miércoles, 1 de mayo de 2019

Los mártires de Haymarket.

Elige un trabajo que te guste y no tendrás
 que trabajar ni un sólo día de tu vida.
Confucio.

El trabajo es el refugio de los
que no tienen nada que hacer.
Oscar Wilde.

Si no puedes trabajar con amor sino solo con desgana.
mejor será que abandones el trabajo y te sientes a la puerta
del templo a recibir limosna de los que trabajan con alegría.
Khalil Gibran.

Los trabajadores y el día del trabajo...
Sí... hoy es 1° de mayo, día universal del trabajo y muchos se preguntarán ¿porqué se celebra y cual es el origen de éste día tan especial...? pues su verdadero origen fueron las luchas de los trabajadores de Chicago y de los Estados Unidos, por las reivindicaciones sociales por y la consecución de la jornada laboral de las ocho horas, sobre las patronales... y eso se decidió - en el Cuarto Congreso de la American Federation of Labor del 17 de octubre de 1884 - que si el 1° de mayo de 1886 no se hacía efectiva la reducción de la jornada laboral, entre ocho y diez horas al día, la Central iría a una huelga general en todo el país. En aquella época los industriales gringos hacían trabajar a sus "esclavos" hasta 18 horas en una forma casi inhumana.

Entonces llegó la hora y la fecha... con la consigna de "ocho horas para el trabajo, ocho horas para el sueño y ocho horas para la casa" y más de 200.000 trabajadores de la industria pararon, pero en la fábrica de maquinaria agrícola McCormik, la policía atacó disparando a quemarropa matando a 6 trabajadores e hiriendo a más de cien de ellos. Unas horas después del ataque se convocó a un acto de desagravio por la violencia y brutalidad policial en la plaza de Haymarket a las 7 y media de la noche al día siguiente cerca de 20.000 trabajadores que asistieron al acto de nuevo fueron reprimidos con un número indeterminado de muertos... los principales cabecillas de la manifestación fueron acusados de la muerte de un policía.


En junio 21 comenzó "el juicio" a 31 obreros anarquistas acusado del homicidio y de iniciar la batalla en Haymarket, pero a la final con un proceso llenos de irregularidades jurídicas, solo se condenaron a ocho de ellos luego de que el fiscal exhortara el juez a castigar a "estos hombres, haga un ejemplo de ellos, cuelguelos y salve nuestras instituciones." La xenofóbica audiencia pedía la pena de muerte para esos "malditos extranjeros comunistas"; cinco de ellos fueron condenados a la horca y tres a prisión. Los encarcelados fueron: el inglés de 39 años Samuel Fielden, quien era un obrero textil y a la vez era un pastor metodista; el alemán de 33 años Michael Swabb, tipógrafo; y el norteamericano de 36 años Oscar Neebe, vendedor. Los dos primeros fueron sentenciados a cadena perpetua y el último a 15 años de trabajos forzados.

El nefasto día del 11 de noviembre de 1887 se ejecutaron en la horca al alemán de 50 años Georg Engel, tipógrafo; el alemán de 30 años Adolf Fischer, periodista; el alemán de 31 años Hessoism Auguste Spies, periodista; y el activista norteamericano de 39 años Albert Parson, periodista, quien pese a probarse que no estuvo en el lugar de los hechos, en acto de valentía y sacrificio por la causa y solidaridad con sus compañeros, se entregó. Por último el alemán de 22 años Louis Linng, carpintero y quien despues de ser torturado se suicidó en su celda antes de la ejecución.


Después de haber sido condenado a la pena capital Albert Spies, dijo a sus verdugos:

"Si creéis que ahorcándonos  podréis acabar con el movimiento obrero... el movimiento del cual los millones de oprimidos, los millones que laboran en la miseria y la necesidad esperan su salvación... si esta es vuestra opinión, entonces ¡ahorcadnos! Aquí pisoteáis una chispa, pero allí y allá, detrás de vosotros, frente a vosotros, y por todas partes, las llamas surgirán. Es un fuego subterráneo. No lo podréis apagar"

En aquellos días el gran héroe cubano José Martí, era corresponsal de La Nación de Buenos Aires y en estos términos cubrió la noticia que daría la vuelta al mundo:

"...salen de sus celdas.Se dan la mano, sonríen. Les leen la sentencia, les sujetan las manos por la espalda con esposas, les ciñen los brazos con una faja de cuero y les ponen una mortaja blanca como la túnica de loa catecúmenos cristianos. Abajo está la concurrencia, sentada en hileras de sillas delante del cadalso como en un teatro... Firmeza en el rostro de Fischer, plegaria en el de Spies, orgullo en el de Parsons, Engel hace un chiste a propósito de su capucha, Spies grita: 'La voz que vais a sofocar será más poderosa en el futuro que cuantas palabras pudiera yo decir ahora'. Les bajan las capuchas, luego una seña, un ruido, la trampa cede, los cuatro cuerpos caen y se balancean en una danza espantable..."

Siete años más tarde en gobernador de Illinois, Jhon Peter Altgeld declaró la inocencia de los ocho trabajadores y liberó a los tres supervivientes, y ordenó con el visto bueno de la duma de Chicago, levantar un monumento para depositar los restos de los ejecutados y así poder honrar su memoria.

Conmovido de ira, el ultra derechista presidente republicano G.Cleveland, al ver la declaración de inocencia del gobernador de Illinois, decretó que el Labor Day (día del trabajo) sería el primer lunes de cada septiembre, para evitar el crecimiento del socialismo y su malvada influencia en el pueblo decente de los Estados Unidos. Los sindicalistas americanos le llamaron. "El día de la sumisión del trabajador" y pese que allí en el 'pueblo de la libertad' la jornada de ocho horas por las que murieron los "Mártires de Haymarket" se vino a reconocer el todos los estado en el año de 1935, en muchos estados mucho antes de ésta fecha ya habían reconocido la jornada.

Eterno y glorioso recuerdo universal para esos ocho sindicalistas de la Noble Orden de los Caballeros del Trabajo.

Hortensio.

El sentido monumento a los 'Mártires de Haymarket'
en el cementerio casero del bosque de Forest Park.
Chicago Illinois, en donde reposan sus cenizas.