismo; a todos les di permiso, pero ninguno de ellos ha vuelto vivo.
- El soldado ruso ni se ahoga en el agua ni se quema en el fuego -contesto el soldado-. He servido a Dios y al zar veinticinco años y no me he muerto. ¿Cree su majestad que me voy a morir en una sola noche?
- Pero te advierto que siempre que ha entrado al anochecer un hombre vivo, a la mañana siguiente sólo se han encontrado los huesos - contestó el zar.
El soldado ruso...

El soldado persistió en su deseo, rogando al zar que la diese permiso para pasar la noche en el palacio abandonado.

- Bueno- dijo al fin el zar-. Ve allí si quieres; pero no podrás decir que ignoras la muerte que te espera.

Se fue el soldado al palacio abandonado, y una vez allí se instaló en la gran sala, se quitó la mochila y el sable, puso la primera en un rincón y colgó el sable en un clavo. Se sentó a la mesa, sacó la tabaquera, lleno la pipa, la encendió y se puso a fumar tranquilamente.

A las doce de la noche acudieron, no se sabe de dónde, una cantidad tan grande de diablos que no era posible contarlos. Empezaron a gritar, a bailar y alborotar, armando una algarabía infernal.

-¡Hola, soldado! ¿Estas tu  tambien aquí? - gritaron al ver a éste-. ¿Para que has venido? ¿Acaso quieres jugar a los naipes con nosotros?
- ¿Por qué no he de querer? -repuso el soldado-. Ahora que con una condición: hemos de jugar con mi baraja, porque no tengo fe en la de ustedes.

En seguida sacó su baraja y empezó a repartir las cartas. Jugaron un juego y el soldado ganó; la segunda vez ocurrió lo mismo. A pesar de todas las astucias que que inventaban los diablos, perdieron todo el dinero que tenían, y el soldado iba recogiéndolo tranquilamente.

Espera, amigo -le dijeron los diablos; tenemos una reserva de cincuenta arrobas de plata y cuarenta de oro: vamos a jugar esa plata y ese oro.
Mandaron a un diablejo para que les trajese, los sacos de la reserva y continuaron jugando. El soldado seguía ganando, y el pequeño diablejo, despues de traer todos los sacos de plata, se cansó tanto que, con el aliento perdido, suplicó al viejo diablo calvo:

- Permíteme descansar un ratito.
- ¡Nada de descanso, perezoso! ¡Tráenos en seguida los sacos de oro!

El diablejo, asustado, corrió a todo correr y siguió trayendo los sacos de oro, que pronto se amontonaron en un rincón. Pero el resultado fue el mismo: el soldado seguía ganando.
los diablos, a quienes no les agradaba separarse de su dinero, derribaron la mesa a patadas y atacaron al soldado, rugiendo a coro:

- Despedácenlo, despedácenlo!

Pero el soldado, sin turbarse, cogió su alforja, la abrió y preguntó:

- ¿Saben que es esto?
- Una alforja  - le contestaron los diablos.
- ¡Pues entren todos aquí!

Apenas pronunció estas palabras, todos los diablos en pelotón se precipitaron en la alforja, llenándola por completo, apretados unos con otros. El soldado la ató lo más fuerte posible con una cuerda, la colgó de la pared, y luego, echándose sobre los sacos de dinero, se durmió profundamente in despertar hasta la mañana.

Muy temprano, el zar dijo a sus servidores:

- Vayan a ver lo que le ha sucedido al soldado, y si se ha muerto, recojan sus huesos.

***
Continuará...
 Un abrazo de espera.

Hortensio.

domingo, 18 de noviembre de 2018

Y lloró, porque...

Hay veces que es necesario sufrir,
para ver que no era tan importante.
Hortensio Farwel.

Ella lloró...
,
"Tengo la teoría- decía el poeta Mario Benedetti- de que cuando uno llora, nunca llora por lo que llora, sino por todas las cosas por las no lloró en su debido momento". Cuanta verdad encierra ese pensamiento y se puede decir que también Farwel tenía muchísima razón cuando escribía que: "La vida es hermosa pero duele vivirla; sin embargo seguimos adelante porque eso es lo que debemos hacer".

