domingo, 12 de agosto de 2018

Una carta, un sentimiento...

Una carta, un sentimiento...
De nuevo bienvenidos a mi página en éste Plácido domingo; hoy les traigo unas cartas (misivas) escritas 'a puño y letra' de sus creadores a sus destinatarios. Estas fueron recogidas por el inglés Shaun Usher, en su página de Internet y fue viral, en España convirtió esa página en un libro que llamó "Cartas Memorables" hoy reproduciré dos, las que más me llegaron al alma:


Castro le pide diez dólares a Roosevelt el 6 de noviembre de 1940.


"Tengo doce años. Soy un chico, pero pienso mucho, pero no pienso que escribo al presidente de los Estados Unidos. Si quieres, dame un billete de diez dólares verde americano, en la carta, y me gustaría tener uno" Tu amigo, Fidel Castro.

Como dice el recopilador: 'Para ello el futuro comandante cubano no duda en darle su dirección en Santiago al presidente estadounidense, del que se despide como su afectuoso amigo'. 'Cuando escribimos una carta sin pensar que vaya a acabar en un libro, nos abrimos mucho, pero de un modo muy distinto a cuando hablamos en público.'

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Amores Volátiles.

Carta que intercambiaron el novelista norteamericano, Francis Scott Fitzgerald y su esposa Zelda, que le escribió esta misiva en septiembre de 1920, tras una pelea de pareja seis meses despues de su boda:

"Ven deprisa a mi lado. No podría vivir sin ti aunque me odiaras y estuvieras cubierto de llagas como un leproso, aunque huyeras con otra mujer y me mataras de hambre y me pegaras... Aun así te querría, lo sé. Mi amor, mi amor, mi querido". La pareja se separó definitivamente en 1934.

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Dos cartas de amor:
Carta de Napoleón a Josefina.

                                                                                  Verona,13 de noviembre de 1796.

"Ya no te amo: al contrario, te detesto. Eres una fea, una ingrata, una estúpida, una desgreñada. Ya no me escribes; ya no amas a tu marido. ¡Sabes el placer que tus cartas le producen y no le escribes más de seis lineas tarazadas al azar!

¿Que hacéis señora durante todo el día? ¿Qué importantísimo negocio es ese que os impide escribir a vuestro tiernísimo amante? ¿Qué afecto ahoga y os hace desdeñar el tierno y constante amor que le habéis prometido? ¿Quién puede ser ese maravilloso, ese nuevo amante que absorbe todos vuestros instantes, tiraniza vuestros días y os impide acordaros de vuestro marido? La verdad es , mi buena amiga, que me tiene inquieto el no recibir  cartas tuyas.Escríbeme pronto cuatro páginas y llénalas de esas  amables frases que inundan mi corazón de sentimiento y placer. Muy pronto te estrecharé entre mis brazos   y te cubriré de besos ardientes como el clima del Ecuador."

Bonaparte.

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De Bolívar a Manuelita Saénz.

Antes de la batalla de Ayacucho, el libertador exhorta a su Manuela que se quede en Lima, para evitar escándalos ante el esposo celoso el médico inglés doctor Thorne:

                                                                                                       Ica, 20 de abril de 1825.

"Mi bella y buena Manuela:
Cada momento estoy pensando en tí y en el destino que te ha tocado. Yo veo que nada en el mundo puede unirnos bajo los auspicios de la inocencia y del honor. Lo veo bien, gimo de tan horrible situación, por tí, porque debes reconciliar con quien no amas, y yo porque debo separarme de quien idolatro. Sí, te idolatro hoy más que nunca jamás. Al arrancarme de tu amor y de tu posesión que me ha multiplicado el sentimiento de todos los encantos de tu alma y de tu corazón divino, ese corazón sin modelo.

Cuando tú eras mía yo te amaba más por tu genio encantador que por tus atractivos deliciosos. Pero ahora ya me parece que una eternidad nos separa de nosotros mismos, porque mi propia determinación me ha puesto en el tormento de arrancarme de tu amor, y tu corazón justo nos separa de nosotros mismos, puesto que nos arrancamos el alma  que nos daba existencia, dándonos el placer de vivir. En lo futuro tú estarás sola aunque al lado de tu marido. Yo estaré solo en medio del mundo. Sólo la gloria  de habernos vencido será nuestro consuelo. ¡El deber nos dice que ya no somos más culpables! No, no lo seremos más."

Simón Bolívar.

Después de esta carta, ambos escribirán la famosa carta en que Manuelita, se despide de su esposo para huir con el Libertador.

Si pasas por aquí, recibe un fuerte abrazo.

Hortensio.