Ultimamente he estado muy allegado al arte que hizo famosa a mi mamá, la culinaria y que culminó con la publicación de su libro que es una pequeña obra maestra de ese arte... y Margarita Bernal, ha escrito una maravillosa -para mi, magistral- columna que denominó "El sabor de la guayaba" que transcribiré, porque vale la pena que la 'blogsfera' se identifique con ella como me pasó a mí. Inicia ella su artículo y su 'entrada', con ésta simple pero difícil pregunta ¿A que saben los recuerdos? sí, esos recuerdos que ineludiblemente están vinculados con los sabores de la cocina de nuestra niñez...
Mi invitada de honor, la chef colombiana Margarita Bernal, autora del artículo transcrito y que huele y sabe a cocina de mamá... que recuerdos ¡gracias! |
"Hagamos el simple ejercicio de volver a la infancia, usando como vehículo de la memoria el platillo preferido. Es entonces cuando todos nuestros sentidos se estimulan y estremecen, recordando los ruidos que salían de las cocinas de nuestras madres o abuelas, o los olores que emanaban de las ollas hirviendo a borbotones o los sabores que dejaron huella y se quedaron tatuados por siempre en nuestra mente. Nada más evocador que el olfato y el gusto, y cuando van de la mano juntos en una misma receta, es cuando nuestros pensamientos abordan esas épocas únicas, llenas de vivencias inolvidables".
La vida a mordiscos.
"Cada lugar, cada región, cada persona y cada hogar tiene sus propios recuerdos. Muchos permanecen guardados en la memoria gustativa del paladar, posiblemente porque fueron los preferidos de nuestras madres durante la gestación, o porque fueron parte de nuestra mesa. Cuando saboreamos algo que nos resulta familiar, surge una inesperada e inexplicable atracción que nos envuelve".
"Através de la comida se construye la historia de nuestras vidas, y alrededor de ésta hemos aliñado un camino que se puede recorrer una y otra vez sin perder el rumbo, con un simple mordisco. Los recuerdos están ahí, esperando ser despertados, ellos no buscan nada nuevo solo aspiran a que un olor, una textura o un sabor los resuciten, cuando se creían olvidados".
"Hoy, el negocio culinario está lleno de novedosas propuestas pero confieso que nada supera la sensación que me produce cada cucharada del ajiaco con pollo (plato bogotano) de mi casa, transportándome a un mágico paisaje lleno de alegría, cariño y buenos momentos. Mi historia sabe y huele a pepino relleno, caldo de costilla, curuba con crema, arroz con pollo, lentejas con huevo frito, jugo de guayaba y cuajada con 'melao'. ¿Y la suya?".
Nuestro famoso ajiaco santafereño con todos sus acompañantes. |
Qué pregunta más bonita pero objetiva... y qué más sentimental, porque esos recuerdos son puro sentimientos de hogar y de verdad mágico, los sabores del recuerdo tengo la certeza que cada ser humano en su fuero muy interno los lleva consigo es lo que se denomina la memoria olfativa y la memoria gustativa que son disparadas, la una al oler un aroma en especial y la otra al probar algún bocado determinado, en forma casi que instantánea (¿será que se puede medir? ¡velocidad de la luz!) viajamos al pasado por esos senderos de nuestras neuronas y recordamos muy vívidamente sitios, lugares y personas, casi siempre positivamente con cariño pero en veces negativamente y las despreciamos.
Aquí se trata de los recuerdos gustativos que siempre- en mi caso- me llevan a mi hogar de cuando con mis hermanos fuimos felices en compañía de mis padres y en especial de mamá que con tanto gusto y tanto amor nos cocinaba aquellos platillos que fueron y serán algo de lo más bello que nos pudo haber pasado... plena razón le asiste a Margarita, cuando escribió su extraordinaria columna, los sabores tienen sus recuerdos y ellos son parte importante de nuestra historia. Los recuerdos tejen lo que somos... somos recuerdos.
Un abrazo gustativo.
Hortensio.
Aquí se trata de los recuerdos gustativos que siempre- en mi caso- me llevan a mi hogar de cuando con mis hermanos fuimos felices en compañía de mis padres y en especial de mamá que con tanto gusto y tanto amor nos cocinaba aquellos platillos que fueron y serán algo de lo más bello que nos pudo haber pasado... plena razón le asiste a Margarita, cuando escribió su extraordinaria columna, los sabores tienen sus recuerdos y ellos son parte importante de nuestra historia. Los recuerdos tejen lo que somos... somos recuerdos.
Un abrazo gustativo.
Hortensio.
Hola Hortensio: Ha sido un buen acierto la transcripción que has hecho de tu invitada. Ella escribe del ajiaco con pollo y recordé con fruición el ajiaco de charqui que se hace especialmente en el sur de Chile; ¡Qué simple y qué sabor! Acá, en Santiago, está casi olvidado.
ResponderEliminarMe quedo en tu blog. Abrazos.
No sabía que por allá en esas bellas tierras australes existiera otro ajiaco, el de charqui. ¿De casualidad tienes la receta que con tanta fruición recuerdas? sería fabuloso que la compartieras en una futura entrada de tu blog.
ResponderEliminarGracias por pasar por ésta que es tu casa, yo ya estoy en la puerta de la tuya.
Un fraternal abrazo, Vicente.
Hortensio Farwel.