En éste Plácido y lluvioso domingo, en esta ésta entrada una percepción sobre una persona que hace muy poco conocí y que me impacto por su extraña belleza que no pude definir, pese a que soy un fisonomista avezado, dijo llamarse Luz Marina -nunca supe su apellido y nunca la volví a ver aunque mediaba una promesa de hacerlo- en esa fugaz reunión social a la que asistía y en donde me enteré que era separada o divorciada, que para el efecto es lo mismo...

Cada vez que miraba sus hermosos ojos cafe en el conjunto de su cara veía un deje de nostalgia, tristeza o de melancolía (espero de todo corazón equivocarme) pero se que no era de dolor, que era otra cosa. Es un querer olvidar yo no se qué, es algo como el pensamiento de una poeta amiga que decía: "Yo no dejo de querer pero si dejo de insistir". Frida Kahlo, ante el desamor de su amado, produjo estas sentidas frases: "Madurar es aprender a querer bonito, extrañar en silencio, recordar sin rencores y olvidar despacito". Entonces me acordé de un viejo poema que tenía por ahí refundido y lo encontré... hoy se los comparto.

Y lloró, porque...
Y lloró, porque...

Y Ella lloraba por ella y para ella, entre ella misma y ella.
Sí, lloraba por esas heridas que no querían sanar...
por sus incontables fracasos y el dolor de la decepción,
lloraba por las idiotas explicaciones que dio a personas inmerecidas,
por el amor dejado y traicionado, lloró por ese injusto desamor
por la inmerecida soledad que llenaba todos sus espacios...

Y lloraba para sacar y limpiar todo lo indeseado de sí misma.
Pero lloró por las disculpas que se debía, por no amarse,
por no valorarse y confiar en las personas equivocadas...
Lloró por humillarse, por fallarse, por no respetarse un poquito,
y lloraba por odiarse, repudiaba todo de su pasado injusto
y hasta el cansancio lloró por no haber descubierto a tiempo
que su única amiga era ella misma, y había perdido su amor propio.

Lloró hasta sacar toda la espuria basura que guardaba en su corazón;
pero dejó de llorar al pensar que tenía que pedirse perdón por lo
que no vio asomarse a sus ojos de enamorada, que hace tiempo
debió aceptarse tal cual era y como era, que tendría que amarse
un poco más, pero dejó de llorar cuando sintió que siempre necesitaría
a alguien que le diera una mano amiga, honesta y real que la sacara de
esa oscura realidad en la que se había metido sin pensarlo y ese ser
no era otra que ella misma... y un "ya basta" se hacía necesario.

Y lloró por ese tiempo que aunque "perdido" - sin desearlo, sin planearlo-
le dejó la inmensa enseñanza de encontrase con ella misma.
Y lloró, porque a veces necesitamos un poquito de agua para volver a florecer.

                                                                                                      Farwel. 1986



Un abrazo sollozante.

Hortensio.

domingo, 28 de octubre de 2018

La Heroína del mercado negro.

Para los legisladores de finales del siglo diecinueve:
"La adicción es un defecto moral no una enfermedad"

En éste Plácido domingo, una curiosidad que la gente del común no sabe o no recuerda... una nefasta invención química, la Heroína, un derivado del opio y la morfina que fue llamada por los médicos, enfermos y heridos como "La mano de Dios" por su eficacia contra el dolor agudo.

Hoffmann, el inventor de la Aspirina y la Heroína.

Lo curioso es que fue inventada por un químico y farmacéuta alemán al servicio de la multinacional Bayer Química, que se llamaba Felix Hoffmann, cuando después de haber inventado la Aspirina, en el verano de 1897 acetiló la morfina, dando como resultado un producto que pronto recibiría el beneplácito de la sociedad médica de Europa y Estados Unidos, y porqué no del mundo.
La forma comercial original de Bayer.
Fue utilizada en un principio contra la tuberculosis y los adictos a los opiaceos más fuertes para paliar sus efectos con dosis menores del fármaco; no parecía tener efectos secundarios, pero con el andar del tiempo y su prescripción, 'saltaron las alarmas' por su fuerte y peligrosos síntomas de adicción; ésto acabó con el inmenso éxito comercial y de ganancias que percibía Bayer.

