Parte uno.
El Plácido domingo de hoy es para el cuento... y ésta es la demencial historia de un ilustre y rico abogado penalista de Bogotá a quien se le había detectado un cáncer en la próstata definitivamente, terminal. Era consiente de que no podía escapar de su destino 'cruel'; después de la consabida operación, solo necesitaba que los oncólogos le contestaran sinceramente la más grave pregunta que pueda hacer un condenado a muerte clínica: "¿cuanto tiempo me queda de vida?" La respuesta fue devastadora: "ocho meses máximo un año si responde bien a la quimioterapia y su inseparable compañera la radioterapia".
Esto lo llevó seriamente a replantear su vida - la poca que le quedaba- y sus valores ¿un año? es tiempo suficiente para hacer lo que tenía pensado hacer, ¡matar! Sí, así como se lee, ¡matar! Esto le recordaba uno de sus casos más 'emblemáticos de éxito' profesional. Proceso que lo llevó a defender a un asesino y sicario financiado por la mafia del narcotráfico, cosa que no supo sino al final del juicio... Pudo controvertir sin dificultad las endebles pruebas que quería hacer valer la fiscalía en contra de su cliente de quien tenía íntima certidumbre de su inocencia.
¿Por qué no renunció a su debido tiempo?... A su favor - si decir así se puede- dos justificaciones cuestionables, no sospechó del comportamiento mezquino ni tuvo la 'malicia indígena' de haber investigado lo suficiente los antecedentes de su cliente quién fungía como un sencillo y próspero agricultor y desde luego haber recibido unos jugosos honorarios.
¿Pero a qué viene el cuento en mención? a el atroz homicidio de un anciano en estado de alta vulnerabilidad y en total estado de indefensión. Todo apuntaba en el final del juicio al famoso 'In dubio pro reo' y eso se dio en la decisión de la juez del conocimiento procesal del caso, quien determinó que no hubo certeza en la prueba y se dio la duda razonable. El sindicado fue absuelto. Todo parecía que así fue como lo planteó en la ingeniosa argumentación de su teoría del caso y sus alegatos de conclusión.
Cuando la juez emitió su veredicto y el fiscal interpuso el recurso de apelación, la sesión se cerró y fuimos notificados del veredicto. Me despedí del cliente, a la salida encontré entre del escaso público que había acudido a esa audiencia, a una joven muchacha que clavó sus grandes ojos negros en los míos y sentí recibir una mirada despectiva y de frío desdén y leí en ellos como un silencioso reproche, me costó algunos segundos poder retirar mis ojos de los de ella bajando la cabeza y seguir con mi camino. Le pregunté a un detective del CTI. amigo, quien era esa muchacha y me contestó que la nieta del interfecto.
Una fría corazonada no lo dejaba tranquilo, una y otra vez repasaba en su mente el cuadro descrito por la policía de la escena del crimen y recurrentemente, esa mirada de desprecio y tristeza la chica a la salida de la audiencia. Y se propuso a reabrir el caso (privadamente y para él) pero no desde el punto de vista de la defensa sino del ente acusador, porqué falló en las pruebas y cuales zonas grises se volvieron negras dentro del proceso.
Cuentan los escasos testigos que su cliente, -Rogelio Brito- había llegado a la habitación del anciano -don Jesús Rubiano- a preguntar por su hija Mercedes y se suscitó una agria discusión por que el senescente no supo o no quiso decirle el paradero de su amante y quien le había abandonado por malos tratos y violencia continua; en un descuido se le había 'volado' de la finca de una vereda de la zona rural de Sasaima, a unos 80 K/metros de Bogotá, en donde la tenía, física y sicológicamente, como una 'miserable' esclava.
En la fuerte discusión el provecto padre, trató de sacarlo de la casa y su 'cliente' lo atacó propinándole un violento empujón que lo impulsó hacia atrás y al caer se golpeó en la base del cráneo que le produjo la muerte en forma instantánea. Los vecinos lo vieron entrar, oyeron la violenta discusión, un ruido sordo de un cuerpo al caer, y la salida precipitada del presunto homicida. No hubo testigos presenciales del hecho como tal.
En el protocolo de la autopsia, se encontró que el viejo había sufrido un ataque masivo al corazón, si poder determinar cual de los dos factores determinaron su deceso, es decir el golpe o el infarto. La defensa se acogió al tema clínico de la extrema emoción y el estrés crónico prolongado (durante la discusión) que provocó el infarto al miocardio; pero surge la duda razonable... si el golpe o el infarto no fueron simultáneos, ¿Cuál determinó la muerte? hasta aquí la realidad procesal.
Parte dos.
