"Todo consiste en morir, Dios mediante, cuando uno quiera
y no cuando él lo disponga" (Pedro Paramo de Rulfo).
Y el tiempo que no nos da tiempo; en la última página, del último capítulo, de su último libro, cuando conscientemente por una decisión muy, pero muy personal, traspasó la frontera entre la vida y el resto de su vida, cruzando el umbral del no retorno en donde los días cuentan los segundos y no las veinticuatro horas, el beso de La Muerte acalló el hambre de la nada, emprendiendo la ruta incierta por senderos desconocidos perdidos en la bruma de miasmas degradadas. Era en un peligroso viaje estático esperando que ese "buen Amigo" - al que denigran y ponen el alias de 'Suicidio' sin saber de su hermoso carácter humanitario -, llegue a sus lares sin tarjeta de invitación, silencioso y espontáneo, firme y anhelado sin darle espacio a la querida duda... Ahí estás, ¡Bienvenido!, ya sabe él, que jamás podrá tener retorno alguno a lo cotidiano, a lo despreciable a la bendición de lo asqueroso y con la firme "esperanza" de no volver ya, jamás... nunca. Ya tendía la mano a Thánatos para ir al poniente macerado y bello a entregarse al abismo que por fin llegaba.
Un abrazo y un ósculo...
Hortensio.
y no cuando él lo disponga" (Pedro Paramo de Rulfo).
No volver jamàs... nunca. |
Un abrazo y un ósculo...
Hortensio.