domingo, 22 de septiembre de 2019

La condena...


Hoy extrañé esa nada que había entre tú y
 yo, sutil y callada, sobreentendida y total.
Anónimo.

Y la vida siguió como siguen las 
cosas que no tienen mucho sentido.
Joaquín Sabina.


Sombra perdida entre las sombras,
¿cómo recuperarte, rehacerte, vida?
Jaime Sabines.

De nuevo en este Plácido domingo, con un poema de desamor que dedicó a un hombre que arraigado en su hogar, lo perdiera todo. Le escribió a su amada esposa por allá en el año de 2015, tras una crisis matrimonial que se suscitó. Él por sus constantes infidelidades y al que no daba mayor importancia pero, Ella si lo tomo en serio y lo dejó... él desesperado por su ya triste situación y ya con una edad provecta que no aceptaba regresos, claudicó; llamo al poema...

La imagen triste del desamor...

La condena.

Puedo ser ésto solo un momento deseado y nada más,
pues no te imaginas cuanto te necesito, cuanto... cuanto.
Sabes que eres la ventana al único mundo que creamos
pues siempre he llamado al desamor por miedo... amor.

He salido ileso del laberinto mental en el que estoy contigo
para dejar mi marca de agua en tu agitado y raro corazón.
Y considerando que mi barca embriagada por tu sutil aroma,
ya cruzó sin nostalgias el cabo de mis tristes tormentas, ese
cabo de mala esperanza que anida peligros inimaginables, se
que me llevan en directo al agujero negro de tu mente lúcida
en busca siempre terca y aventurada de la razón ilógica de tu amor.

Exigiendo sólo de la vida el silencio mortal de tu complicidad,
sabes que soy un eremita gangrenado e incapacitado para el
miedo que me produce ese sueño que sí llegó a pesadilla real,
porque de gracia llenas todo de serenidad y de insinuativa duda
convertida en intransigente orgullo degenerado en pus de vanidad.

Sabes que soy lanza rota de una batalla perdida
que quedó botada en el sendero herido
 de la infamia y la ingratitud,
 y como no tengo nada que legar, 
te dejo la condena de mi triste recuerdo 
como el final acabado de mi deseo.

Sé que lo botarás al muladar de los olvidos pero
 de algo si puedo estar seguro de que alguien
 o algo te retornarán a mis cenizas...
esas que un día con desprecio botaste
 al viento de la desmemoria.

                                                                                       Farwel 2010.


¿Cuantos en la vida ruedan así...?

Un triste abrazo.

Hortensio.