martes, 30 de junio de 2015

Perdido en el silencio.



Es sabido que el absurdo es
consustancial a la vida de la 
criatura humana.

                    Farwel




Parte tercera.

El viento blanco.

Las alucinaciones de una agonía. (A)


Y me dormí...

Mientras dormía empecé a sentir un intenso frió, me atacaba inmisericorde y fue de tal magnitud que me sentía perdido en un 'blizzard' ese que se da en la tormenta polar que los esquimales llaman 'el viento blanco' del Ártico, buscaba un iglú, 'un montículo de gaviota' (los 'habitantes del hielo' saben de qué se trata eso, cuando se les viene encima una tormenta) un liquen para hacer fuego, pero el hielo congeló el fuego, temblaba y mis huesos crujían, mis mandíbulas parecían castañuelas andaluzas... entré en una severa hipotermia y, ¿ahora qué...? Estaba pensando en medio del hielo de la nada y no he muerto todavía ¡ya es algo! y en éste absurdo optimismo y a punto de claudicar en mi total abandono, una figura femenina me recogía y me arrastraba a no se donde, 'el viento blanco' no me dejaba mirar más allá de mi nariz congelada, era un refugio dentro de un gigante bloque de hielo y era tibio, y era respirable, y era sosegado y era era un duende ¡¿una duende?!... qué susto, era una pesadilla y lo peor, no podía despertar.

Entonces recordé una leyenda de Groenlandia. Vestida de blanco de cabeza a los pies, ataviada con una piel de oso polar inmaculadamente blanco, una duende del Ártico o Ingnerssaak, recogió a un esquimal moribundo y le salvó la vida pero a cambio le pidió un hijo, y así sucedió, el pobre esquimal pasó allí nueve meses y el niño nació, cuando este cumplió tres años, el padre que añoraba su pueblo y a su gente amiga, en un descuido de la duende se robó al pequeño y regresó a su aldea.

Una Ingnerssaak.
Pero la ingnerssaak (valla nombrecito) una noche de un día se le apareció en la casa al secuestrador y le profirió una terrible amenaza:- "Cuando  mi hijo tenga edad para salir a cazar, con su kayak y en compañía de sus amigos, él regresará a mí y tú volverás al 'viento blanco' y allí en solitario te convertirás en un témpano".

Y el tiempo pasó inexorable y el muchacho construyó su primer kayak, sus arpones y sus cuerdas, en una tibia mañana sin que el pobre esquimal se diese cuenta zarpó en compañía de sus amigos a cazar focas y osos para traer a casa su carne y sus pieles. Cuando se enteró, el pobre hombre se sintió desolado pues pensaba que "no hay fecha que no se llegue ni plazo que no se cumpla" y el sol realizó su periplo geodésico y ya al anochecer todos regresaron menos su hijo... el pobre esquimal salió a buscarlo a por la orilla del mar, gritando su nombre a todo pulmón; así desesperado lo busco por varios días y llegó la tormenta y el 'viento blanco' lo envolvió.

Cuando estaba a punto de congelamiento sintió la presencia de la Ingnerssaak, vestida con su piel de oso polar de blanco inmaculado, que lo arrastró de nuevo al iglú que le era conocido y tibio, allí estaba su hijo metido en un bloque de hielo...: - "Solo con tu sacrificio, el recobrara la vida y podrá salir del hielo". - ¡Acepto! lo dijo con decisión, movido por su amor de padre. ¿qué debo hacer? - "Me darás tu corazón y para eso tendré que sacártelo, no morirás hasta que nuestro hijo recobre la vida y el conocimiento". -Acepto y eso me hará feliz y lo podré soportar, hazlo... un enorme cuchillo de cacería se alzó a la luz de la hoguera de liquen... ¡Yá! fue un grito ahogado y profundo, gutural, de nuevo ¡Yá! un electrochoque en el pecho me había hecho saltar grotescamente en el lecho de moribundo...¡Volvió! fue la palabra que con satisfacción soltó la enfermera que vestida de pies a cabeza de estricto uniforme blanco, sonrió y yo buscaba en ella la piel de oso polar sin mácula.   

Había hecho un paro cardíaco, nada grave por supuesto, solo un paro; me cubrieron con una cobija térmica, Aida, en un rincón de la habitación con sus manos tapándose la boca como para no gritar no lo podía creer, ahí estaba la llama al viento que no se quería apagar. La careta de oxígeno con su meliflua y pausada melodía me arrullaba cíclicamente, y levanté un poco mi pesada mano izquierda como para llamarla a mi lado y pensaba absurdamente que siempre levantaba la siniestra, no se el porqué pero me acordé de mis años en la Universidad Nacional cuando en compañía de mi amigo el 'cura guerrillero' Camilo Torres, la alzaba con el puño cerrado al cantar el himno de nosotros los proletarios: "La Internacional" hasta el final... ella vio mi seña siniestra y se acercó tomándome la mano y apretándola levemente con sus tibias manos y la boba pregunta de siempre salió de sus labios: - ¿Cómo te sientes? le apreté un poquito sus manos tibias, ¡que! ¿ya lo dije? que me importaba a estas alturas del paseo cuando puedo decir lo que me dé la puta gana, lo que pasa es que nadie me escucha; quiero descansar pero sin dejar de pensar y estaba pensando como nunca...

Un eco lejano llegaba a mi: "el Señor está delirando y no demora en entrar en coma" y dele con el 'coma' y yo muriéndome de hambre y ésta me está matando y de nuevo comienzan mis alucinaciones. 


Fin de ésta otra parte.

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