La obra maestra de la injusticia
es parecer justo sin serlo.
Platón.
La indiferencia ante los atropellos
de la ley, se llama complicidad
que es la peor de las injusticia.
H. Farwel.
En el siglo V a. de C. casi dos mil quinientos años atrás, el gran dramaturgo y poeta griego Sófocles, exponía ante sus conciudadanos en el ágora de Atenas, a esos mismos que estaban asistiendo al nacimiento de la Democracia, esa eterna pregunta que ha mortificado a todas las sociedades de la Tierra en todas sus épocas y que ha llegado con todo el valor de su dilema y cuestionamiento, hasta los días de éste, nuestro siglo: ¿Es la Ley la Justicia?
Pues lo hizo con su obra Antígona y es el conflicto de esa princesa ante una orden real de su tío que no permitía -bajo pena de muerte - darle sepultura a su hermano para que se lo comieran los perros y los gallinazos; entonces nace esa eterna pregunta conflictiva y existente entre la ley y la justicia. Y decimos que “la ley es un precepto de obligado cumplimiento que una autoridad establece para regular, imponer o prohibir una cosa; y - en el mejor de los casos- puede coincidir con la justicia… pero no es justicia: es tan solo un intento de hacerla definida, que se perfecciona, precisamente, en su afán de aproximarse a ella. Ésa es la razón por la que el Estado de Derecho, que la Democracia genera, no se agota en la formulación y la obediencia de las leyes, sino que reconoce también la posibilidad de cuestionarlas para tratar de hacerlas más acordes al interés común y a los valores éticos que fundamentan la propia Democracia.”
Toda ley es susceptible de ser revisada, mejorada y reformada, gracias a que hay y ha habido en todas las épocas de la historia Universal, gente valiente que con un lógico y gran sentido de la justicia y con altas cualidades éticas que desde luego, son superiores a las leyes vigentes en un momento dado. Los que defienden acrítica e irreductiblemente una Constitución, están sin duda defendiendo la ley, pero no por ello es seguro que estén defendiendo también la justicia. Y siempre a dado que pensar… No se puede ser totalmente absoluto en la defensa de ninguna ley: hay que tratar de ver dónde está la justicia. Eso es lo democrático por lógica y convicción.
Sófocles. |
Entonces, con éste proemio tan corto pero muy explícito, vayamos a ese clásico universal de la literatura griega la ‘Antígona de Sófocles’ desarrollada a partir del conflicto ético por la oposición entre lo moral y lo políticamente correcto, entre cumplir la ley o desobedecerla por que no es justa. Creonte, Rey de Tebas, y tío de Antígona, princesa real, encarnan el primero la ley positiva y Ella, la ley innata o natural. Los griegos llamaban a la primera nomos, leyes emitidas por el legislador y physis, la norma no formalizada positivamente.
La obra de Sófocles, está basada literalmente, en el mito que se fundamenta en la tradición que tenían los antiguos griegos de rendirle culto a los cadáveres de sus seres queridos, para que pudieran pasar al mundo de los muertos, situado en el inframundo. Después de la muerte de Edipo, rey de Tebas, Antígona hija de éste y Yocasta, la princesa de carácter y actitud piadosa, lo cuidó en su ceguera hasta el día en que murió. Lo suceden sus dos hijos varones Etéocles y Polinices, quienes tenían el pacto de turnarse el trono. Etéocles incumple el pacto y su hermano forma un ejército para recuperar el poder. En batalla se enfrentan y mueren los dos hermanos, ante semejante fratricidio, su tío Creonte asume el trono del reino, su primer mandato fue prohibir que el cadáver de Polinices fuese enterrado, acusado de traición a la patria y Antígona se opone y le planta cara al nuevo rey e intenta enterrar a su hermano, porque consideraba injusto ese edicto. Como castigo por infringir la ley, Creonte la condena a ser enterrada viva junto al cuerpo de su hermano insepulto. Logra evadir la condena ahorcándose con su velo de novia. Y la tragedia sigue...
Antígona, capturada por infringir una ley que consideraba injusta. |
Y nosotros volvemos al Eterno Interrogante: ¿Es la Ley la Justicia?, esa sola pregunta ha desatado a lo largo y ancho de la historia Universal, grandes conflictos que han degenerado en guerras y batallas, como por dar dos ejemplos... las revoluciones en americana inglesa e hispana, la revolución francesa y en fin, todos los conflictos bélicos tienen en el trasfondo de su génesis la lucha contra la Injusticia. Con la llegada del Derecho Romano y sus normas (Corpus Iuris Civilis de Justiniano), sus grandes juristas y filósofos, (Papiniano, Gayo, Ulpiano, Paulo y Modestino, Cicerón y Séneca) formularon la más dura de las sentencias en busca de La Pax del imperio: "Dura Lex, sed Lex"; la interpretación exegética parte de la ley, que por más dura que sea, es la ley.
Queda planteado 'El eterno Interrogante'... ¿Qué opinas?
Un cuestionado abrazo, pero ante todo justo.
Hortensio.
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Lo decía don Quijote... Lucho contra tres gigantes, El miedo, la Injusticia y La ignorancia.