Se propuso saber la verdad 'verdadera' y esa sólo la conocía su cliente, después de mucho pensar y barruntar sobre como actuar en tal sentido, solo quedaba ir personalmente a entrevistarse con su 'cliente', eso lo llevó a la finca y lugar en donde el nefario había construido su 'bunker' personal en una vereda de Sasaima. Le llamó y le notificó que tenía que atender un negocio en Villeta (ciudad limítrofe) y que quería corresponder a la invitación que le fuera hecha por él cuando ganaron el caso... estuvo encantado de atenderlo.
Pero aunque ya sabía con plena certeza que había sido un asesinato contra el indefenso anciano, al estudiar la prueba en la que basó su defensa, tenía que premeditar con alevosía, mucha alevosía lo que iba hacer y se preparó. El plan A era evitar a toda costa la innecesaria violencia y acudió a sus contactos de bajo mundo para encontrar una buena dosis de 'cacao sabanero' y lo aprendió a manejar en sus medidas dosis, el plan B sería algo más violento si llegase a fallar el proyecto inicial... preparado inicio el viaje hacia ese destino incierto que él mismo propició.
Siguiendo las indicaciones llegó al portal de la finca, un hombre fuertemente armado le franqueó el paso a su automóvil y le indicó por donde seguir hasta encontrar la casa -muy elegante por cierto para un simple campesino- allí parado frente a la puerta se encontraba ufano y sonriente Rogelio Brito, con su brazo levantado en señal de saludo. Después de parquear se apeó y fue al encuentro de su "cliente".
-Doctor bienvenido a mi humilde morada que es también suya...
- Gracias Rogelio, por cierto está muy bonita.
-Pero pase...
El interior de la casa era verdaderamente exagerado en el lujo de los acabados y el mobiliario de diseño de lujo muy modernos y funcionales, parecen ser importados, cuadros y pinturas sin duda originales adornaban las paredes y un ornamentado y dorado ventilador de techo producía un aire suave que ventilaba toda la estancia de la sala. Ahí en los detalles se veía la mano de una diseñadora de interiores, qué duda cabe. Y el bar empotrado en una esquina del hall, con su barra de madera muy fina, al frente la cristalería y un sin número de botellas de licores importados...
-Tome asiento mi doctor que ya llamo a la muchacha que nos va a colaborar...
Cuando estaba saliendo sintió el impulso de seguirlo con mucho sigilo y de verdad que se llevó la gran sorpresa, en una habitación cercana a la estrambótica cocina, había una habitación la cual se hallaba bajo llave, al abrirla le dio la orden a una muchacha muy joven para que se vistiera y la esperaba en la sala... regresé muy veloz y tomé asiento en un mullido sofá de cuero. Allí me encontró el "campesino" quien con gran respeto hacia mi me preguntó...
-Que se va a tomar mi doctor, qué le puedo ofrecer.
- No se preocupe, puede ser un Whisky...
-Precisamente tengo uno que he guardado para una ocasión especial como su visita. Fue al bar y sacó una botella de Blue Label de Jhonnie Walker, de verdad me impresionó cuando la puso en mis manos.
- Qué maravilla, hacía muchos años que no veía uno de estos, 'se me va a ampollar la boca' - soltó una risa en el momento que la joven 'sirvienta' hacía su entrada.
- Hielo niña, hielo aunque lo que me dijeron fue que lo tomara puro para no dañarlo con el hielo...
- Eso es cierto, pero yo si lo prefiero con un poco de hielo.
- Es una orden y no se diga más.
El abogado se tomó dos whiskys para mitigar un poco los nervios de lo que iba a suceder, la charla se hizo más amena cuando se presentó en la casa el que creía era el guardaespaldas armado hasta los dientes.
- Mire Carlos, le presento a mi abogado en que me sacó del lio que le comenté.
- Mucho gusto doctor, me complace que nos visite y a sus órdenes pa' lo que necesite.
- Gracias igualmente estoy a sus ordenes.
- Haber Carlitos, tome del bar media de guaro y pilas en la puerta, no queremos sorpresitas como la de aquella noche.
- Como ordene patrón y disculpen con su permiso me retiro.
Desenlace.
Había llegado el momento de actuar, en el primer descuido del narco, el desahuciado sacó de su pantalón un pequeño frasco de vidrio que contenía 'escopolamina' líquida que vertió en pequeña cantidad sobre el vaso de licor. Al volver levantó el vaso y brindó, sin demora lo alzó y tomo un largo trago y luego otro. El abogado esperó la reacción de la droga que no se hizo esperar mucho rato. Se recostó y trató de quedarse dormido pero lo detuvo con unas palmadas en la cara y comenzó el interrogatorio:
- Bueno Rogelio, dígame: ¿Usted mato al anciano?
- Sí yo lo empujé cuando aún estaba vivo...
- Ahora: ¿dónde tiene la caleta del dinero de la droga?
- En el cuarto del fondo.
-Vamos a abrirlo y mirar que tanta plata hay...
