La Mentira de una Vida.
No quería oscurecer éstas páginas con narrar una crónica sombría sobre esa existencia procelosa y existencial porque eso es insidiosamente vano, aparentemente trivial y profano. Todo era cenizas, entre lo arcano y lo oscuro, entre lo difuso y lo real que borra todo lo vivido y anuncia que ya no se existe pues se han perdido los únicos instantes simples que valieron la pena ser guardados y eso se convierte en un sentimiento de crueldad inimaginada...
Sin embargo, el dueño de esa mentira insistió en vivir frenéticamente en ese infierno de alcohol, de alquimias inconclusas, de dolor sin desmesuras, de magia y tristezas. Sí... vivir para iniciar ese viaje al interior de las tinieblas inacabadas de un ser que envueltas en espirales de hastío y desesperanzas, de dolor y soledad, no son sino trampas de un destino despiadado que todo lo hunde en las arenas movedizas de los recuerdos perdidos.
Sí, era como una metáfora infamantemente estéril que se perdió en la memoria de una noche eterna que se transmutó en agonía que presagiaba muerte al dejar el barco a la deriba de un piélago tormentoso de incertidumbres impensadas y malsanas, porque siempre se nego a pactar con esas, las asquerosidades de la infame sociedad humana en la que le toco subsistir, carente de tiempo, de sonidos, sin lugares y sin nombres.
Sin embargo, insistió en vivir frenéticamente.
El pasado 6 de octubre, hace 5 años, en las horas de la mañana y a la edad de 69 años nos dejó para siempre víctima de un asesino llamado cáncer, el gran poeta peruano Antonio Cisneros, en su memoria un pequeño homenaje a su obra y vida, con un poema que siempre me gusto y dice así:
Para hacer el amor
Para hacer el amor
debe evitarse un sol muy fuerte sobre los ojos de la muchacha
tampoco es buena la sombra si el lomo del amante se achicharra
para hacer el amor.
Los pastos húmedos son mejores que los pastos amarillos
pero la arena gruesa es mejor todavía.
Ni juntos a las colinas porque el suelo es rocoso ni cerca
de las aguas.
Pero el reino es la cama para éste buen amor.
Limpios los cuerpos han de ser como una gran pradera:
que ningún valle o monte quede oculto y los amantes
podrán holgarse en todos sus caminos.
La oscuridad no guarda el buen amor.
El cielo debe ser azul y amable, limpio y redondo
como un techo y
entonces la muchacha no verá el Dedo de Dios.
entonces la muchacha no verá el Dedo de Dios.
Los cuerpos discretos pero nunca en reposo,
los pulmones abiertos, las frases cortas.
Es difícil hacer el amor pero se aprende.
Antonio Cisneros
(1942- 2012) Lima.
De: Comentarios Reales.
Un gran abrazo alejado de mentiras.
Hortensio.
Hortensio.