miércoles, 4 de junio de 2014

Puta traición...

En este Plácido domingo, poesía... un poema dislocado de 1989 y varios haikus y esquirlas. 

'El burdo camino del olvido'
La sangre se me viene de golpe,
y el corazón da un siniestro grito,
un latido funesto de grito...
La he visto y la he mirado,
 otro la tiene del brazo.

Latido grotesco de una ira contenida
la sangre se vuelve ira y ésta... sangre es.
El viento se enfría, la hemoglobina hierve,
y ella absorta se nota feliz, y yo felino
idiota como idiota absorto la acecho infeliz.

Y disculpo mi fatuo orgullo envanecido
y en la vil felonía me duelen las gónadas,
¿en qué momento me convertí en invidente?
quiero asesinar... descubrí que soy cobarde.

Engaño asqueroso y miserable ¡puta traición!
y como buen cobarde disculpo la inutilidad
de la violencia y busco los brazos hipócritas
de la supervivencia básica de la tolerancia boba.

Doy la espalda y parto por el camino del olvido,
oscurecido de sombras, de esperanzas e ilusiones y
 negarme a recorrer en mi memoria esos añorados espacios  
que me reducen miserablemente a la condición de un trapo viejo.

Situación nauseabunda que da risa en lugar de lástima.
¿Seré ese incierto fin que justifica los medios? y...
 perdido en el espacio de mil voces infamantes caminaré
hasta que la absurda distancia... así lo decida.

                                                 Hortensio Farwel.
                                               (Occidente de Bogotá 1998)



Un Haiku N° 12

Maldita soledad...
silencio que  es costra
que asfixia que mata.


Otro Haiku N° 13

Como tenues gotas de rocío
los segundos se deslizan
incrustándosen en el alma.



Y otro Haiku N° 14
Las aguas de los grandes ríos
encuentran sus leyendas
en el misterio de los mares.
                                                                     
                                                       
                                                                  Esquirla N° 22

Sólo quería salvarme de morir
entonces se presentó la oportunidad,
en mi vida te encontré te conocí...
y sin la más mínima respuesta,
en mi vida te perdí...


Esquirla N° 23

Más allá de la fría tormenta
más allá del tórrido huracán
más allá de ese loco tornado
encontrarás mi frío, tórrido
                      y loco corazón.


Un poético abrazo.

Hortensio.

lunes, 2 de junio de 2014

En un cuarto de hotel.

Esta entrada, es para hacerle un pequeño homenaje a quien yo considero una de mis poetizas preferidas... Maria Monvel cuyo nombre verdadero era Tilda Brito Letelier. Nació en Iquique en 1899 y murió a la tierna edad de 37 años en Santiago, en 1936. De Ella dijo la Mistral: Maria Monvel fue "la mejor poetiza de Chile, pero más que eso: una de las más grandes de nuestra América, próxima a Alfonsina Storni por la riqueza del temperamento y a Juana (de Ibarburou) por la espontaneidad. Que plenitud en mis acuerdos con la Novel... pero oigámosla en esa finura de erotismo, sin más preámbulos: 


                                                            En un cuarto de hotel.

Un lindo cuartico de hotel
En un cuarto de hotel lindo y desconocido:
- horizontes azules, focos esmerilados-,
en donde entramos juntos, absortos y turbados
por el fiero imposible que habíamos vencido.

El me beso en la boca, y le entregué rendido
mi cuerpo frágil, dulce, deseoso y extenuado...
¡Oh reposo indecible después de lo pasado!
¡Oh delicia inefable después de lo sufrido!

Yo no sentí rubor de mi carne desnuda
la dicha ahogaba como una mano ruda
y el cristal de mis ojos se enturbiaba de llanto

mientras él de rodillas, con sus besos furtivos,
abrazaba el marfil de mis pies sensitivos
con la fiebre ardorosa de su boca de santo.

                                          (Maria Monvel 1899-1936)


Después de un fuerte abrazo, les deseo lo mejor.

Hortensio





domingo, 1 de junio de 2014

Un cuento de la tradición Sufí.


El más grande símbolo de la cultura Sufí.
Un emperador estaba saliendo de su palacio para dar un paseo matutino  cuando se encontró con un mendigo.

Le preguntó:
- ¿Qué quieres?

El mendigo se rió y dijo:
- ¿Me preguntas como si pudieras satisfacer mi deseo?

El rey se rió y dijo:
- Por supuesto que puedo satisfacer tu deseo. ¿Qué es? simplemente dímelo.

Y el mendigo dijo:
-Piénsalo dos veces antes de prometer.

El mendigo no era un mendigo cualquiera. Había sido el maestro del emperador en una vida pasada. Y en esta vida le había prometido: "Vendré y trataré de despertarte en tu  próxima vida. En esta vida no lo has logrado, pero volveré..."

Insistió:
-Es un deseo muy simple. ¿Ves aquella escudilla? ¿Puedes llenarla con algo?

Por supuesto - dijo el emperador.
Llamó a uno de sus servidores y le dijo:
- Llena de dinero la escudilla de este hombre.

El servidor lo hizo... y el dinero desapareció. Echó más y más y apenas lo echaba desaparecía. La escudilla del mendigo siempre estaba vacía.
Todo el palacio se reunió. El rumor se corrió por toda la ciudad y una gran multitud se reunió allí. El prestigio del emperador estaba en juego.

-Estoy dispuesto a perder mi reino entero, pero el mendigo no debe derrotarme.

Diamantes, perlas, esmeraldas... los tesoros iban vaciando. La escudilla parecía no tener fondo. Todo lo que se colocaba en ella desaparecía inmediatamente. Era el atardecer y la gente estaba reunida en silencio. El rey se tiró a los pies del mendigo y admitió su derrota.


Escudilla precolombina.
Le dijo:
- Has ganado, pero dime antes de que te vayas, satisface mi curiosidad. ¿De qué está hecha tu escudilla?

El mendigo se rió y dijo:
- Está hecha del mismo material que la mente humana. No hay ningún misterio secreto... simplemente está hecha de deseos humanos.

Un abrazo desprovisto de codicia.

Hortensio.