 De inmediato fue prohibida hacia la década de 1930 en Europa y Estados Unidos y todo acabó para Bayer, pero no para el "Mercado Negro" del que se volvió su 'heroína' y desde aquella lejana época de comienzos del siglo 20 sigue existiendo con fuertes ganancias para los narcotraficantes a costillas de millones de adictos que van creciendo de año en año ya a nivel global.


Bueno era solo un recordatorio de la invención de la más peligrosa de las drogas que se venden en el mercado negro y que cobra la vida de 100 personas al día; ante esta alarmante situación el gobierno 'gringo' dio nacimiento a la famosa DEA (Administración para el control de drogas) en julio de 1973... ¿un poco tarde no?


Un abrazo de alarma...

Hortensio.






domingo, 21 de octubre de 2018

Pensamientos...

Para algunos, solo para algunos estúpidos,
 no hay cosa más terrible que soportar
 el propio silencio.
Farwel.
De nuevo en éste Plácido domingo, sencillamente con algunos pensamientos de Farwel.
.- Ahora que todo cobra sentido,
       porque de verdad existes... solo
      deseo que el tiempo se detenga
      en esos tiernos labios donde vive
      tu sonrisa inmortal...


.- En mi mundo nada ocurre racionalmente...
       todo pierde coherencia y conexidad cuando
       llegas a mi y trato de explicar mis estúpidos
       actos, pienso que tu me trastornas al extremo
       sentirme loco, de creerme loco y claro está...
       loco, saber que soy un loco, loco por tí.
             

3°.- Pensar no implica decidir
       pero decidimos pensar y
       no decidimos amar
       solo amamos y nada más.


4°.- Buscándome en el espejo
       no encontré mis ojos...
       olvidé que te los había regalado.


.- Esa esperanza que pusiste en mi
       no fue una vil mentira puesto que
       solo era eso... una esperanza.


.- Si hay belleza en la oscuridad
       solo un ciego podrá encontrarla,
       por eso desperté a mi ciego amor
       para verte cerca de la luz...


.- Para qué oír palabras necias
       si puedo ver tus amados labios
       en los que aprendí a leer...


.- Para qué musitar sonidos
       si al mirar tus ojos verdes
       ellos me hablan con dulzura en
       palabras que no se pronunciar.


.- Creo que me morí...
       puesto que vi el famoso túnel,
       era tan fastidiosa esa luz al final
       que decidí volver y buscar
       la oscuridad del principio,
       que era más sincera y cierta.


10°.- Cada herida deja su cicatriz...
         cada cicatriz tiene un porqué
         convertido en recuerdo.
         Entonces... ¿Porqué no recuerdo
         nada al ver la cicatriz que dejó
         la pútrida herida que
         tu traición me dejo...?



Un abrazo.

Hortensio.


domingo, 14 de octubre de 2018

Ataques de "Bandera Falsa".

¡Hay toda una historia de ataques de bandera falsa usadas para
manipular las mentes de la gente! en los individuos, la locura
 es rara; pero en grupos, partidos, naciones y épocas, es la regla.
Friedrich Nietzsche.

La forma más fácil de obtener el control de una población
es llevar a cabo actos de terrorismo. La población reclamará
la imposición de leyes restrictivas si su seguridad personal
se ve amenazada. ( Josef Stalin)


Los autores de Banderas Falsas.
.
En este Plácido domingo: Los ataques de "Bandera Falsa" esas operaciones encubiertas que usan los gobiernos hegemónicos para desestabilizar a favor suyo con actos terroristas, gobiernos enemigos y culpar a otros de esa infame destreza. Unos poquísimos ejemplos para dar una idea concreta de lo es ésta práctica corrompida...

