Me ha parecido interesante y casi exótico, poder llevarle a mis ocasionales y fieles lectores (no se de ninguno) el anatema por el cual los católicos son excomulgados por herejes (por fortuna ya no los queman) los miembros de la Iglesia que comenten pecados gravísimos contra ella o sus representantes de Dios en la tierra.
El papa. |
En una ceremonia muy especifica y especial, el Papa recita la llamada "Pontificale Romanum"; para la ocasión se vestía con una capa morada (símbolo de penitencia) y en su mano izquierda llevaba un cirio encendido y rodeado de 12 curas (como los 12 apóstoles o secuaces) con igual número de cirios y pronunciaba el Anatema Final, que decía con entonada y tétrica voz:
"Por lo tanto, en nombre de Dios todopoderoso, Padre, Hijo, y Espíritu Santo, de San Pedro, Príncipe de los apóstoles, y de todo los Santos, en virtud del poder que nos ha sido otorgado de atar y desatar, en el Cielo y en la tierra, privamos a ( aquí se pronunciaba el nombre del desgraciado) mismo y a todos sus cómplices y quienes le presten ayuda, de la comunión del cuerpo y la sangre de Nuestro Señor, lo separamos de la sociedad de todos los cristianos, lo excluimos del seno de nuestra Santa Madre Iglesia, en el Cielo y en la tierra, lo declaramos excomulgado y anatematizado, y lo condenamos al fuego eterno con Satanás y sus ángeles y réprobos, mientras no rompa las cadenas del demonio, haga penitencia y satisfaga a la Iglesia; lo enviamos a Satanás para que mortifique su cuerpo, para que su alma pueda ser salvada el día del Juicio Final."
Los 12 curas respondían en coro: "Fiat, fiat, fiat" (que asi sea) y todos incluyendo al Papa de turno ponían los sirios en el piso. Se enviaba la noticia escrita a todos los sacerdotes y obispos cercanos al excomulgado y la causa de su Anatema, para que no tuvieran comunicación alguna con el desgraciado.
Pero aquí viene lo mejor: imaginense, a pesar que el pobre católico caído en desgracia era mandado a vivir con Lucifer y sus ángeles del mal, el Papa tenía una formula secreta para poder quitárselo y volverlo a traer al seno de la Santa Madre Iglesia y darle la absolución del caso... Imagino y de ello no estoy seguro del todo, que ello dependía de una muy generosa y gran 'Indulgencia' en oro o en especias, por ejemplo... Tierras.
Las consecuencias de ésta excomunión, de éste Anatema contra Martín Lutero, ya la conocemos de sobra... La Protesta. Se cuenta que cuando el rey Enrique VIII leyó su Anatema de excomunión en los términos que hemos leído, soltó una estruendosa carcajada que prolongo hasta las lagrimas y cogiéndose su voluminosa panza casi se cae de su trono, desde luego que con su risa contagio a la corte que también estallo en carcajadas... No falto el idiota católico que comento con indignación que el monarca reía nerviosamente de miedo; ya sabemos las consecuencia de este Anatema: La iglesia Anglicana.
Bueno, ahora opinen Ustedes, ¡Un abrazo!
Hortensio.
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