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Uno de tantos indigentes. |
Con su agrio y nauseabundo hedor que era costante, anunciaba su presencia por donde lograra pasar, la gente -aunque lo ignoraba- notaba su presencia. Era el canon de un perdedor que convertía en norma su asquerosa autodegradación y costumbre que sencillamente consistía en subsistir día con día. Con su aliento podrido de alcantarilla y una llaga infectada en su pierna derecha que empezaba a supurar peligrosamente, pensó, con cierta cordura, que se estaba pudriendo por dentro aunque no sentía molestia alguna en una clara 'anestesia de dolor' que envolvían sus 'enfermedades evidentes e invisibles'; en su estado inconmensurable de soledad hará que sea inevitable un desenlace fatal y de eso estaba bien seguro puesto que para él todo era rabia contenida, resentimiento y caos.
Atormentado por sus propios demonios pensó en el suicidio, pero no lo hacía sabiendo que de todos modos moriría solo y abandonado, no le temía la muerte puesto que nunca nadie sabe como és y en que consiste, menos prepararse para recibirla... Había sentido y visto tanta muerte en las calles que sabía que ella formaba parte de la vida... se decía a sí mismo: "Algún día descifraré el misterio de la muerte aunque sea en el mismo momento del hecho y le diré a mis gusanos que estaba equivocado y simplemente no hay nada que decir, nada."
Pero será tarde, en medio de su soledad y abandono sin testigos o alegorías dejará de respirar y quedará votado en el piso como una simple cosa y como todas las cosas que no sirven, será inevitable ir a parar al basurero. ¿Acaso las lujosos tumbas de un cementerio no son recipientes de basura adecuados para lo mismo? Pero seguía deambulando tercamente día y noche acompañado por los 'elementos' en las calles que no conducen a nada, tragado y demolido en las entrañas de la gran ciudad que lo devora sin compasión, sin un rumbo determinado y acosado siempre por el hambre y el frío, la esperanza que para él no contaba, pasaría como pasa todo.
Seguiría vagando por su imaginación sin querer hacerle mal a nadie pues estaba vacío y dañado; soberbio por definición era un ingrato con la sociedad que indiferente le dió la oportunidad para ser un tipo "normal" y no un fastidioso 'loco' desadaptado, pero a su favor se podría decir que no todo en él era negativo y malo, pues es un ejemplo vivo de denuncia contra una comunidad "asociada" que solo produce seres como él y que no son pocos con el arquetipo y modelo de la inadaptación que por fuerza terminará el la marginación, madre espuria de la indigencia.
Nunca buscó lástima pero la gente vencida no puede o no quiere seguir los tiempos. Su 'placida rutina' en ese indiferente paisaje humano, dará un giro inesperado - a la vuelta de cualquier esquina- cuando cercano ya al inexorable límite de sus días, sintiendo un cansancio de siglos, el 'salvaje' indigente busca un rincón apartado de las miradas morbosas y estúpidas para poder, como un león viejo y herido, lamer sus heridas y dejarse ir. Nadie escapa de su realidad y su vida fue un azar absoluto. A la mañana siguiente el indigente había dejado su cuerpo en Paz
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"Había dejado su cuerpo en Paz" |
Un abrazo.
Hortensio.