Para iniciar estos ejemplos de ataques falsos, me encanta recordar el del incendio de Roma a manos de Nerón; aunque éste siempre lo negó, historiadores como Suetonio y Dión Casio, estaban de acuerdo en que fue obra de este 'monstruo'... el 19 de julio del año 64 d.C. en las horas del amanecer de ese día, dos tercios de la ciudad ardió. El senado de Roma había negado la demolición de 300 hectáreas para construir el complejo palaciego con el que Nerón soñaba y se había empeñado en construir, sobra decir que lo logró.

Roma en llamas...

El emperador y sus secuaces culparon falsamente a la secta de los cristianos de haber iniciado el incendio provocando una de las más implacables persecuciones en donde murieron cientos de estos fanáticos, por algo que sin duda no tenían 'ni arte ni parte.'   

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El 31 de agosto de 1939 se llevó a cabo un ataque a una estación de radio alemana, por soldados de la S.S., vestidos con uniformes polacos; el ataque fue conocido como el "incidente Gleiwitz", desde luego culparon al ejército de Polonia para justificar la invasión a esa nación.

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Nikita.

El premier soviético Nikita Khrushchev, admitió que el ejército rojo bombardeó por orden suya la aldea rusa de Mainila,  declarando a la opinión mundial que había sido la aviación finlandesa, para justificar la invasión soviética a Finlandia en la famosa "guerra de invierno" de 1939.

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El "incidente de Mukden" que planeó y llevó a cabo el general Hashimoto y su estado mayor; explosionaron varios tramos del corredor ferroviario y culparon al ejército de China para dar una excusa a las fuerzas armadas de Kwantung (grupo de élite japonés), para invadir a Manchuria.

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El actual presidente ruso Vladimir Putin, ante la Duma rusa, admitió públicamente que la "Masacre de Katyn" de  1940 en donde murieron 22.000 ciudadanos polacos, fue obra de la policía secreta del líder ruso Joseph Stalin; para culpar de ese genocidio a las tropas nazis.

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El gobierno de 'Su Majestad Británica' admitió que durante los años 1946 y 1948, bombardeó 5 buques que transportaban judíos que huían del "holocausto" y que trataban de refugiarse en Palestina, los ingleses crearon un grupo terrorista que se hacía llamar "Defensores de la Palestina árabe" que reclamó la autoría de los atentados.



En la década de los 50's. la CÍA admitió que contrató a varias células iraníes, para hacerse pasar por comunistas y realizar atentados con bombas contra líderes religiosos (Ayatolas) y hacer volver al pueblo en contra del presidente Mohammad Mosaddeq, que pretendía nacionalizar el petróleo que iba en contra de los intereses de EE.UU y Gran Bretaña.

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La falsa bandera llamada "Operación Gladio" una serie programada de actos terroristas fue llevada a cabo por el gobierno italiano, el Pentágono y la CIA, en 1950 para desestabilizar los gobiernos europeos que estaban simpatizando con las tendencias comunistas para echarle la culpa a los comunistas rusos y su régimen.


En 1961 el Departamento de Estado de EEUU, admitieron que intentarían un ataque de bandera falsa al pretender volar el consulado americano en República Dominicana, y la invasión a la bahía de Guantánamo, con el fin de poder derrocar por la fuerza al presidente cubano Fidel Castro. Llevó el nombre de "Operación Northwoods"  y nunca llegó a realizarse.

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El coronel del ejército colombiano, Luis Fernando Borja, admitió que por orden del gobierno del ex presidente Álvaro Uribe Vélez y el alto mando de las fuerzas armadas, llevaron a cabo los tan tristemente célebres "Falsos positivos". El oficial manifestó que su unidad mató a 57 civiles, después los vistieron con uniformes camuflados y botas 'pantaneras' afirmando que los habían dado de baja en combate a supuestos guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc.)




Un abrazo de no repetición.

Hortensio.




domingo, 30 de septiembre de 2018

Un cuento del Medioevo...

