domingo, 10 de diciembre de 2017

Déjà vu.

"Tu y yo, ya nos habíamos olvidado
antes, ¿creo o es cierto? o es un
simple Dájà vu..."
H. Farwel.
En éste Plácido, húmedo, gris y lluvioso domingo sabanero, un Déjà vu...sí, ese instante o momento que experimentamos con la sensación -extraña-  de que ya lo hemos vivido antes o que ya habíamos hecho esa experiencia en tiempos pasados, es tener situaciones de las que se están seguro que se han vivido con antelación o estar en un lugar (en el que se encuentra ahora) aunque nunca haya estado en él. Es una experiencia subjetiva (no fijada en la realidad) y repetitiva que no deja de preocuparnos pues uno es incapaz de recordar dónde pero la sensación es que ya la vivió.

Los recuerdos vividos en un pasado que no existió...
Solo un grito ahogado...
Era todo disculpa, no podía rechazarla, por un descuido su hijita cayó en el pozo profundo de la acequia y no receló de nada en aquella estancia en donde todo se hacía interminable y los días iguales... nada alteraba el paso cadenciosamente cansado de las horas; solo un grito ahogado rompió ese pesado silencio que todo lo llenó... todo parecía igual con su aire viciado y la humedad de catacumba en donde el frío pegajoso era más frío.

¿Donde estaba ella? ¿en qué momento la perdió de su visual?... corrió como demente por los pasillos abovedados e  interminables de aquella tétrica mansión centenaria que creía conocer hasta su último rincón después de tantos años de vivir en ella, pero no era así todo en ella parecía diferente y distinto, la angustia se precipitaba sobre su pecho agitándolo, un miedo incontrolado se apoderó de su ser.

Tenía la sensaciòn de que no estaba sola y ese temor la invadió, miró a todos lados y no vio nada inusual sólo que la noche avanzaba tragándose los pocos rayos de sol que se colaban por los vitrales de las ventanas creando sombras que parecían fantasmas. Entonces regresaba precipitadamente a ese enorme cuarto de la primera planta a la que le decían 'el estudio' y en el que dominaba la enorme biblioteca sobre el resto de mobiliario; se sentaba en un muy confortable sillón recogiendo del suelo el tejido de lana que surcìa con paciencia por horas y horas, esas que se hacían interminablemente eternas.

Siempre y por años la escena se repetía a eso de las seis de la tarde de cada día en un interminable déjà vu, que la mantenía lúcida en medio de esa, su rutinaria "locura".



Déjà vu...

Sumido en un remolino de lluvia y viento
tu recuerdo fue como la espuma en un
reflujo de marea que vuelve y regresa como
un lunes gris de todas las semanas idas...

Y ese lunes por la tarde regresa una y otra
vez como una excusa perfecta de esa visita
que te hice para saber que eras de verdad
y no una copia compartida más allá del
tiempo y la distancia...

Amada mujer extraña que conozco desde
un siempre que no se si es real o inventada,
dolor desconocido en una pasión extraña
que nos enlaza en un eterno Déjà vu...

De esos que van y que regresan como la
espuma en la marea del mar en una
presencia que es ausencia de todo
y presencia de nada, miedo sin sentido que
solo es tristeza que solo es amor...

                                                    Farwel 1986


Un abrazo siempre vívido.

Hortensio.