I.
Cuando duermas sin poder soñar,
cuando llores sin dejar caer tus lágrimas,
sentirás que la ausencia soñó sin sueño
y lloró silencios de orgasmos sollozados.
II.
Niña necia, ¿por qué me preguntas qué es amar?
difícil de decir... Amar es un fuego escondido,
un sabroso veneno y una agradable llaga...
una dulce amargura y una deleitable dolencia,
un alegre tormento que nos da un riesgo que
siempre vale la pena de llevar en la memoria.
Ven acércate que te voy a amar aquí y ahora,
para que yo pueda entrar en tus recuerdos.
III.
Llegaste a mi vida una tarde de un día...
y no sé cómo me enamoré de tí,
y no sé cómo me llenaste de amor y alegría,
y no sé cómo conocí la angustia de la pérdida
y no sé cómo la tristeza y el dolor...
una tarde de un día comprendí que no eras para mí
IV.
¿Quién te permitió seducir la tranquilidad de mis sueños?
¿Quien te dejó tocar éste terciopelo azul de mis noches?
Vete al rincón de mis tristezas y besa el pesado dolor
de tus engaños para que puedas morir tranquila en el
abismo sin fin y cruel de mi desprecio...
V.
Dame un instante para sentir en mi piel tus gemidos,
y un instante para poder darte los gemidos de mi piel,
y poder decir sin el dolor cruel, que ya te puedes ir....
bello y fugaz instante.
VI.
Y creía que nada era perfecto hasta hoy... te conocí.
Y tus besos devoraron mi cuerpo y me dejé consumir.
Agradezco a tus padres el haber creado semejante
proyecto de arquitectura erótica dedicado a la belleza,
obra maestra de inmaculado valor, templo arcano que
no imaginó Fídias al crear la hermosura de su venus
guiado por la silueta de la inefable Friné...
Y yo que creía que nada era perfecto y hoy te conocí.
VII.
Y dejó constancia al rendir su vida a lo inevitable,
como lo hicieron tantos y tantos hombres y mujeres
que dejaron su impronta indeleble como certificado
notarial de fe y presencia de ese mundo bello y cruel
en el que les tocó vivir y llenar sus anhelos, sus sueños,
sus amores y temores que hicieron de esa vida única
destino que les jugó el detalle ineludible de estar
acorralados en ese lapso de tiempo y espacio que sin
proponérselo, ocuparon; por ese simple detalle,¡escribo!
Un fuerte abrazo peregrino.... sin son ni tòn.
Hortensio.