domingo, 3 de enero de 2021

Un mechón de tu cabello.

En este primer Plácido domingo del 2021 quiero compartir algo que se me ocurrió cuando cumplí la promesa de cortarme el pelo el último día del año. Éste me había crecido durante los meses de la pandemia del año 2020 hasta los hombros y algo más abajo de ellos. Para ésta entrada solo me voy a referir a la bonita costumbre de regalar mechones de cabello como un recordatorio de amor ante una separación inminente (no es mi caso), ya que hay ciertamente y de cualquier manera, mucho que hacer -simbólicamente- con un mechón de pelo, por ejemplo ¿se imaginan uno de ellos en manos de una bruja...?

El arte de guardar un mechón de cabello.

Recordé la bella costumbre de la 'edad media tardía' y del "romanticismo europeo" de regalar con amor un pequeño mechón de cabello a su ser amado cuando se partía para la guerra. Bella costumbre que hoy sonaría a cursilería cuando se está por fuera del hechizo de una relación de verdadero amor con su pareja en un momento dado de trágica separación. Y de nuevo mi mente voló a la novela de Gabriel García Márquez, "El Amor en los Tiempos del Cólera" practicado en un arrebato de vehemente arranque de amor cuando Fermina Daza, se corta la trenza de su pelo para dárselo a su gran amor Florentino Ariza, cuando son cruelmente separados, cuenta 'Gabo' que el pobre enamorado vivió aferrado a ese gran amor y a el pelo de su amada 51 años, 9 meses y 4 días, un verdadero amor eterno y único.

Fermina Daza y Florentino Ariza 51 años después.

También fue considerado como un signo de "mortalidad" cuando los padres se lo cortaban al cadáver de sus hijos que morían a muy temprana edad, de forma que una parte de ellos se quedaba siempre con sus progenitores como una reliquia amada... El acto de regalar un 'mechón de cabello' conlleva el aura de romance y devoción entre dos enamorados, es darle una parte de tú cuerpo a esa persona amada para que siempre te acompañe a donde vayas. Se cuenta que el gran Sultán otomano Suleimán 'El magnifico', a la muerte de su amada esposa la Sultana Hürrem, le cortó un mechón de su roja cabellera y lo metió en un medallón de oro que él mismo fabricó para guardarlo cerca de él hasta el día de su muerte el 6 de septiembre de 1566.

También sabemos que por unos rizos del célebre compositor Ludwig van Beethoven, subastados por Sotheby's  de Londres en 1994 y con la anuencia el dueño que facilitó algunos cabellos, el investigador vienes Christian Reiter, llegó después de un análisis de ellos, a la conclusión de que había muerto a causa de envenenamiento por plomo, su médico le trató una pulmonía con sales expectorantes a base de ese elemento, el plomo era muy usado en la medicina de esa época con buenos resultados pero desconocían sus nefastos efectos secundarios...

Bonaparte y sus mechones de pelo.

Pero el caso de investigación forense más famoso fue el de la muerte del emperador francés Napoleón Bonaparte en la isla prisión de Santa Elena; el 'pequeño gran hombre' era muy dado a regalar mechones de su escaso cabello a sus admiradoras, con base a varios pelos que les fueron facilitados por sus celosos dueños, 120 años más tarde de la autopsia echa a su cuerpo por su médico personal Francesco Antommarchí, su diagnostico del 6 de mayo de 1821 fue rebatido por un equipo de detectives forenses, tomando, la teoría, plena certeza de que había sido asesinado por envenenamiento con arsénico, elemento que tiene la característica de ser incoloro, sin sabor e inoloro y sin riesgo de ser detectado.

El método clásico para matar a alguien sin dejar muestra o rastro -aparente- incluye dos fases, la primera o fase latente que es la ingesta poco a poco y en pequeñas cantidades del veneno en forma progresiva y periódica, y luego la fase mortal o golpe de gracia... cuando está muy deteriorado de salud por cualquier enfermedad, llega la sobre dosis y la muerte natural. El asesino del emperador, tenía acceso a la comida y bebida del preso real en Longwood Hause, pero no fue puesto el veneno en la comida que todos compartían sino en el vino que era exclusivo para Napoleón, el famoso vino Constanza importado para él desde Ciudad del Cabo, allí si se le suministró el arsénico, y gracias a ese mechón de su cabello fue descubierta la causa de su muerte.

"Un mechón de tu cabello"

Bueno ya me he extendido lo suficiente sobre la bella costumbre de regalar 'un mechón de tu cabello' que tan bellamente el canta-autor italiano Adamo, le dedicase -esa canción- a un viejo amor, vale la pena escucharla. Mi mechón se lo regalé a mi nieta y los dos lo guardamos celosamente de la vista de los demás hasta que muera y ella sabrá que hacer con él, hoy reposa entre las páginas de una novela que se haya en mi amada biblioteca...

Un fuerte abrazo si llegas a pasar por aquí.

Hortensio.