sábado, 15 de noviembre de 2014

¡No me invitaron a almorzar...!

Hoy hace exactamente ocho días, el dueño de una empresa papelera (...) por insinuación de un amigo que funge como psicólogo empresarial y dentro de las efemérides conmemorativas de los 25 años de su fundación, me invitaron a dar una conferencia -pequeña charla como la llamo yo- en sus instalaciones y con asistencia obligatoria de todo el personal.

Así son los empleados exitosos...
Durante media hora repetí y repetí toda la 'cháchara' de motivación empresarial y todo iba muy bien... de repente me acordé de mi pequeña libreta de apuntes que siempre me acompaña y lo que tenía allí anotado... en la noche de viernes, curioseando a mis amigos blogueros encontré a una joven y contestataria mejicana que se llama MAR y leyendo su última entrada me llamó la atención un pequeño párrafo que de inmediato escribí en la susodicha libretica, de inmediato la saqué del bolsillo de mi chaqueta y la puse sobre la mesa, continué... mi disertación y dije:

Para concluir esta pequeña charla, quiero compartir con Ustedes el pensamiento de una gran intelectual mexicana experta en estos decisivos temas, Ella es categórica en decir que: "Todas las empresas exitosas muestran empleados felices con un futuro brillante y adinerado, pero nadie dice que en el contrato vendes tu alma, la alegría de laborar en algo agradable lo cambias por trabajo simple, pesado, tedioso y constante. Les da miedo la libertad individual y Dios no quiere que en horas laborales te vean sonreír porque entonces el contrato reclama el trozo de alma que bien guardaste en el cajón del escritorio". Hasta aquí la pensadora mejicana, por mi parte yo quiero felicitarlos por el privilegio de estar laborando en una empresa como ésta.

La base aplaudió de pie hasta rabiar y los dueños desconcertados porque no entendieron el mensaje o les pareció inapropiado aunado a la euforia de los empleados que se acercaban a felicitarme, llamaron aparte a mi amigo el psicólogo, quien al rato me retiro a un lado, me entregó un cheque correspondiente a mis precarios y cuestionados honorarios y me acompañó hasta la portería... ante mi silenciosa protesta, solo acertó a decirme : -¡después te comento...! fue la despedida.
Un empleado exitoso
 que no pudo cumplir sus metas empresariales...
Me perdí el delicioso asado que olía a gloria, 'ternera a la llanera' y su compañera inseparable una cerveza helada; bueno, ¿y qué fue lo que no les gusto?... Hay, las cosas que me pasan a mi. 

Un abrazo de sindicato "feliz".

Hortensio


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