domingo, 7 de septiembre de 2014

1.969

Sí, hace ya cuarenta y cinco años (45) y es el año de 1969 ¡me casé! en el rito o matrimonio católico y en una bella y pequeña capilla dentro de la tradicional iglesia de 'La Porciúncula' (¿recuerdan que en el medioevo tardío, fue la primera capilla que levantara Francisco de Asís, en su tierra?) en su honor y en su memoria, la comunidad franciscana de Bogotá levantó una 'bonita' iglesia de estilo gótico en la tradicional zona bancaria de la avenida chile o calle 72, para los que conocen la Capital y allí capitulé mi libertad... por Ella.

La Porciúncula de Bogotá.
Sí, hace ya cuarenta y cinco años (45) y es el año de 1969 ¡me casé! eran por aquella época los inefables años 60's. Esa década que cambió el mundo (no entraré en detalles) y que tuve la suerte de haberla sentido, olido, oído y vivido con todas las consecuencias que esa revolución trajo al mundo y a mi mundo afectivo comenzando con la inaceptable (como todas) muerte de mi Padre a 'manos' de un maldito cáncer que hoy en día sería más viable, pero en fin traumatizante para una familia basada en el amor y el respeto de los 'viejos', mis estudios de secundaria, mi entrada al ejercito, la entrada a la universidad y mis amoríos de adolescencia (muchísimos e incontables) que culminaron con ese 'inolvidable' día de septiembre de 1969 en donde por Ella, capitulé mi libertad. 

Ella aún se llama Aida y sigue siendo mi esposa, después de cuarenta y cinco años (45) qué raro suena en estos días, tanto tiempo y ¡ahí...! yo tenía 20 años y acababan de echarme de la Escuela Militar de Cadetes y estudiaba medicina en la Universidad Nacional, de la que también me echaron, ¿será que iba a ser una constante en mi vida? es otro cuento que está narrado en un libro inédito de corte autobiográfico llamado "El resentido" (historia de un misántropo cualquiera). Ella, una hermosa adolescente contaba, cuando se la robé a sus padres para casarme premeditadamente a 'escondidas' con solo 17 añitos, flor de primavera arrancada de su hogar y en la repetitiva historia de que todo se hizo y se seguirá haciendo por culpa del amor.

Toda una vida y muchísima agua la que ha pasado y pasará por debajo de aquel puente que construimos con tanto amor, tantas vicisitudes y miles de esfuerzos ¿será que eso le pasa a todos los demás? ¡qué pregunta tan idiota! pero válida. Ahora, no se si llegaré a los cincuenta, pero de llegar espero que ya sean años de mucha tranquilidad y lo más importante que lleguemos a esa meta con buena salud y por sobre todo... lúcidos.

A Ella, mi valiosa esposa, que ha soportado las idioteces e imbecilidades cometidas a todo lo largo de mi existencia, sin claudicar me acompaña todavía... y a pesar de muchos y a pesar de tantos inconvenientes sin embargo y sin dudarlo, aún me ama. A mis hijos y a mis nietos basta decirles que hasta el último suspiro de aliento de mi precaria y "bien vivida vida"... siempre los AMARÉ como a Ella, sì, como en aquel lejano septiembre 8 de 1.969 cuando 'enamorado', capitulé mi libertad.

El formidable concejo de 'Gabo'

Dedico esta entrada a esos héroes o ¿santos...? los que como yo (no me pregunten cómo) han logrado superar todos los óbices de un matrimonio y que cuando les preguntan por su estado civil responden sin desgano: "felizmente casado" sin pensar en todo lo que les ha traído ese diario ejercicio de la subsistencia en compañía sí, en COMPAÑÍA de... Ellas. 

Sólo un abrazo solidario.

Hortensio.