Se levantó tambaleándose y sumisamente se dirigió al cuarto del fondo y de un ramillete de llaves escogió una y la introdujo en la cerradura abriendo la puerta. El panorama era de película, había una mesa larga en donde se encontraban arrumes de billetes listos para empacar y llevarlos a una estantería que se encontraba al fondo, empacados en un fuerte plástico y seleccionados en dolares y billetes nacionales por denominaciones. En dos tulas que se encontraban en el suelo empacó varios fajos de dolares y billetes de 100.000 y 50.000 y volvieron la sala en donde le desocupó el frasco en el trago e hizo que lo bebiera no sin antes preguntar:
- ¿A quien tiene encerrado en el cuarto de donde salió la muchacha?
- Ahí tengo a tres mujeres secuestradas y que me sirven de compañía.
De repente un fuerte grito salió de la puerta del frente...
-¡Qué le hizo al patrón! - y lo encañonó con una pistola plateada 9 milímetros.
- Nada, creo que se emborrachó - contestó azorado...
- Miente el patrón nunca se emborracha y esas tulas de que son, ¿está robándonos?
- No, el me debía esa plata y para eso me cito aquí en la finca.
No acababa de inventar disculpas tontas cuando de no se donde salió la muchacha y por la espalda le clavó un cuchillo grande de cocina dos veces a lo que el sicario volteó y disparó sin rumbo, había muerto.
- Gracias chica... ¿hay más hombres?
- No. éste maldito me violaba cada que se le daba la gana cuando se emborrachaba con el bruto del patrón.
- Dígame ¿quienes son las mujeres que están encerradas?
-Una es mi hermana y otra es la 'moza' de ésta bestia. Nos tenían amenazadas de matarnos si escapábamos a otra muchacha del campo la mataron y la enterraron por allí, porque intentó volarse.
- Bueno creo que esto acabó aquí, valla por las otras y las espero en el carro que ya la policía viene en camino y no quiero que nos encuentren aquí.
Los cuatro subieron al auto y abrieron las puerta del portón de la finca y sin decir palabra alguna se pusieron rumbo Bogotá. llegados a la gran Sabana en la ciudad de Facatativá, se detuvieron para hablar de los acontecimientos con un mutismo tal que los hacía cómplices de su desgracia y liberación. Todos seguirían para la capital, había suficiente 'plata' para que comenzaran una nueva vida lejos de esa pesadilla. Les repartió una buena cantidad de los dineros sucios del narcotráfico, pero limpios de impuestos y cuestionamientos. Las dejó en la terminal de transporte luego de darles unas indicaciones para manejar con prudencia esa cantidad de dinero. Se despidieron para siempre.
Puso rumbo a la casa de la familia Rubiano, en el sur de Bogotá, buscó la dirección y al encontrarla se dispuso a golpear en la puerta de esa humilde casa cuando sin tocarla la puerta se abrió y se encontró de frente con esos grandes ojos negros que tanto lo perturbaron y que fueron el detonante de su accionar criminal sin excusas ni justificaciones válidas.
- ¡Usted! - fue el saludo de la adolescente que lo miraba fijamente y con desprecio.
- ¡Quién es Milena! -Desde adentro de la casa se oyó una fuerte voz de mujer que preguntaba porqué la puerta estaba abierta...
- Es el abogado del asesino.
Una joven y bonita mujer salió casi que corriendo para encontrase con la mirada del jurista que con pausada voz les saludo...
- Buenas tardes, solo quiero que me escuchen un momento lo que tengo que decirles... - fue interrumpido por la mujer.
- ¿Cómo se atreve a venir después de lo que hizo con ese asesino, dejarlo libre?
- Si me permite les voy a explicar rápidamente pues tengo un vuelo programado que sale ésta noche y tengo que decirles algo muy importante.
- No se que pueda ser pero le ruego que sea breve y se retire.
- Rogelio está muerto, yo lo he matado y no volverá a molestarlas, ha pagado por el crimen del señor Rubiano. Me engañó y se burló de la justicia que me tocó hacerla por mi mano...
- No puede ser, ¿es verdad que está muerto?
- No solo está muerto sino que he recuperado gran parte del dinero que robó por traficar con drogas, secuestrar y asesinar varias jóvenes. Se ha hecho justicia con ustedes y el señor Rubiano ya puede descansar en Paz. Esto es de ustedes y disculpen por todo lo que pasó. - Dejo en el piso la tula que tenía los billetes nacionales y dando la espalda subió al carro y desapareció en la primera esquina tal y como había llegado.
La tula de los dólares la llevó a su casa y llamó a sus dos hijos y después de distribuirlos en partes iguales y despidiéndose de ellos, salió rumbo al aeropuerto de El Dorado, en donde su esposa lo esperaba... en el taxi miró el tiquete de avión con destino a París. Sonriendo y sin el más mínimo asomo de arrepentimiento se dijo en voz baja: "Misión cumplida".