Hola amig@s en éste último Placido domingo de septiembre, un maravilloso cuento que parece que fue realidad pues está por ahí en alguna crónica perdida que llegó de la mano de esa inmensa tradición oral que algún rapsoda, trovador o juglar de esa lejana época escribió...
Juglares de la edad media.
Se cuenta que en esa edad oscura que vivió la humanidad, mucho antes del renacimiento, en una ciudad que no encuentra su nombre, un hombre fue acusado injustamente por un delito de homicidio, le imputaban el hecho de que había asesinado a una mujer; el propósito de dicha acusación era encubrir y proteger a un noble e influyente señor feudal, verdadero autor del crimen.

El pobre hombre, villano comerciante de muy pocos recursos fue llevado a juicio público con la convicción de que no tendría la más mínima oportunidad de demostrar su inocencia y de por si indefectiblemente la horca sería el  veredicto a cumplir.

El juez, quien desde luego era amigo del asesino y cómplice necesario del mismo, trató por todos los medios de que el juicio pareciera justo, ideó una forma muy segura de asegurar el fallo adverso en contra del pobre hombre, le dijo delante de toda la audiencia pública:

- "Conociendo tu fama de hombre devoto del Señor, vamos a dejar en manos de Dios, tu destino. Se ha escrito en dos papeles separados las palabras culpable e inocente... Usted señor, escogerá uno de ellos y será la mano de Dios la que decida tu destino".

Desde luego, 'el corrupto servidor de la justicia' había preparado las dos papeletas con la misma leyenda : Culpable. Nuestro hombre que no era tonto advirtió que era una trampa inevitable y no tendría escapatoria a menos que ocurriera un milagro... El Juez conminó al reo a tomar una de las dos papeletas que estaban dobladas a la mitad en un odre.

Nuestro hombre respiró profundamente y se quedó mirando el recipiente con las papeletas fijamente, luego cerró los ojos como pensando, cuando ya la audiencia comenzaba a impacientarse, abrió los ojos y con una mueca de sonrisa forzada metió la mano, cogió uno de los papeles y con la velocidad de un rayo lo llevó a su boca y se lo comió...

Entonces todos se pusieron de pie airadamente para reclamar y reprochar indignados el acto de nuestro hombre:

El Juez le gritaba: ¿Pero, Que ha hecho...? y ¿Ahora, como sabremos cual es el veredicto...?

"Es muy sencillo -gritó el acusado, levantando los brazos para pedir silencio y repitió:" Es muy sencillo, es cuestión de leer el papel que queda y sabremos que decía el que yo me comí.
El público absorto exigió que el Juez leyera y mostrara el otro papel que ya sabía que decía, y con mala gana y renegando de la audacia y del reo, tuvo que mostrar y leer la papeleta y liberar al acusado pues era mandato de Dios.

Se cuenta que nadie más lo volvió a molestar y con el tiempo demostró su inocencia.

Para concluir ésta entrada del día de hoy y como colofón, unas palabras del astrofísico alemán Albert Einstein: "En los momentos de crisis, sólo la imaginación es más  importante que el conocimiento" y que cierto la imaginación había salvado de una muerte fija a un hombre inocente en un momento crítico que lo hubiese llevado a la tumba.

Un imaginativo abrazo.

Hortensio.













  

domingo, 23 de septiembre de 2018

Alfonsina Storni.

Feliz y Plácido domingo... que dedico ésta entrada con admiración profunda, a una de mis poetisas favoritas, Alfonsina Estorni, -maestra, periodista, actriz, madre soltera y una socialista comprometida con el feminismo Latinoamericano- quien muriera por "su propia mano" en una fría noche del lunes 25 de octubre de 1938 en su querida Mar del Plata, víctima de una profunda decepción que desolaba su existencia, esa que le hizo huir del amor y de la vida. Al amanecer dos obreros notaron y alcanzaron el cuerpo de una mujer, de"expresión plácida y serena"... allí dieron la noticia a las autoridades que la identificaron y la prensa del Plata dio la noticia asi de su deceso: "Ha muerto trágicamente Alfonsina Storni, la gran poeta de América.

Ella había ya anunciado su determinación en esa sentida poesía escrita -si mal no estoy- ese mismo año:
Alfonsina...

