Para quien tiene miedo,
todos son ruidos.
Sófocles.
El hombre más peligroso
es aquel que tiene miedo.
Ludwig Borne.
Otra vez aquí, desde Serrezuela, en un Plácido domingo de pandemia, hoy les contaré de cómo la ciencia médica sanitaria y detectivesca descubrió - gracias a la investigación del ingeniero civil y sanitario George Soper - lo que en esa época, comienzos del siglo XX se conoció como la paciente cero, sin síntomas de una enfermedad epidémica de una sola portadora y que hoy conocemos como asintomática, ese fue el caso de Mary Mallon, conocida como la primera persona a la que se identificó como "portador sano" de los patógenos asociados con la fiebre tifoidea.
Esta irlandesa, había llegado a New York, huyendo de la hambruna de su país en 1884 y comienzos de siglo empezó a trabajar como cocinera en las casas de personas adineradas de la gran ciudad; por donde trabajaba iba dejando un rastro de contagiados que enfermaban gravemente y algunos morían, cuando estallaba el brote huía y se empleaba en otra casa y así sucesivamente hasta que en el año de 1902 éste detective se dió cuenta de que ella era el elemento común entre los numerosos brotes y contagios cuando después de 30 casos la ubicó.
Estados Unidos y quizá el mundo no conocían caso alguno de un portador asintomático, para estos males como la fiebre tifoidea. Una persona que transmitía la enfermedad sin tener el más mínimo síntoma. Es más, cuando estallaba un brote de la enfermedad temiendole al contagio ella como otros salían huyendo para evitar enfermarse. Por eso era muy difícil detectarla, pero Soper comenzó a sospechar de Mary cuando apareció otro brote en 1907 en Manhattan. Entonces ya no hubo duda, Mary portaba la bacteria.
Cuando el investigador le solicitó una muestra de materia fecal fue atacado por la iracunda cocinera que armada de un trinche lo amenazó. Tocó entre varios policías y la bacterióloga Emma Sherman, sacarle una muestra del trasero de la agresiva irlandesa y llevar la muestra al laboratorio confirmando la sospecha de que portaba el bacilo de la salmonella typhi. Era el vector de la epidemia. Para entonces la prensa amarillista que se enteró del caso, la bautizó cruelmente como Maria la tifoidea.
Después de ser aislada en un pequeño cuarto por varios días se dispuso su traslado en calidad de cuarentena a la isla hospital de Riverside. Aislada en una cabaña permaneció tres años. En 1910 logra recuperar su libertad con la estricta condición de que no volviera a manipular alimentos ni emplearse como cocinera...
Durante cinco años no se supo de ella pero era cuestión de tiempo -pensaba el inspector Soper- para que apareciera un nuevo brote... en 1915 apareció y en el hospital Sloane Maternity de Manhattan; 25 personas enfermaron de las cuales dos murieron. Entre las cocineras había una tal Mary Brown, Soper identificó su tipo de letra y comenzó la cacería.
Una vez capturada, en 1915 y de vuelta a la isla comenzó una cruel y larga cuarentena que duraría de 23 años. En 1932 sufrió un accidente cerebro vascular que la dejó paralizada muriendo a los 69 años a causa de un infarto. Esta fue la corta historia de la mujer más vilipendiada de esa época y que murió sintiéndose inocente, Nunca se supo ni cuantos contagió y cuantos murieron por su culpa. Fue un paradigma de los llamados asintomáticos.
Un desganado abrazo de pandemia.
Hortensio.
Un desganado abrazo de pandemia.
Hortensio.