Como todo buen negocio, las sectas cristianas han querido imponer cada cual sus dogmas sobre la existencia de un Dios, todos basados en la insensata "fe de carbonero" sin el más mínimo análisis crítico; nuestro invitado de hoy, fue un filósofo, un físico pero sobretodo un eximio matemático, que quiso hacerse la eterna pregunta sobre la existencia de Dios, no mediante el 'método científico', sino de la manera más sencilla... usando la simple lógica.
Pascal... duda siempre duda. |
Blaice Pascal, nacido en Clermont (Francia) por allá en el año de 1.623 en donde quedó huérfano de madre a la temprana edad de tres años, fue un genio precoz, cuando su padre es trasladado a Ruan como comisario real de impuestos, tomo afición por las matemáticas y el diseño, lo que lo llevó a construir una calculadora para sumar y ayudar a su padre en llevar las cuentas del recaudo, la llamaron 'la Pascalina', luego incursionó el la hidrostática y el vacío, se cuenta que para olvidar un dolor de muela, Pascal inicio su estudio de la cicloide que lo llevó a desarrollar 'el cálculo diferencial' y me haría interminable en narrar los aportes científicos de este sabio al bien de la humanidad, sólo que murió en París en 1.662
Volviendo a su famosa "apuesta", Pascal no intenta demostrar la existencia de Dios pues lo da por cierto... es cristiano de la secta jancenista, en pocas palabras, la apuesta viene a decir que, dado que no sabemos y no podemos saber si Dios existe, tenemos que considerar el tema como una apuesta en la que cada opción tiene una probabilidad y una recompensa/castigo. Así, las dos opciones que considera son, o bien existe ese Dios o nó categóricamente.
De igual forma, podemos actuar de dos maneras... como si existiera o como si no existiera. Si Dios existe y actuamos de conformidad, la recompensa sería ese 'hábitat extraterrestre' llamado comúnmente 'el cielo', mientras que de lo contrario si actuamos como si no existiera iríamos a la 'quinta paila' de ese otro 'hábitat sulfuroso' llamado muy comúnmente 'el infierno'. En el caso de que Dios no exista, pues no pasaría nada en tomar alguna de estas dos decisiones, solo perdida de tiempo...
Según la sencilla lógica de Pascal concluye que, tanto si existe como si no existe Dios, lo mejor es actuar como si existiera. De esa manera, nuestras posibilidades de recompensa serían o 0, + más infinito, mientras que si actuamos como si no existiera nuestras probabilidades serían o 0 o, - menos infinito.
Pero, siempre los peros, ¿está bien planteada la apuesta? cuando uno se mete en un juego y va a plantear la apuesta en la que una solo desea ganar, pues debemos mirar las probabilidades de ganar esos premios que se obtienen en ambos lados... las críticas no se hicieron esperar y fueron los cristiano-centristas, los más acérrimos críticos; tal como está planteada, la apuesta se asume que únicamente es posible un dios, el cristiano. ¿Que ocurre con la inmensa cantidad de dioses que existen fuera del cristianismo? Cada religión exige un comportamiento diferente.
Si en realidad queremos estar seguros ¿qué hacer?... ¿vamos a la iglesia los domingos a misa, el sábado a la sinagoga y los viernes a la mezquita, por si acaso? ¿resamos a los santos católicos, realizamos ofrendas al shintoi japones, ofrendas a la Pachamama o quemamos niños en honor a Manes y así etc.,etc., porque ese si que es un problema, el de la pluralidad de creencias y religiones, contradictorias entre si pero todas válidas a los ojos de sus dioses... lo que es bueno para un dios y te premia, para el otro no y te condena; según esta teoría la apuesta está mal formulada de entrada; la pregunta está no entre las opciones de que Dios si existe o Dios no existe; sino que hacer entre miles de opciones: ¿que dios/ dioses adorar?... personalmente me gustan Zeus y Thor, pero Vishnú, no se les queda atrás.
Pero incluso si ignoramos la multitud de posibles religiones y creencias, la apuesta sigue teniendo fallas de importancia. Otro 'detalle' es el cálculo de probabilidades: está implícitamente planteada en la apuesta, que la existencia de Dios es, al menos, tan probable como su no existencia. Bien, si ésto fuera tan evidente, no habría tan encendidas discusiones sobre el tema a través de los siglos. Si llegamos a la conclusión de que la probabilidad de que exista un solo dios, es infinitamente pequeña y el planteamiento de la apuesta cambia sustancialmente. Y, dada la inmensa cantidad de dioses contradictorios que se adoran hoy en día y en el pasado, la probabilidad de acertar cual es el dios verdadero, suponiendo que éste exista... es casi nula.
Además, en muchas religiones, como la cristiana, le da gran importancia a la "verdadera fe", es decir, a realmente creer en Dios. Si uno simplemente actúa como si Dios existiera sin realmente creer en él, sino como producto de un cálculo de probabilidades, ¿realmente obtendría la salvación?
Por último está el problema de cómo cuantificar las recompensas y los castigos... según se plantea en 'la apuesta' original de Pascal, si no existe Dios, da lo mismo que uno crea o no en él. Pero, siempre los peros, ¿es eso verdad? por ejemplo: si un hombre se 'ordena' sacerdote o una pobre mujer se hace monja (católicos) y renuncia a disfrutar del exquisito y necesario sexo y a tener una familia y en general disfrutar plenamente de la vida, para que luego resulte de que no existe ese Dios al que se ha encomendado, ¿diríamos que no se ha perdido nada...? ¡Hummm...!
Si empleamos todos los domingos de nuestra precaria y corta vida en acudir a cultos y misas para escuchar... ya sabemos a quienes, basados en un Dios inexistente, ¿no perdemos nada?. ¡Hummmm...! Si realizamos costosas ofrendas para obtener favores de divinidades inventadas o si una pobre mujer se pone una 'burka' porque es lo que lo que ordena un Alá falso, ¿realmente, no perdemos nada? ¡Hummm...!
Así que deberíamos plantearnos, según la apuesta de Pascal, ¿en cuanto valoramos desperdiciar nuestra única, efímera y limitada vida? No sé los demás, pero yo consideraría ésta perdida de tiempo, como una verdadera condenación eterna... UNA PERDIDA INFINITA.
Un discutible y pascaliano Abrazo.
Hortensio.
Hortensio.
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