Plácido domingo, en el que quiero rendir tributo a un ser extraordinario, que a pesar de su dolorosa tragedia personal (tuberculosis en los huesos) que lo llevó a la amputación de una de sus piernas, desde la cama del hospital, dio a luz una pieza de gran fuerza ante la adversidad de la vida para fortalecer el alma de coraje ante las vicisitudes y obstáculos que hacen de la existencia casi insoportable; es el pequeño grande poema que llamó: INVICTUS (en latín, inconquistable) escrito en 1875 por el inglés William Ernest Henley (1849-1903) y quien sucumbió ante la muerte a los 53 años de vida, dejando una gran obra poética que lo incrusto en la inmortalidad del "Parnaso de los Líricos"...
El poeta y su tragedia... |
Invictus
En la noche que envuelve,
negra, como un pozo insondable,
doy gracias al Dios que fuere
por mi alma inconquistable.
En las garras de las circunstancias
no he gemido, ni llorado.
Bajo los golpes del destino
mi cabeza ensangrentada jamás se ha postergado.
Más allá de este lugar de ira y llantos
acecha la oscuridad con su horror.
Y sin embargo la amenaza de los años me halla,
y me hallará sin temor.
Ya no importa cuán estrecho haya sido el camino
ni cuantos castigos lleve a mi espalda:
soy el amo de mi destino,
soy el capitán de mi alma.
W.Henley 1875
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Un fuerte abrazo.
Hortensio.