Voy a dormir 

"Dientes de flores, cofia de rocío,
manos de hierba, tu, nodriza fina,
tenme puestas las sabanas terrosas
y el edredón de musgos escardados.
Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame,
Ponme la lampara en la cabecera;
Una constelación, la que te guste,
todas son buenas, bájala un poquito.
Déjame sola: oyes romper los brotes...
Te acuna un pie celeste desde arriba
y un pájaro te traza unos compases
para que olvides... gracias...
Ah, un encargo; si el llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido.

                                             Alfonsina Estorni 1938

                                        

Ella, habia nacido en Capiasca (Suiza) el 29 de mayo de 1892 y sus padres la trajeron a la Argentina en donde se instalaron en Rosario provincia de San Fe; donde hizo sus primeros estudios y trabajó como actriz en una compañía de teatro itinerante. Con el tiempo se hizo maestra de primaria y empezó a escribir sus primeras poesías (no entraré a mediar con la crítica literaria de los entendidos, me haría aburrido) caracterizadas por su estructuras en verso blanco, (ver definición).

Fue diagnosticada con cáncer de mama en 1935 y fue operada, parece ser que hizo metástasis y renunció a cualquier tipo de tratamiento lo que afectó su caracter en una forma radical; luego llega el suicidio de su amigo y amante, el escritor uruguayo Horacio Quiroga, dos circunstancias trágicas que la llevaron a tomar esa dura salida de matarse, arrojándose de la escollera del Club Argentino de Mujeres, en el llamado el espigón de La Perla. Ella conmovida de tristeza escribió y dedicó estas letras al gran escritor...

"Morir como tú, Horacio, en tus cabales/ Y así como en tus cuentos,no está mal/ un rayo a tiempo y se acabó la feria./ Allá dirán/ Mas pudre el miedo, Horacio/ que la muerte/ que a las espaldas va./ Bebiste bien, que luego/ sonareis... Allá dirán."

Todo esto conmovió al maestro Ariel Ramírez, quien compuso la música de ese inmortal tema que se llama: 'Alfonsina y el mar' en compañia de ese otro gran poeta argentino Felix Luna, quien escribió el poema, que entregaron a la inmensa Mercedes Sosa, para que la interpretara.



Bueno espero que le haya gustado esta historia de la vida real...

Un abrazo.

Hortensio.








jueves, 20 de septiembre de 2018

Rodando el tiempo...

En esta atípica ocasión la entrada y el espacio son para la poesía, esa que desde 2010 ha escrito Farwel en su cuaderno poemario que ha llamado "Acariciando la muerte":


El tiempo en el infinito...

Rodando el tiempo.

Rodando el tiempo en el infinito,
la inquieta pasión me dio la medida...
como una flecha directa al corazón;
palabras sentenciadas al silencio
en un papel manchado de tinta,
de tinta china indisoluble como
la decisión de irte por tu propia mano.

Así rodando el tiempo en el infinito,
amé tu muerte como se ama aquel bello
poema que no podemos recordar...
Rodando el tiempo en el infinito, la nostalgia
me fue llevando al infatigable río de tu recuerdo.

                                                         Farwel 2010


El rastro del tiempo...


El rastro.

El rastro de tu mentira dejó
una estela viva de tu fuga atroz,
esa que ira de la mano caminando por
aquellas calles que se comió el tiempo
con la razón contenida y retenida
en un grito que solo habita en mi piel.

La sombra y el silencio se rompieron
por el sonido de una lejana sirena
que me hicieron pensar que tu estás allí
y yo aquí reteniendo en las yemas de mis 
dedos el calor de tus mejillas.

Aquí, tu ingratitud me propone el olvido y la tristeza
allá, te consume la alegría de la aventura nueva...
aquí y allá, solo queda el recuerdo del amor perdido
y solo una pregunta llega a la inquietud de mi alma rota:
¿Cómo se puede caminar con el tiempo detenido?

