domingo, 14 de septiembre de 2014

Mi síndrome de Peter Pan...

De nuevo en este 'plácido domingo' y en contra del sentido objetivo de este blog, hoy me veo en la necesidad de contestarle cariñosamente a un ser muy querido que tiene razón, pero razón muy pero muy relativa; a manera de reproche por una actitud pueril que tuve, me increpó con desprecio que padecía del "Síndrome de Peter Pan" y que además soy de los que "acabo por creer en imposibles..." si es muy posible y no descarto que pueda ser un perturbado y por lo mismo tendré que ir en busca de aquellos cultos científicos y grandes especuladores de la mente, nuestros temidos y aceptados psiquiatras y sus pequeñas deformaciones, los psicólogos.
Sin palabras...

Antes que nada, como buen curioso este concepto peyorativo (así lo tome) me llevó a consultar a mi oráculo preferido, Mr.Google y su hijito Wiki, para querer saber el porqué del nombre prestado de una de las novelas autobiográficas de Sir James Mathew Barrie, que en 1904 escribiera este inmortal cuento juvenil, para ser llevado al teatro. Bueno, prendí mi IPad y me contesto en uno de sus múltiples apartes que en el cercano año de 1983 el médico (temo que psiquiatra) Dan Killey, tomo prestado el nombre (para bien de la humanidad) y describir por primera vez de qué se trataba ésta desbastadora enfermedad que no es más que un mero 'trastorno neurótico' o 'un niño en el cuerpo de un hombre grande' o 'del hombre que nunca dejó de ser niño' como Michael Jackson, aquel negrito que quiso ser blanco y que para seguir siendo niño se compro para sí y sus niños amigos (Peidofilia?) un rancho de diversiones al que llamó "Neverland" en alusión a la tierra de 'Nunca Jamás'... eso está bien pero muy bien y es un gran ejemplo en lo es saber invertir un capital ganado con el sudor de sus bailes.

Pero lo que más me interesaba era sin dudarlo, los síntomas haber si yo calaba en su cuadro trágico y esto es lo que dice -a lo mejor, los que lean ésta entrada se vean reflejados también en estos síntomas- sobre tan aciaga 'enfermedad':

"Es frecuente que haya crisis de ansiedad, de angustia y de depresión. Los años van pasando, y aún cuando está como protegido con una coraza psicológica para no advertir el paso del tiempo, esporádicamente ésta desaparece por circunstancias imprevisibles. Es entonces cuando el paciente se encuentra con las manos vacías y con una vida dolorosamente irrealizada. Con parejas inadecuadas, o de modo extremo -lo que también suele pasar-, sin pareja alguna. El nido infantil es una inconsciente referencia a la que siempre apunta. Allí, no había problemas, y la nostalgia por el mismo es persistente, aunque no lo declare. Afecta notoriamente a la auto-estima y el auto-concepto, viéndose muy afectado, cabe destacar que como deformación de la personalidad puede cabalgar sobre patologías psiquiátricas clásicas y especificas. De esta manera puede darse vinculada a enfoques ligeramente delirantes de tipo paranoide o a neurosis declaradamente histéricas u obsesivas. El tratamiento, en casos como éstos, debe ser doble. El trastorno psicopatológico de base, sumado al del carácter". Así se puede leer en Wiki, de verdad qué panorama tan desbastador... ¡no lo entendí muy bien! y como buen 'niño' me importa un c...

Lo que si es para mi una verdad -también relativa- y a la que me aferro, es que la vida y la calle, como grandes maestras, nos han enseñado que no debemos caer, en ser valientes y por sobre todo sabernos levantar... SOLOS; pero en realidad ¿Quién nos ha dicho que eso tiene que ser así? ¿quien tiene la receta de la vida perfecta? y si las caídas son parte de la maduración, seguimos en el fondo - por ancianos que seamos- siendo unos niños perdidos en ese país de maravilla que es 'Nunca Jamás' y sabemos -por experiencia- que no estamos solos, siempre estará Campanita con sus mágicos polvos dorados que nos recuerda que somos fuertes y valientes, y que no importan las tormentas y que te sigas cayendo una y otra vez (por algo será) Ella siempre estará allí en ese fondo recóndito de nuestras almas (alguien lo llamaba 'basurero escondido que todos tapamos') lista al rescate (en Pinocho era 'Pepe Grillo'... ¿recuerdan?)

Y claro que tenemos que crecer aunque queramos vivir por siempre en 'Nunca Jamás' y tener que ser felices aunque 'Garfio' nos moleste y nos tenga en estado de alerta (una leve brizna de realidad) pues de verdad que feo sería que perdiéramos a ese niño inefable que llevamos dentro... sería inconcebiblemente fatal y eso si sería de verdad una desbastadora enfermedad neurótica... de amargura, tristeza, soledad y hasta desesperanza, todo habría acabado de ser así  y ojalá pudiese ya al final de esa desolada vida antes de entregarse a la Gran Resignación y en el obligado Transe Final, que se asomara tímidamente ese Peter Pan que desde siempre nos acompañó y podamos felices darle la mano y con una sonrisa abandonar estos lares y levantar vuelo (que delicia) con Campanita, nuestro eterno viaje a la Tierra de Nunca Jamás.

Robín, el más querido de los Peter Pan.(q.e.p.d.)
Ahora en serio, ¿Qué de malo hay en ser reacios a crecer? ¿por que ser maduros a la brava? Siempre hay algo en todos nosotros (al inconsciente) que nos distancia de las responsabilidades. Todos los niños crecen, todos menos uno, Peter Pan... ¿el nuestro? Sí, y queramos o no independientemente de la suma de años y más años seguirá ahí, queramos o no, se quiera o no pues siempre es de lo más razonable recordar lo que hemos sido y seguiremos siendo a ratos, unos niños con el más grande don que nos concediera a nosotros los 'niños' la Madre Naturaleza: el asombro.

El día que lo perdamos nos podremos considerar muertos y lo peor, muertos en vida ¡qué desgracia! y le digo con amor y mucho cariño a ese ser querido que peyorativamente me enrostró mi síndrome, (yo le quiero recordar que revise su síndrome de Wendy) que me siento orgulloso de tenerlo aunque trate de disminuir sus síntomas para bien de Peter y yó.

Con un abrazo de 'eterno' adolescente.

Hortensio.