domingo, 21 de febrero de 2021

El besar.

Un beso es un secreto que se dice
en la boca y no en los oídos.
Anónimo

Un Plácido domingo, hoy con uno de los grandes enciclopedistas, su gestor François-Marie Arouet, conocido universalmente como Voltaire (1694-1778) nacido y muerto en Paris y con un genial tema de su cosecha irónica, cáustica y con un toque de su fino sarcasmo... el Besar. el tema lo abordó nada más ni nada menos que desde su Diccionario Filosófico; algunos apartes y éste domingo de pandemia cae como 'anillo al dedo' piénsenlo dos veces antes de dar un beso ya desbordados por el impulso de la pasión, el virus todavía anda por ahí... Es textual de su traducción al hermoso castellano.

Voltaire...

BESAR

"Pido perdón a los jóvenes de ambos sexos si no encuentran en este artículo lo que buscan, porque lo escribo para gente seria y para los sabios, que son a los que puede interesar.

Se abusaba de los besos en la época de Molière. En la madre coqueta de Quinaul, Champagne pide besos a Laura, y ella contesta: "¿No estás satisfecho todavía? Pues yo ya tengo vergüenza, porque te he besado dos veces." Champagne le replica: "¿Qué, tu cuentas cuando besas?". Los criados pedían besos,  a las modistillas, y unos y otros se besaban en el teatro. Esto era fastidioso e insoportable, sobre todo cuando los actores eran repugnantes y feos. El autor que busque besos, debe leer el Pastor fido; en esa obra hay un coro que no hace mas que hablar de besar, y su argumento se funda en un beso que Mirtillo dio un día a la hermosa Amarilis, jugando a la gallina ciega. "Un bacio molto saporito", como dice el autor,

También  es bastante conocido el artículo en que Juan de La Caasa, arzobispo de Benavente, dice que podemos besarnos desde la cabeza hasta los pies. Le dan lástima las narices largas, que difícilmente pueden acercarse unas a otras, y aconseja a las damas que tengan la nariz larga que escojan amantes chatos.

El beso el precioso beso...
Besarse era la manera de saludar más común en la antigüedad. Refiere Plutarco que los conjurados contra César, antes de matarle, le besaron el rostro, la manos y el pecho. Tácito refiere que cuando su suegro Agrícola regresó de Roma, Domiciano le recibió besándole con frialdad y luego le dejó confundido entre la multitud. El inferior que no conseguía saludar a su superior besándole, acercaba la boca a su propia mano y le enviaba un beso, y el superior lo devolvía del mismo modo cuando tenía gusto en ello. Empleaban ese mismo signo para adorar a los dioses. Job, en su parábola (que es quizá el libro mas antiguo que conocemos), dice que no adora al sol y a la luna como los demás árabes, porque no se lleva la mano cuando contempla a los astros que él no adora. De esta costumbre tan antigua solo quedó en Occidente la formula pueril, que todavía enseña a los niños en algunos pueblos, de besarse la mano derecha cuando se les regala algún dulce.


Consideraban los antiguos que había algo de simbólico y sagrado en los besos, porque besaban las estatuas de los dioses y las barbas, cuando a los escultores se les ocurría ponérselas. En los misterios de Ceres, los cristianos y cristianas se  besaban en la boca en los ágapes, esto es, en las comidas que se verificaban en las iglesias, porque la palabra  significa "comida de amor". Se daban recíprocamente el beso santo, el beso fraternal, el beso de la Paz. Esa costumbre duró mas de cuatro siglos, pero por sus consecuencias tuvo que abolirse. Esos besos "fraternales" atrajeron  mucho tiempo a los cristianos, que aún eran  poco conocidos, la nota de libertinos, con que los clasificaron los sacerdotes de Júpiter y las sacerdotisas de Vesta. Según vemos en Petronio y en otros autores profanos, los disolutos se llamaban hermano y hermana, y creyeron que entre los cristianos los mismos nombres significaban las mismas infamias, y contribuyeron ellos mismos, inocentemente, a difundir sus acusaciones en el Imperio Romano. 

Un beso sensual...

Existieron al principio diez y siete sociedades cristianas distintas, como existieron nueve entre los judíos,  incluyendo en ellas las dos clases de samaritanos. Las sociedades se jactaban de ser las más ortodoxas y acusaban a las otras de cometer las impurezas más inconcebibles. La palabra gnóstico, que al principio fue muy honrosa y significaba "sabio",  "ilustrado", ·puro", se convirtió en palabra despreciable e indigna. San Epifanio, qué escribió en el siglo III, afirma que en los primitivos tiempos del cristianismo se hacían cosquillas los hombres y las mujeres; que luego se dieron besos muy impúdicos, juzgando del grado de fe que tenían los que se daban por la voluptuosidad de los besos; que el marido decía a la mujer al presentarle a un joven iniciado: "Celebra el ágape con mi hermano" y que ellos celebraban el ágape.

En la secta de los pietistas, tratando de imitar a los cristianos, se dan actualmente besos de paz cuando salen de sus reuniones y se dan el tratamiento de hermanos, según me confeso hace veinte años una pietista muy hermosa y muy sensible. Los pietistas conservan religiosamente la antigua costumbre de besarse en la boca.

El peligro de besarse en la boca consiste en que hay un nervio del quinto par que va desde la boca al corazón, y desde allí más abajo, pues la Naturaleza todo lo dispuso con la más delicada industria. Las pequeñas glándulas de los labios, su tisú esponjoso, su piel fina, dan una sensación exquisita y voluptuosa, que tiene analogía con una parte más oculta y todavía más sensible. El pudor puede perderse en un prolongado beso que saboreen dos pietistas de diez y ocho años. 

El arte de dar un beso...

Honradamente no podemos seguir tratando de ésta cuestión interesante, aunque Montaigne haya dicho: "Se debe hablar sin vergüenza de éste asunto; no nos abstenemos de hablar en voz alta,  de matar, de herir y de hacer traición, y de esto apenas nos atrevemos a hablar entre dientes."

Un abrazo muy pietista...

Hortensio.