Es como evitar que el sol naciente se convierta en un ocaso
y la impudicia hipócrita de la pervertida gente se pueda evitar,
es pretender que las palabras sobren en un poema de amor 
y el deseo muera por el anhelo de no recordar el amor perdido
¿Cómo puede ser tan cruel el tiempo detenido en un suspiro?
No lo sé... no lo sé, pero está llegando la noche y con ella mi muerte.

                                                                                        Farwel 2010



Un muy fuerte abrazo...

Hortensio.

domingo, 9 de septiembre de 2018

El amor de un padre...

El amor de un padre por su hijo y en un período de la historia en que todo se hacía por conveniencias geopolíticas y dinásticas, queda demostrado en el relato histórico que a continuación les voy a narrar en éste Placido domingo...
Estratónice... madrastra y esposa.

Sucedió unos 300 años a.C. en Siria, cuando el violento y disoluto, Demetrio I de Macedonia  llamado 'Poliorcetes' asediador de ciudades, casó a su única y hermosa hija con el viudo y viejo rey de Siria, Seleuco I Nicátor (el vencedor) el último de los llamados diádocos (herederos de Alejandro Magno); Demetrio y su esposa Fila, que era hija de Antípatro,  unos años después de la derrota sufrida en la malograda conquista de Babilónia (310 a.C.) a manos de Seléuco, fundador de la dinastía de los seleúcidas, pacto una tregua con su enemigo y como garantía de no agresión le entrego en matrimonio a la  preciosa adolescente Estratónide, de apenas 16 años, con quien viajó a Rhosus, en la costa Pieriana (Macedonia) en donde celebraron las nupcias con gran pompa y exagerada magnificencia y lujo, sellando así una alianza que iba a ser duradera y efectiva.

Así, el viejo rey llevó a su joven esposa a Babilonia en donde pasaron un tiempo en armonía a pesar de la marcada diferencia de edad, tan así que le dio una hija a la que llamaron como la reina de Macedonia Fila; para aquella época llegó a la gran capital de los "Jardines Colgantes" el hijo de Seleuco que venía de Egipto, Antíoco I Soter que ya tenía noticias del matrimonio de su padre.

Se cuenta que cuando el joven heredero vio a su madrastra, quedó inmediatamente prendado por la 'exagerada' belleza de Estratónice, y enamorado como ninguno, apasionadamente trató de aislarse ante el rechazo de Ella... sin lograrlo enfermó ("mal de amores") sin que nadie lograra reponerlo y saber la causa de su repentina enfermedad que amenazaba con muerte.

El rey, el príncipe, la madrastra y el médico...
El afamado médico griego Erasístrato,  fue llamado de urgencia desde Alejandría donde regentaba una escuela experimental de anatomía clínica, para tratar al heredero, como gran clínico trato de llegar al fondo de esa enfermedad que no tenía signos externo determinados y en largas cesiones con el príncipe logró descubrir que lo agobiaba una fuerte depresión causada por el violento enamoramiento que experimentaba por su madrastra.

Reunido con el rey, le describió la enfermedad que podría tener desenlaces fatales,  como recomendación el gran clínico de Alejandría le insinuó que la única cura a saber era que le permitiera acercarse a la reina, Seleuco quien quería mucho a su futuro heredero, por bien de la salud de su hijo y el futuro bienestar del reino, no solo hizo caso al médico sino que fue más allá, renunció a su joven esposa y precipitó un divorcio muy a pesar suyo.
EL rey ante la mirada  del gran medico, le pide
el divorcio a la reina para salvarle la vida a su hijo.
En el 294 a.C. se llevó a cabo el nuevo matrimonio y le nombró rey de las provincias de oriente, alejándolo de La bella capital... su unión -que según historiadores de la época- fue feliz, fue próspera en hijos reales: Seleuco, Laódice, Antíoco II Theos, quien sucedió a su padre como rey (Seléuco fue ejecutado por rebelión) Apama quien se casara con Magas, rey de Cirene; y Estratónice de Macedonia. Por ese inmenso amor Antíoco, dió su nombre a la ciudad de Estratonicéa en Caria.

Sin dudarlo un bonito ejemplo de sacrificio basado en el amor de padre hacia un hijo, un abrazo fraterno y filial...

Hortensio.